La historia comenzó cuando el COVID-19 arrasaba con los titulares de las noticias globales, y por eso pasó sin provocar mayor ruido. Peter Nygård, un empresario de la moda con una fortuna estimada en USD 777 millones, quedó en el centro de un juicio por el cual, en lugar de merecer el apodo del Hugh Hefner de Canadá, como se lo conocía, podría pasar a ser el Harvey Weinstein o el Jeffrey Epstein de ese país.
A mediados de febrero, un grupo de 10 mujeres presentó una demanda colectiva por violencia sexual contra Nygård en los tribunales de Nueva York, donde se halla una de las sedes de la marca del millonario. Alegaban que él “reclutaba, atraía y persuadía a mujeres jóvenes y menores de edad, fáciles de impresionar y a menudo pobres, con pagos en efectivo y promesas falsas sobre lucrativas oportunidades de modelar”, pero —según informó en marzo Chatelaine— “su verdadera intención era el ataque sexual y la violación”. Otras mujeres se fueron sumando, desde los Estados Unidos, Canadá y las Bahamas, hasta un total de 57 acusadoras. Los presuntos hechos a los que se refieren datan de hasta 1977 y algunas dijeron haber sido atacadas sexualmente a los 14 o los 15 años.
Y a mediados de agosto dos de los hijos de Nygård también se presentaron ante el Tribunal de Distrito Sur de Nueva York para demandar a su padre por haber hecho arreglos para que ellos fueran violados por una mujer en la adolescencia. Según el texto de la acusación, Nygård ordenó a una de sus antiguas novias, “una conocida trabajadora sexual”, que “los hiciera hombres”, citó The Cut, lo cual implicó estupro ya que los hijos del magnate tenían 14 y 15 años respectivamente.
Además de acusar al padre de “tráfico sexual”, los demandantes —cuyas identidades se mantienen en reserva— argumentaron que la empresa familiar “conspiró, colaboró, facilitó y ayudó a encubrir las violaciones, proporcionando dinero y recursos corporativos”.
¿Interviene el FBI?
Cuando la policía de Nueva York (NYPD) y la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) allanaron la sede de su compañía en los Estados Unidos, en Nueva York, Nygård renunció a la presidencia del directorio y solicitó al juez a cargo de los casos de las 57 mujeres —que están en el fuero civil, no penal: es decir que no implican prisión para el empresario de 79 años— que desestimara a la mayoría, dado que no tenían conexión con Nueva York y por lo tanto el tribunal no podía tener jurisdicción sobre el caso. Sin embargo, según informó CBC Radio Canadá, el 21 de agosto el magistrado accedió a un pedido del gobierno federal para aplazar el proceso.
Aunque las razones del aplazamiento se desconocen, ya que se trata de un dictamen cerrado solo a los interesados, el periodista de judiciales Peter Brush, de Law 360, estimó que puede responder a un pedido de los fiscales para poder esperar que se complete una investigación del FBI. La decisión del juez Edgardo Ramos, que no implica un rechazo de la demanda, sino su puesta en pausa, sólo indicó en el registro público: “Se indicó al gobierno que informe al tribunal dentro de 48 horas de haber completado los procedimientos y diga si el juez puede levantar el aplazamiento”.
La abogada Shannon Snedaker explicó a CBC que el gobierno puede solicitar un aplazamiento para proteger una investigación en curso. La normativa “permite que el gobierno federal intervenga en un procedimiento si se está desarrollando una investigación federal penal”, dijo. “Esto puede significar que tal vez suceda algo a continuación, ya sea un arresto o una acusación u otra cosa en proceso, o que todavía se encuentran investigando”.
Un vocero de Nygård International, Ken Frydman, dijo que las acusaciones de las 57 mujeres eran “completamente falsas, sin fundamentos” y que la compañía “las negaba enfáticamente”.
No es la primera vez que Nygård enfrenta denuncias de esta naturaleza. Según The New York Times, “a lo largo de las cuatro últimas décadas nueve mujeres en Canadá y en California le han hecho juicio o lo han denunciado a las autoridades”. El resultado siempre ha sido idéntico: “Nunca fue condenado”.
Además de las demandas en Nueva York, tanto las de las 57 mujeres como la de sus hijos, Nygård tiene otras dos causas abiertas, también civiles, por ataque sexual, presentadas ante los tribunales de Los Angeles en enero. Y en Bahamas, agregó CBC, las autoridades también investigan hechos similares que podrían haber sucedido en la casa del diseñador en el extremo occidental de la isla.
Las acusaciones de las 10 primeras mujeres
Las denunciantes iniciales, identificadas todas como Jane Does, aseguran que Nygård y su empresa operaban “una red de tráfico sexual” que conducía a la violación y el ataque sexual de mujeres jóvenes y menores de edad. El diseñador nacido en Helsinki, que desde los 10 años emigró a Winnipeg y a partir de un pequeño negocio de ropa para mujeres se convirtió en millonario, solía organizar pamper parties, fiestas en las que se ofrecían masajes, manicuría y pedicuría a las asistentes, en sus propiedades en Bahamas y en California. Los eventos tenían un fin doble: “Promover las marcas de las empresas y facilitar actos sexuales pagos”.
A las mujeres que asistían también se les prometía que podrían conseguir campañas para modelar las marcas de Nygård. Estos casos se ubicaron entre 2008 y 2015 en las Bahamas, donde las mujeres recibían dinero, en algunos casos más de USD 5.000, una cifra importante en un país cuyo salario mínimo no alcanza los USD 900 mensuales. Según la denuncia eran escogidas en una base de datos de más de 7.500 muchachas, muchas de ellas menores de edad. Entre las asistentes algunas ni siquiera tenían 16 años, la edad de consentimiento en el lugar; se les daba alcohol y drogas ilícitas y, finalmente, sufrían ataques sexuales y violaciones.
Según la denuncia, el “plan de tráfico sexual” de Nygård sucedió durante décadas, detalló Chatelaine. “También alega que los empleados de la empresa ayudaron a callar a las mujeres y las menores atacadas, incluso por medio de ‘tácticas de violencia, intimidación, soborno y pagos”. Eso, además de “corrupción política y policial”, demoraron las presentaciones judiciales.
En el mismo medio canadiense, Lisa Haba, abogada que impulsa —entre otros— la demanda colectiva en Nueva York, dijo que esta vez podría suceder algo diferente que con los juicios del pasado. “Estamos en pleno movimiento #MeToo y, por lo tanto, las mujeres y las menores tienen una voz distinta de la de antes”, dijo. “Donde antes se les silenciaba, ahora la gente escucha cuando dan un paso al frente”, algo que el hecho de que sean tantas las denunciantes sólo enfatiza al dar “fuerza en las cifras”.
Que acaso podrían crecer aun más: desde que se iniciaron las acciones judiciales, el equipo de Haba ha sido contactado por aproximadamente otras 50 personas por experiencias que involucran a Nygård. Actualmente Haba corrobora las historias y ha encontrado que muchos detalles que no se han hecho públicos, sobre los ámbitos donde habrían sucedido los hechos, son coincidentes. Entre otras nacionalidades, las mujeres son de Bahamas, los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y China.
La demanda de los dos hijos
“Cada uno de los hijos ha tenido la experiencia de primera mano de la destrucción que causan los negocios de tráfico sexual de Peter Nygård”, se lee en la presentación judicial de dos de los diez hijos del empresario, que obtuvo The Daily Mail. El documento agregó que el finlandés-canadiense “mintió sobre el abuso sexual e intentó intimidar a sus hijos para que se quedaran callados”.
Sin embargo, “los demandantes, en este caso, se niegan a ser silenciados y, tras una investigación en los últimos meses, los hijos se han dado cuenta de las mentiras y la corrupción de Peter Nygård, que incluyen el tráfico sexual, la intimidación y la destrucción de innumerables víctimas inocentes”.
El más grande de los dos, identificado en la demanda como John Doe 2, “fue violado cuando tenía 15 años, en 2004, en la casa de su padre en Bahamas”, siguió el documento. Catorce años más tarde, presuntamente, Nygård había “atraído, persuadido y llevado al más joven, John Doe 1, desde California hasta su residencia en Winnipeg, Canadá, en el verano de 2018, donde la misma mujer lo violó”. La demanda especificó: “En ese momento tenía 14 años y era virgen”. La edad de consentimiento en Canadá es de 16 años.
“Ojalá que mi experiencia ayude a que otra gente pueda contar la verdad sobre lo que les sucedió”, dijo el mayor de los acusadores del padre en una entrevista con CBC. “Es necesario que todos hablemos sobre esto. Se trata de apoyar a las otras personas a las que se acusa de mentirosas”, dijo.
Para John Doe 2 el episodio generó “confusión” y “vergüenza”, y en el momento comprendió “muy poco” sobre la magnitud de lo que sucedía. “Es una de esas cosas que, cuando uno mira hacia atrás, ve que siguen un patrón: que le haya ocurrido a mi hermano menor me sacudió. Eso fue bastante indigno. Así que después del hecho y después de que salga a la luz más información, me ha afectado un poco más.”
El abogado de Nygård, Jay Prober, desmintió tanto a las mujeres como a los hijos del millonario. “Mi cliente está asombrado por esas acusaciones, que dice que son completamente falsas. Lamentablemente faltan los detalles; podríamos preguntarnos por qué es eso así. Y para mi cliente está claro: porque nunca sucedió nada así, dijo”.
En representación de los hijos de Nygård, el abogado Glen Gutzler dijo sobre la demanda: “La valentía de estos dos jóvenes, que han salido a dar testimonio contra su propio padre, por su escandalosa carrera atroz, de décadas, de delitos sexuales, corrobora por lo que ya han revelado varias sobrevivientes”.
¿Quién es Peter Nygård?
En 1967 el fundador de Nygård International compró una pequeña casa de ropa femenina por unos pocos miles de dólares, la relanzó y la convirtió en una industria de múltiples marcas con su sede central en Winnipeg pero oficinas de importancia en Nueva York y Toronto. Se comercializan en grandes almacenes populares y cadenas como Walmart, Costco, Winners y Belks —Dillard’s canceló su contrato cuando se presentó la demanda de las 57 mujeres— como Slims, Peter Nygård, Bianca Nygård, Tan Jay, Alia, Allison Daley y muchos otros nombres.
“En su vida personal, Nygård ha sido descrito como ‘el Hugh Hefner canadiense'”, lo presentó Chatelaine, “que a menudo viaja con numerosas modelos jóvenes, quienes son supuestamente sus ‘novias pagas'”. Fue pareja de Anna Nicole Smith y tiene 10 hijos con ocho mujeres diferentes.
“Parte central de su reputación de playboy es Nygård Cay, un resort de lujo privado, de dos hectáreas, en las Bahamas, que el magnate construyó en 1987″, subrayó el medio. “Tiene más de 20 cabañas temáticas, un helipuerto, réplicas de templos mayas que arrojan humo volcánico y —según The New York Times— un acuario humano en el que se ven mujeres en topless vestidas de sirenas”. Entre sus invitados han estado Michael Jackson, el príncipe Andrew, Pamela Anderson, el ex presidente George H.W. Bush, Jessica Alba y Oprah Winfrey.
Según la demanda colectiva, las actividades del empresario eran “un secreto a voces” en sus empresas. “Las demandantes no se manifestaron inmediatamente después de los incidentes ya que tenían el temor legítimo y justificado de que Nygård les hiciera daño o se vengara de ellas”. A su disposición él siempre tuvo “la influencia y la manipulación de su familia, que incluyen la presión psicológica y financiera, recursos económicos y poder político”.
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