El gobierno de los Estados Unidos anunció este jueves la suspensión de todos los vuelos chárter privados entre Estados y Cuba. En un comunicado, el secretario de Estado Mike Pompeo indicó que la decisión tiene como objetivo “cortar y limitar los ingresos” que el régimen cubano percibe a través del turismo en la isla.
“Las fuerzas militares y los servicios de inteligencia son los dueños y encargados de manejar la operación de gran parte de los hoteles y la infraestructura turística”, expresó el funcionario en el documento.
Pompeo indicó que el gobierno del presidente Donald Trump va a seguir recortando los ingresos que el gobierno cubano obtiene de las tasas de aterrizaje, las reservas en los hoteles de propiedad estatal y otras entradas relacionadas con el turismo.
Están exceptuados de la medida los vuelos charter públicos hacia y desde La Habana y “otros vuelos chárter privados autorizados para fines de emergencia médica, búsqueda y rescate y otros viajes que se consideren necesarios para el interés de Estados Unidos”.
En mayo, el Departamento de Transporte había establecido un límite de 3.600 vuelos privados al año, en sintonía con la batería de limitaciones orientadas al sector turístico, a las remesas y a la actividad económica de la isla. En octubre del año pasado, en tanto, había anunciado la prohibición dlos vuelos hacia cualquier punto de la isla que no fuera la capital.
El comunicado también hizo referencia a la injerencia del régimen castrista en Venezuela, asegurando que “Estados Unidos seguirá defendiendo al pueblo cubano” y a la vez “oponiéndose a los abusos del régimen y a su injerencia en Venezuela orientada a sostener la continuidad ilegítima de Maduro en el poder”.
Y concluyó: “Lamentablemente, el régimen de Castro no ha modificado su comportamiento represivo y antidemocrático. Sigue encarcelando a periodistas y activistas por la democracia, supervisa abusos físicos aberrantes, perpetúa la dictadura de facto en Venezuela, reprime la libertad de religión y credo, y silencia e intimida a quienes dicen la verdad sobre lo que ocurre en Cuba”.
La decisión tiene lugar pocos días después de otro episodio de presión por parte del gobierno norteamericano para con la isla que, en ese caso, refirió al escenario de la diplomacia internacional. En concreto, al llamado por parte de distintos funcionarios para que el régimen no obtenga una banca en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
“Cuba es un régimen que en vez de tener membresía en el Consejo merecería ser censurado. Las violaciones de derechos humanos en la isla son absolutas. No permiten un solo pensamiento independiente”, aseguró el pasado viernes Mara Tekach, ex embajadora en la isla y actual coordinadora de asuntos cubanos del Departamento de Estado.
En la misma línea se pronunció Pompeo días antes, cuando dijo que “Cuba es una dictadura brutal que trafica a sus propios médicos con el pretexto de misiones humanitarias”.
Cuba, que integró el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2014-2016 y en 2017-2019, ya presentó su candidatura para ocupar una de las vacantes regionales en el periodo 2021-2023, según anunció en febrero el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
El Consejo con sede en Ginebra fue creado en 2006 para sustituir a la Comisión de Derechos Humanos y está formado por 47 estados miembro elegidos por mayoría absoluta en la Asamblea General a través de votación directa y secreta.
Los asientos se distribuyen de manera geográfica y se adjudican por un período de tres años. Los miembros no son elegibles para reelección inmediata después de servir dos mandatos consecutivos. En 2021, tres de las bancas que corresponden a América Latina -las de México, Chile y Perú- deben renovarse. Y Cuba busca obtener una de ellas.
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