Hace dos semanas la vida de la jueza Esther Salas sufrió un cambio que nunca vio venir: un hombre que se hizo pasar por un repartidor de FedEx llegó a su casa armado y disparó en contra de su hijo y su esposo Daniel y Mark Anderl.
A poco más de dos semanas del ataque, la jueza federal hizo un video en el que explicó los sucesos. También agregó que se necesitan tomar más medidas de prevención para que nadie tenga que pasar por la misma situación que su familia está viviendo.
“Hace dos semanas, mi vida como la conocía cambió en un instante, y mi familia nunca será la misma. Un loco, que creo que me estaba atacando por mi posición como juez federal, vino a mi casa”, comenzó Salas en la grabación de nueve minutos.
La jueza narró que ese fin de semana, habían festejado los 20 años de Daniel en una reunión en la que tomaron distancia social y medidas de precaución por la pandemia. A pesar de todo, la celebración estuvo llena de “amor y risas” junto con algunos de sus compañeros de la Universidad Católica de América.
Salas dijo que comenzaron a limpiar los restos de la celebración en la tarde de ese domingo, y ella y su hijo se encontraban en el sótano de su hogar cuando el timbre sonó y el joven fue a abrir la puerta.
“Charlábamos como siempre y Daniel dijo: ‘Mamá, sigamos hablando. Amo hablar contigo’. Y fue en ese preciso momento cuando sonó el timbre y Daniel me miró y dijo: ‘¿Quién es ese?’ y antes de que pudiera decir una palabra, corrió hacia arriba. En cuestión de segundos, escuché el sonido de las balas y alguien gritando ‘¡No!’. Daniel protegió a su padre y recibió la primera bala directamente al pecho”, recordó la jueza.
El atacante después le disparó a su esposo de 63 años tres veces: una bala entró en su pecho, otra en su abdomen y otra más en su brazo. De acuerdo con Salas, Anderl sigue en el hospital en donde se recupera de varias cirugías.
“Estamos viviendo la peor pesadilla de todos los padres, haciendo preparativos para enterrar a nuestro único hijo, Daniel. Mi familia ha experimentado un dolor que nadie debería tener que soportar”, narró.
A partir de su experiencia, la egresada de la Universidad de Rutgers pidió que haya más medidas para prevenir que alguien más tenga que pasar por una situación similar. Salas hizo una petición pública a quienes están en el poder de proteger la privacidad de los jueces federales y hacer que sea más difícil rastrearlos.
“Tal vez no podamos detener que algo así vuelva a suceder, pero podemos hacer difícil que nos encuentren, a aquellos que nos hacen sus objetivos”, pidió.
Salas recalcó que ella ha tratado de hacer su trabajo de manera equitativa para todos y ha tratado de cumplir el juramento que hizo cuando comenzó a trabajar en la ley, pero reconoció que no a todos les parecerá lo que deliberen. Pero señaló que ésta no es una razón por la que deban vivir con miedo.
“Como jueces federales entendemos que nuestras decisiones serán criticadas e incluso algunos pueden estar en desacuerdo. Sabemos que éstas podrán dejar algunos molestos y enojados, eso viene con el territorio y lo aceptamos. Lo que no podemos aceptar es cuando nos vemos obligados a vivir con miedo por nuestras vidas porque cualquier persona que quiera hacernos daño a nosotros o a nuestras familias puede obtener fácilmente información personal, como las direcciones de nuestros hogares”, enfatizó.
Salas argumentó que en su situación, el asesino tenía un expediente en donde tenía datos desde la dirección de su hogar, hasta los lugares que solía frecuentar.
“En mi caso, el monstruo sabía dónde vivía, a qué iglesia asistíamos, y tenía un dossier completo sobre mí y mi familia. En este momento no hay nada que podamos hacer para detenerlo, y eso es inaceptable”, sentenció.
Salas rogó que la muerte de su hijo quede como un ejemplo para hacer algo más por los demás jueces, pues esto se trata de un asunto en el que la vida de las personas pueden llegar a correr peligro.
“La muerte de mi hijo no puede ser en vano. Es por eso que les ruego a los que están en el poder que hagan algo para ayudar a mis hermanos y hermanas en el banquillo. Ahora más que nunca, necesitamos identificar una solución que mantenga la vida privada de los jueces federales. Este es un asunto de vida o muerte”, aseveró.
Salas terminó con un agradecimiento hacia los paramédicos y el personal médico que la atendieron a ella y al resto de su familia. También agregó que quienes los han mantenido en sus rezos y que han mostrado su amor los han levantado en momentos inimaginables.
“La efusión del amor ha sido abrumadora. Y puedo decirles que nos hemos levantado durante nuestras horas más oscuras”, finalizó.
Salas es una jueza destinada en Newark, fue nominada por el ex presidente Barack Obama y confirmada en 2011 como la primera jueza federal latina del estado. Antes sirvió como magistrada federal en Nueva Jersey, tras varios años como abogada de oficio.
Roy Den Hollander de 69 años fue el hombre que se disfrazó como repartidor y asesinó a su hijo. Él se auto definía como “anti-feminista”, y también era un racista explícito. Hollander hizo un escrito de 1.700 páginas que presentó ante una corte federal y describió a Salas como una “perezosa e incompetente jueza latina apuntalada por (Barack) Obama”.
Hollander apareció muerto el lunes 20 de julio, un día después del ataque. La cadena ABC indicó que su cuerpo fue encontrado en un automóvil cerca de la zona de Liberty, en Nueva York.
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