Trump vs Biden, primer round: el juego de las zancadillas y un listón bajo que se puede volver un búmeran

Este martes, en Cleveland, se enfrentarán en el primer debate. El Presidente disminuyó tanto la capacidad de su rival diciendo que es “un dormido”, que al candidato demócrata podría alcanzarle con una actuación discreta

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Donald Trump listo para lanzar
Donald Trump listo para lanzar sus ocurrencias sin filtro en su primer debate con Joe Biden. EFE/EPA/DAVID MAXWELL

Donald Trump se enfrentará a Joe Biden el martes en el primero de tres debates presidenciales, y en Washington creen que el presidente podría quedar en desventaja y hasta caer en su propia trampa. Por meses, Trump calificó a Biden de “viejito desmemoriado” y lo bautizó como “Joe, el dormido” (Sleepy Joe). El problema es que ahora tendrá que confrontar a un muy experimentado argumentador público, como es el candidato demócrata, y sus acostumbrados dardos diseñados para Twitter pueden no tener el efecto esperado ante un rival que se mantiene muy alerta cuando se para ante un pódium.

El equipo de asesores de Trump, aliados de la Casa Blanca, donantes republicanos y varios funcionarios salieron en las últimas horas a intentar levantar el perfil de “hábil debatidor” del ex vicepresidente con el objetivo de aumentar las expectativas sobre el demócrata y tratar de “lavar” el discurso de que se trata de un “dormido”. A diferencia de Trump que afirmó que Biden está “probablemente” tomando drogas para mejorar el rendimiento, el director de comunicaciones de su campaña, Tim Murtaugh, atribuyó la “bastante buena” actuación del demócrata en los debates a la capacidad de éste para "brillar cuando llegan las cámaras”, después de años de experiencia en la arena política. “Ocho años como vicepresidente, tres décadas en el Senado, dos debates como vicepresidente y acaba de salir de una docena de debates en las primarias demócratas donde derrotó a dos docenas de oponentes; ese es el Joe Biden que estamos esperando”, dijo Murtaugh.

Joe Biden charlando con la
Joe Biden charlando con la estrella de la NBA, Chris Paul y Tia Bazzelle, la dueña del restaurante Mert's Heart & Soul en Charlotte, North Carolina, donde estuvo haciendo campaña esta semana. REUTERS/Kevin Lamarque

El presidente insiste públicamente en que no ensaya para los debates y que se prepara “sólo haciendo lo que estoy haciendo”. Pero en la zona privada de la Casa Blanca, Trump estudia "en secreto” los videos de las actuaciones de Biden en los debates de 2008 y 2012 para buscar debilidades que pueda explotar. Aunque es cierto que no está haciendo los tradicionales simulacros de debate o sesiones dedicadas a memorizar hechos y datos. Por su parte, Biden está encerrado junto un pequeño grupo de asesores en su casa de Wilmington, Delaware. De acuerdo a sus portavoces, el ex vicepresidente “planea atacar el liderazgo de Trump definiéndolo como inestable, desafiar las repetidas falsedades del presidente y contrastar su propia experiencia en una crisis”. Ed Rollins, un veterano estratega republicano, abonó a la teoría del boomerang, el discurso que se le podría venir en contra al multimillonario. Dijo que la campaña de Trump “disminuyó tanto a Biden que está prácticamente garantizado que se lo perciba como el ganador más allá de su actuación”. “Biden demostró claramente que puede debatir como el mejor, pero los asesores de la Casa Blanca pusieron el listón tan bajo, las expectativas son tan bajas, que todo lo que tiene que hacer Biden es apenas superar esas expectativas”, analizó Rollins.

El experimentado presentador de Fox News, Chris Wallace, hijo del legendario Mike Wallace de 60 Minutes y que goza de prestigio en todos los sectores a pesar de trabajar en la cadena de televisión que favorece a Trump, será el moderador. El debate se realizará en Cleveland, Ohio, durante una hora y media con segmentos de 15 minutos sobre seis temas: la sucesión de la jueza Ruth Bader Ginsburg en la Corte Suprema, el manejo de la pandemia, la crisis económica, los enfrentamientos raciales y los excesos policiales, integridad y liderazgo y los antecedentes de ambos candidatos. Los asesores de Trump creen que el resultado del debate será decisivo y que el formato de un solo moderador puede favorecerlo para lanzar réplicas ocurrentes a su oponente más allá de su tiempo asignado. Al contrario, el campo de Biden minimiza la importancia de los debates, señalando que su ventaja en las encuestas nacionales, que es de 6,5 puntos porcentuales, apenas se modificó desde que estalló la pandemia en marzo. Los sondeos muestran también que hay un descontento generalizado con el manejo de la crisis sanitaria y económica por parte de Trump. Los demócratas creen que la pandemia continuará eclipsando todos los demás temas y que eso les da una ventaja considerable. El presidente argumenta que si no fuera por sus acciones “en vez de 200.000 muertos habría 2,5 millones”.

El último debate de la
El último debate de la interna republicana en Cleveland Ohio. En ciudad se realizará este martes el enfrentamiento verbal entre Trump y Biden, pero sin público.

“Creo que más que nunca una salida ingeniosa o una afirmación clara y contundente no van a ser tan importante como la realidad a la que los votantes se enfrentarán a la mañana siguiente, cuando tengan que hacer las tareas de la escuela con sus hijos, se enteren del contagio o la muerte de un ser querido o no tengan trabajo por la pandemia”, explicó a Los Angeles Times, Robert Barnett, quien entrenó a los candidatos demócratas para los debates en cada elección desde 1976, aunque no está trabajando con el equipo de Biden este año. Si bien los asesores demócratas no esperan que Biden, que es propenso a los errores verbales y muy seguido tropieza con sus palabras, mantenga una postura firme durante todo el debate televisado de 90 minutos, reconocen que sólo se necesitarán “un par de picaduras de sonido y zumbidos memorables” para superar el umbral que Trump le fijó. “Entiendo por qué el presidente ha ido tras Biden por su edad y sus errores - ninguna persona razonable puede ignorar esas cosas - pero en algún momento debería haber dado la vuelta al guión para aumentar las expectativas de cara a los debates”, añadió Barnett.

De acuerdo a la información obtenida por la revista Politico de Washington, para defenderse en el caso de que Biden se destaque en el debate, el equipo republicano apelará, una vez más, a la disyuntiva que siempre presentó Trump: “Biden y sus argumentos son el producto de los burócratas de Washington que están alejados de la realidad que vive el pueblo estadounidense”. Algo así como “alpargatas sí, libros, no” que cantaban los militantes peronistas contra los estudiantes universitarios en 1945. Populismo contra intelectualismo.

Millones de estadounidenses ya están
Millones de estadounidenses ya están votando por correo en forma anticipada. Donald Trump disputa ese voto que lo puede llevar a la derrota porque cree que puede ser fraudulento. EFE/Cristobal Herrera/Archivo

Los analistas coinciden en que Trump actuará de la misma manera que lo hace habitualmente ante las cámaras: “va a confiar fuertemente en sus instintos y simplemente reaccionar”. “Su imprevisibilidad, indiferencia a las normas y desprecio por la verdad lo convierten en un reto especial en un debate en vivo”, elaboró Jay Carney, ex secretario de prensa de la Casa Blanca en la Administración Obama. Biden planea rechazar algunas de las “mentiras más atroces” de Trump, pero sus asesores le aconsejan no profundizar demasiado en la comprobación de los datos. “Si no es flagrante, hay que dejar pasar las mentiras para que el debate no se convierta en un “usted dijo” “yo no dije”. Es mejor ceñirse al planteo de propuestas”, agregó Carney. El republicano anti-Trump que trabajó en la campaña presidencial del ex gobernador de Florida Jeb Bush en 2016, Tim Miller, cree que si bien el presidente a menudo deja a sus oponentes sin una opción fácil, hay que responder a cualquier falsedad. “Muchos quieren pelear con un cerdo, pero no quieren ensuciarse. Y eso es imposible. Hay que embarrarse y no dejar que tu oponente se salga con la suya”, dijo Miller.

Es probable que Trump intente alguna táctica por afuera del escenario como lo hizo con Hillary Clinton en la anterior campaña. Durante uno de los debates con la participación del público (town hall), en un momento se paseó por detrás de ella mientras hablaba en un aparente intento de ponerla nerviosa. La interrumpió repetidamente, lanzó falsas acusaciones y alardeó de una manera irreverente. Y consiguió que la tan experimentada Hillary se desconcertara. Lis Smith, una politóloga que asesoró en las primarias a la campaña de Pete Buttigieg, cree que Biden “tiene demasiada experiencia como para caer en una trampa de este tipo, pero debe cuidarse de algún golpe de efecto de último momento”. Smith cree que Trump podría poner nervioso a Biden y distraer a los medios de comunicación con un truco, como lo hizo justo antes de uno de sus debates con Hillary en 2016. Armó una conferencia de prensa con cuatro mujeres que habían acusado a su marido, el ex presidente Clinton, de conducta sexual inapropiada y les dio asientos privilegiados en el auditorio a la vista de la demócrata.

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