El presidente de EEUU, Donald Trump, acusó este lunes a sus rivales en las elecciones de noviembre, el ex vicepresidente Joe Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris, de socavar la confianza del público en la futura vacuna de la COVID-19 por motivos políticos, mientras que los demócratas advierten que el mandatario está presionando para lograr la aprobación de una fórmula antes de que concluyan los estudios científicos.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump insistió en que la vacuna estará disponible en un “tiempo récord”, y arremetió contra Harris por haber asegurado que no “confiaría” en las promesas del mandatario sobre la seguridad de una vacuna si no van acompañadas de garantías de científicos. En cambio, según el candidato opositor, Trump está “jugando a la política” y sus presiones podrían “minar la confianza pública” en la eficacia de ese preparado.
“Biden y su compañera de fórmula (Harris) tan progresista, que no es competente en mi opinión, deberían disculparse inmediatamente por la retórica irresponsable antivacunas que están adoptando ahora. Eso socava la ciencia (...) y es una retórica política, es muy peligrosa”, subrayó el mandatario, quien hasta hace pocos años publicaba mensajes antivacuna en su cuenta de Twitter.
Trump llegó incluso a insultar al candidato presidencial demócrata, al afirmar: “Biden es una persona estúpida, ustedes lo saben”.
El presidente reaccionaba así a unas declaraciones de Harris durante una entrevista emitida este sábado por la cadena CNN, en la que la aspirante demócrata a la Vicepresidencia aseguraba que no se basaría solo en “la palabra” de Trump para confiar en una vacuna contra el coronavirus si la Casa Blanca la anuncia pronto. “No confiaría en Donald Trump. Tendría que ser una fuente de información creíble que hable sobre la eficacia y la fiabilidad de lo que sea que él esté hablando”, aseguró la senadora demócrata.
Harris explicó que teme que Trump “amordace, suprima o deje de lado” a los expertos en salud pública “porque se enfrenta a unas elecciones en menos de 60 días, y está tratando de agarrarse a lo que sea para fingir que ha liderado en este tema, cuando no es así”.
Biden, de visita este lunes en Pensilvania, respondió a la pregunta de los periodistas de si se pondría una vacuna de la COVID-19 en caso de que Trump presentara una antes de las elecciones. “Solo si (el proceso) fuera completamente transparente, solo si supiéramos todo (el proceso) que ha debido atravesar la vacuna” hasta su aprobación, replicó el ex vicepresidente.
No obstante, Biden aseguró que, después de “ver lo que dicen los científicos” sobre esa vacuna, le daría la bienvenida incluso si su llegada le da un impulso a la campaña de Trump. “Si pudiera ponerme mañana la vacuna, lo haría. Incluso si me costara las elecciones, lo haría. Necesitamos una vacuna y la necesitamos ya”, zanjó el candidato demócrata.
Los dimes y diretes en torno a la vacuna contra el coronavirus se desarrollaron en momentos en los que los candidatos visitaron diferentes partes del país durante el feriado del Día del Trabajo, que representa el inicio de la carrera de dos meses hacia las elecciones. Harris y el vicepresidente Mike Pence tuvieron actos de campaña en Wisconsin, mientras que Biden viajó a Pensilvania. Trump añadió la conferencia de prensa a su calendario, que en un principio estaba en blanco.
Algunos expertos en salud pública han expresado preocupación por la posibilidad de que la Casa Blanca esté presionando para saltarse etapas en el proceso de aprobación de la vacuna y anunciarla antes de los comicios de noviembre, y potenciar así las opciones de reelección de Trump. De hecho, el comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) declaró que se podría dar luz verde si considera que los beneficios superan los riesgos, una declaración que le valió fuertes críticas de la comunidad científica.
Esos rumores podrían reforzar el escepticismo de los estadounidenses respecto a la seguridad de una posible vacuna en el momento en el que esta se anuncie, algo que también preocupa a los científicos. El coronavirus ya ha provocado la muerte de casi 190.000 estadounidenses y contagiado a más de 6 millones, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Dos tercios de los votantes estadounidenses dicen que no intentarán ponerse la vacuna del COVID-19 en cuanto esté disponible, y uno de cada cuatro afirma que no quiere que se la administren nunca, según una encuesta publicada el pasado viernes por el diario USA Today.
(Con información de EFE y AP)
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