El presidente Donald Trump anunció el lunes que el gobierno federal comenzará a distribuir millones de pruebas rápidas de coronavirus a los estados en los próximos días, y exhortó a los gobernadores a utilizarlas para reabrir las escuelas para estudiantes desde kínder hasta 12do grado.
La campaña para expandir enormemente las pruebas diagnósticas en Estados Unidos ocurre mientras los casos nuevos de COVID-19 permanecen elevados, en más de 40.000 por día, y los expertos advierten sobre un probable aumento de infecciones durante los meses más fríos que se avecinan.
También se produce cuando faltan apenas cinco semanas para las elecciones presidenciales de noviembre, y mientras Trump enfrenta críticas continuas por su manejo de la crisis.
Las pruebas se enviarán a los estados en función de sus cifras de población y se podrán utilizar como los gobernadores consideren oportuno, pero el gobierno de Trump está animándolos a dar prioridad a las escuelas. Funcionarios de la Casa Blanca dijeron durante un evento en la Rosaleda que se enviarán 6,5 millones de pruebas esta semana y que se distribuirán un total de 100 millones de pruebas a los estados durante las próximas semanas.
Los funcionarios dijeron que el gobierno está enfatizando la necesidad de aplicar las pruebas en las escuelas porque cree que es importante para el desarrollo físico, social y emocional de los estudiantes estar de regreso en las aulas en la medida de lo posible.
Las pruebas de Abbott Laboratories permitirían que los padres sepan si su hijo asintomático tiene COVID-19. En algunos casos, los estados podrían evaluar cierta cantidad de estudiantes por semana o por mes para asegurarse de que la incidencia de coronavirus sea baja.
“Tenemos demasiados estados que están confinados ahora mismo”, comentó Trump. “Los gobernadores están… nadie sabe realmente lo que los gobernadores están haciendo”.
Las pruebas vendrán de un suministro previamente anunciado de 150 millones que se ordenaron a Abbott. La prueba rápida de la compañía, del tamaño de una tarjeta de crédito, es la primera que no requiere equipo de computación especializado para su procesamiento. Entrega los resultados en aproximadamente 15 minutos.
Las pruebas rápidas se consideran esenciales para reactivar la economía estadounidense. Pero su uso ha estado plagado de problemas desde los primeros días del brote.
Primero, el gobierno perdió semanas fundamentales distribuyendo y luego corrigiendo una prueba poco fiable desarrollada por científicos estadounidenses. Luego, durante meses, los laboratorios y hospitales privados tuvieron problemas para aumentar la capacidad de pruebas debido a una escasez de suministros clave, como los reactivos para realizarlas.
El tema es políticamente sensible para Trump mientras lidia con la pandemia que ha provocado la muerte de más de 200.000 de estadounidenses. Durante meses, el mandatario ha presionado a los dirigentes estatales y locales para que reabran las escuelas este otoño.
No fue sino hasta los últimos dos meses que la capacidad de pruebas de Estados Unidos ha superado en general la demanda. El principal funcionario de las pruebas del gobierno, el almirante Brett Giroir, comentó al Congreso la semana pasada que la nación pronto tendrá la capacidad para realizar 3 millones de pruebas al día, en promedio. Estados Unidos ha estado promediando alrededor de 900.000 pruebas diarias, de acuerdo con datos del COVID Tracking Project.
Con información de AP
MÁS SOBRE ESTE TEMA: