Como colofón a una semana de protestas e indignación por el tiroteo de la policía contra un hombre afroamericano en Wisconsin, defensores de derechos civiles conmemoraron este viernes un nuevo aniversario de la Marcha sobre Washington por el Empleo y la Libertad.Miles de personas acudieron a las escaleras del Monumento a Lincoln, donde el reverendo Martin Luther King Jr. pronunció en 1963 su histórico discurso “Yo tengo un sueño”, una visión de la igualdad racial que sigue siendo esquiva para millones de estadounidenses.
Sigue muy presente lo que ocurrió el domingo pasado con Jacob Blake, de 29 años, en Kenosha, Wisconsin. El tiroteo desencadenó días de protestas y violencia que dejaron dos muertos.
“Tenemos que crear una conciencia diferente y un clima distinto en nuestra nación”, dijo Martin Luther King III, hijo del fallecido ícono de los derechos civiles y co-convocante de la marcha antes de la misma.
En el Mall de la capital estadounidense, frente al Monumento a Lincoln, donde se han congregado miles de personas, con camisetas y carteles, muchos de los cuales decían “Black Lives Matter” (las vidas negras importan), el activista señaló que si la sociedad elige “comunidad” de aquí a cincuenta años se podría redimir “el alma de EEUU y comenzar a cumplir la promesa de democracia eliminando el racismo sistemático y la explotación”.
Además, Luther King III animó a los presentes a acudir a las urnas el próximo 3 de noviembre, cuando se celebran elecciones presidenciales en el país: “Debemos marchar a las urnas, a los buzones (en referencia al voto por correo) para defender las libertades que generaciones anteriores lucharon tanto para lograr de muchas maneras”.
En ese sentido, hizo mención a los obstáculos para poder sufragar por correo: “Estamos luchando con el desmantelamiento del Servicio Postal de EEUU para expresar el propósito de suprimir nuestro voto con todas las amenazas a nuestras vidas y libertades”, indicó el activista, en referencia a los ataques de Trump al voto por correo, que va a ser fundamental en los próximos comicios debido a la pandemia.
El activista destacó que este viernes estaban marchando con “el mayor y más activo movimiento por los derechos civiles más multigeneracional y multiracial, desde la década de los 60”.
Él y el reverendo Al Sharpton, cuya organización de derechos civiles, la Red de Acción Nacional, planificaron el evento de este viernes, dijeron que el objetivo de la marcha era mostrar la urgencia de que se introduzcan reformas sobre el funcionamiento de la Policía, además de denunciar la violencia racial y de exigir la protección del derecho al voto antes de las elecciones generales de noviembre.
Para subrayar la urgencia, Sharpton ha reunido a las familias de una lista de víctimas cada vez más amplia: George Floyd, Breonna Taylor, Rayshard Brooks, Ahmaud Arbery, Trayvon Martin, Eric Garner y Blake, entre otros. Tras el acto conmemorativo, que incluirá un discurso del abogado de derechos civiles Ben Crump, que representa a varios de los familiares de las víctimas, los participantes marcharán hasta el monumento a Martin Luther King Jr. en el Parque West Potomac, junto al National Mall, y luego se dispersarán.
La participación en Washington fue masiva, aunque quizás menos de lo previsto debido a las restricciones de la pandemia de coronavirus impuestas por la ciudad, que limitan la entrada de visitantes de fuera del distrito a la capital de la nación. Además, la Red de Acción Nacional organizó un puñado de eventos satélites en Carolina del Sur, Florida y Nevada, entre otros.
Sharpton ha hecho un llamamiento a los habitantes de otros estados para que marchen hacia las oficinas de sus senadores estadounidenses y exijan su apoyo a las reformas policiales. Sharpton dijo que los manifestantes también deben exigir que se revitalice la protección de los votantes estadounidenses, en memoria del difunto congresista John Lewis que, hasta su muerte el 17 de julio, fue el último orador vivo de la marcha original.
En junio, la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, dio media sanción a la Ley de Justicia Policial George Floyd, que prohibiría el uso de maniobras de estrangulamiento por parte de la policía y pondría fin a la inmunidad calificada de los oficiales, entre otras reformas. Floyd murió el 25 de mayo después de que un oficial de policía blanco en Minneapolis sostuvo una de sus rodillas contra su cuello durante casi ocho minutos, lo que provocó semanas de protestas sostenidas y disturbios de costa a costa.
En julio, tras la muerte de Lewis, los senadores demócratas volvieron a presentar una legislación que restablecería una disposición de la histórica Ley de Derechos de Voto de 1965 destripada por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en 2013. La ley exigía previamente a los estados con un historial de supresión de votantes que solicitaran una autorización federal antes de cambiar las normas de votación.
Ambas medidas están a la espera de la acción en el Senado controlado por los republicanos. “Estamos exigiendo que se promulgue”, dijo King. “Los senadores ni siquiera tomarán medidas al respecto. Eso nos da la ocasión de decir, ‘OK, les dimos una oportunidad, nosotros como pueblo, como afroamericanos, como blancos, como latinos e hispanos, y vamos a expulsarlos’”.
Con información de AP
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