Acodado sobre la barra, el camarero ni sonrió. “¿Debate? No, aquí vemos béisbol”. Y no mentía: había diez pantallas, todas monopolizadas por los bates y las gorras. La imagen se repitió en todos los bares del centro histórico de Savannah, una de las ciudades más pintorescas de Estados Unidos. Si las noches del lunes están tomadas por el fútbol, la del martes del debate entre Donald Trump y Joe Biden fue de béisbol. No había humor para política en un año tan duro como 2020. Y tras la hora y media de debate entre los dos candidatos, ver béisbol se confirmó para muchos como la mejor opción. De la indiferencia se había pasado a la vergüenza.
“El peor debate presidencial de la historia”, dijo la cadena ABC segundos después de terminado. “¡Un desastre!”, añadió uno de sus comentaristas.
A diferencia de los bares de Savannah, que no estaban dispuestos a espantar clientes cambiando deporte por política en la primera noche otoñal del año, el mundo mediático estadounidense vivió con enorme excitación el debate e hizo un gran despliegue analizándolo. Como hace cuatro años, casi todos apuntaron contra Trump. Y pese a que Biden se vio avasallado con frecuencia ante la aplanadora presidencial, el que fuera vicepresidente de Barack Obama recibió comprensión y apoyo de la mayor parte de los medios.
“¡Lo que debe haber sufrido Biden! Donald Trump es una abominación”, dijo Stephen Colbert en “The Late Night” en la CBS. “Hoy se vio al abusador del que la gente está exhausta”, añadió en ABC Rahm Emanuel, ex jefe de gabinete de Barack Obama y ex alcalde de Chicago.
El momento más criticado por ABC, CBS y CNN fue cuando Trump se negó a rechazar el movimiento supremacista blanco. Pero Chris Christie, republicano y ex gobernador de Nueva Jersey, ofreció una visión diferente a la del progresismo mediático: vio “muy tembloroso por momentos” a Biden durante el debate y ve a Trump mejor posicionado para el segundo, que debe celebrarse el 15 de octubre en Miami.
“Si yo estuviera en el equipo de Biden estaría muy preocupado acerca de si se puede recuperar de esto”, advirtió Christie. Sean Hannity, comentarista estrella de Fox, coincidió: Biden estuvo débil, confuso, enojado y fue “arrollado” por Trump.
Casi al mismo tiempo, Harris se decía avergonzada. “No quiero imaginar lo que pensó de nosotros la gente en el resto del mundo al ver este debate”, dijo la candidata a vicepresidenta a MSNBC. “El presidente intentó llevarse por delante el debate, incluyendo al moderador”, añadió la senadora, que el 7 de octubre debatirá con Mike Pence.
Pero sí Trump llevó al debate los problemas con la cocaína de Hunter Biden, hijo del ex vicepresidente, el candidato demócrata llamó “payaso” al republicano. La noche se cerró, ya en los primeros análisis de urgencia en los medios, con una idea incipiente: ¿Y si se le pone fin a los debates? ¿Tiene sentido que la política ofrezca una imagen tan desagradable?
“Fue un momento lamentable para la democracia. Por Donald Trump, pero también porque (el moderador) Chris Wallace lo dejó. Espero que no haya más debates antes de la elección. Si los hay no perderé un solo minuto más de mi vida viéndolos. Los debates presidenciales actuales fueron inventados en 1960. Puede ser que hayamos visto el final de su provechosa vida”, escribió James Fallows en “The Atlantic”.
“Por lo que vi en las redes hicimos bien en no seguir el debate”, dijo ya enfilando la medianoche el barman de “The Marshall House”, un clásico de Savannah, mientras en la barra se hablaba de cualquier tema menos de política. Ninguno de ellos había leído un artículo de David Graham que ya circulaba en las redes: “Si queda algo de sentido común en esta nación... cancelen los debates”.
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