El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, criticó este viernes la vacuna contra el coronavirus anunciada esta semana por el gobierno ruso. En concreto, se refirió al hecho que esta haya sido aprobada sin atravesar las fases de prueba necesarias -claves para determinar su seguridad tanto a nivel general como en demográficos de riesgo- y aseguró que Estados Unidos no hará lo mismo.
“No sabemos mucho sobre ella, esperamos que funcione, de verdad, esperamos que funcione. (Pero) Se han saltado ciertos ensayos, y nosotros creemos que es importante atravesar todo el proceso”, dijo Trump durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.
El mandatario se hizo eco de esta manera del escepticismo que han expresado varios expertos sanitarios y líderes globales al respecto. Las voces también se multiplicaron dentro de su Gobierno, e incluyen el principal epidemiólogo estadounidense, Anthony Fauci.
Por su parte, el director de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, Francis Collins, comparó el jueves la decisión del gobierno de Vladimir Putin con una “ruleta rusa”, al saltar lo que definió como “partes fundamentales” del proceso de aprobación.
Las reservas sobre la vacuna -denominada Sputnik V- aparecieron incluso dentro de la administración rusa. El miércoles, un informe publicado en el sitio web del ministerio de Salud de la Federación Rusa señala que aún no hay certeza sobre la efectividad de la vacuna y que las contraindicaciones, debido a la falta de estudios pertinentes, son numerosas.
En particular, la droga está contraindicada para menores de 18 años, mayores de 60, embarazadas y personas con una larga lista condiciones de salud subyacentes.
Se han notado “muy frecuentes” efectos adversos en su aplicación, como hinchazón, hipertermia, letargo, dolores de cabeza, picazón en el lugar de la inyección, disminución del apetito, diarrea y síntomas similares a los de un resfriado, según advirtió el informe realizado por el Instituto Gamaleya de Moscú, donde se desarrolló la droga, y citado también por el periódico The Telegraph.
En otro pasaje de su conferencia, Trump remarcó que los laboratorios estadounidenses están “muy avanzados” en su desarrollo de la vacuna y que anunciarán algo “en un futuro no muy distante”.
Recordó que Estados Unidos ya tiene “tres candidatas en ensayos clínicos de fase tres”, y que en el momento en el que una de ellas se apruebe, ya estarán disponibles 100 millones de dosis para vacunar a los estadounidenses “antes de fin de año” y con el objetivo de producir “poco después” 500 millones más.
El presidente anunció también un acuerdo con la distribuidora médica McKesson para repartir rápidamente las vacunas una vez haya una candidata viable. La iniciativa se implementará en el marco de la operación “Warp Speed” (velocidad máxima) que su Gobierno ha emprendido para acelerar y coordinar el desarrollo de esas inmunizaciones contra el coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió esta semana con cautela la noticia de que Rusia había registrado la primera vacuna del mundo contra la COVID-19, señalando que esta, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo.
La vacuna rusa no figuraba entre las seis que, según señaló la OMS la semana pasada, estaban más avanzadas.
El organismo con sede en Ginebra había citado entre esas seis a tres candidatas a vacunas desarrolladas por laboratorios chinos, dos estadounidenses (de las farmacéuticas Pfizer y Moderna) y una británica, desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford. En la misma línea se pronunció el gobierno alemán, que manifestó dudas sobre su “calidad, la eficacia y la seguridad”.
Con información de EFE
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