El presidente Donald Trump planteó la posibilidad de desvincular la economía de Estados Unidos de China, un importante comprador de productos de su país, en una entrevista con Fox News que se transmitirá el domingo.
En un extracto de video, Trump le dijo al entrevistador Steve Hilton que “no tenemos que” hacer negocios con China, y luego declaró sobre la disociación: “Bueno, es algo que si no nos tratan bien, ciertamente, ciertamente lo haría”.
El mandatario norteamericano entró en una guerra comercial de alto riesgo con China antes de llegar a un acuerdo comercial de fase 1 parcial en enero. Desde entonces, e ha cerrado la puerta a las negociaciones de la Fase 2, declarándose insatisfecho con el manejo que ha tenido Pekín de la pandemia. En junio, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, ya declaraba que se produciría una desvinculación de las economías de ambas naciones si no se permite a las empresas estadounidenses competir de manera justa y nivelada en la economía de China.
Más allá de esta pugna comercial, EEUU y China tienen abiertos hace años distintos focos de tensión bilateral. Este año, algunos de ellos se profundizaron. Aquí, algunas claves para entender los puntos de tensión:
Guerra comercial
Las tensiones han ido creciendo en los últimos meses, pero la relación llevaba empeorando desde al menos marzo de 2018, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió imponer aranceles a productos importados de China a considerar que la balanza de los intercambios entre ambos países estaba desequilibrada, dando comienzo a una guerra comercial que todavía sigue activa.
A pesar de que el pasado mes de enero, poco antes de que se descontrolase la pandemia de Covid-19, se firmó la “primera fase” de un acuerdo para solventar este conflicto, el impacto del coronavirus ha dificultado que China pueda cumplir con los compromisos adquiridos en el mismo, por lo que Trump aseguró que ya no estaba pensando en una posible “segunda fase”.
Huawei y TikTok
Pero la disputa entre ambos países trasciende el plano comercial, como demuestra el hecho de que la tecnológica china Huawei se encuentre en el ojo del huracán, ya que Washington la considera un peligro para su seguridad nacional por sospechas de sus vínculos con la inteligencia del país asiático, aunque la empresa asegura que son infundadas.
Estados Unidos ha iniciado una campaña internacional -por ahora, con éxito en países como Reino Unido– para impedir que Huawei se encargue del despliegue de las redes de quinta generación (5G), y ha impuesto sanciones a la compañía que le han impedido, por ejemplo, utilizar cualquier servicio de Google -como el sistema operativo Android- en sus teléfonos inteligentes.
Misma situación se atraviesa con la aplicación de videos cortos TikTok. Trump emitió una orden ejecutiva el 14 de agosto que dio a la compañía china ByteDance 90 días para desinvertir sus operaciones estadounidenses. La empresa ya ha avanzado en las conversaciones con potenciales compradores, incluidos Microsoft Corp y Oracle, pero amenaza con recurrir a los Tribunales para hacerle frente al decreto del mandatario norteamericano.
Es que para Trump, los datos de TikTok, la app que ha sido bajada 175 millones de veces en Estados Unidos y más de mil millones de veces en el mundo, puede potencialmente ser usada por China para detectar la ubicación de empleados y contratistas del gobierno estadounidenses, construir expedientes de personas para chantajearlas y realizar espionaje corporativo.
Coronavirus
Y, si en enero parecía que la citada “primera fase” del acuerdo comercial era la luz al final del túnel para los problemas entre Pekín y Washington, la gestión de la Covid-19 se ha encargado de anular toda esperanza: EEUU ha acusado a China de ocultar el virus en sus primeras fases y de controlar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a su favor.
Tanto es así que Trump anunció la salida de la OMS de su país, el más afectado con diferencia del mundo según las cifras oficiales, mientras que Pekín insiste en que avisaron a tiempo y que el descontrol del coronavirus en la nación norteamericana se debe precisamente a que ignoraron esas advertencias y a que gestionaron la emergencia sanitaria de forma deficiente.
¿Conflicto militar?
Aunque China y Estados Unidos no hayan entrado en ningún conflicto militar directo y no parezca que vaya a producirse a corto plazo, los reclamos marítimos de Pekín sobre el mar de China Meridional han provocado una respuesta negativa de Washington, que no está dispuesto a ceder el control estratégico de la región.
Asimismo, siguen creciendo las tensiones entre China y Taiwán, ya que Pekín considera inevitable la reunificación con el resto del país de lo que considera una provincia rebelde y no renuncia a hacerlo por la fuerza, mientras que Estados Unidos, que la protege extraoficialmente ya que no tiene relaciones diplomáticas ‘de iure’ con Taipéi, continúa vendiendo armamento a la isla pese a las protestas chinas.
Ideología
Washington ya reconoce abiertamente que su objetivo es “inducir el cambio” en China al considerar que, si no lo consigue, el mundo no podrá considerarse seguro, poniendo como ejemplo la violación de derechos humanos en Xinjiang y el recorte de libertades en Hong Kong, asuntos sobre los que también han chocado ambas potencias.
Donde Pekín ve una protección de su soberanía con la ley de seguridad nacional de Hong Kong, Washington considera que se han incumplido las promesas que permitieron el final del colonialismo británico, mientras que China niega rotundamente que las minorías musulmanas en Xinjiang sean víctimas de detenciones masivas, trabajos forzosos o controles de población, como denuncia Estados Unidos.
Con información de Reuters y EFE
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