Los demócratas y los republicanos en el Congreso de Estados Unidos continúan las arduas negociaciones para llegar a un acuerdo sobre un nuevo paquete para apoyar la principal economía del mundo, puesta de rodillas por la pandemia del virus, aunque por ahora no hay señales sobre un entendimiento.
El plan del oficialismo daría a millones de personas pagos directos de 1.200 dólares, aportaría miles de millones en préstamos a pequeños negocios y ayudaría a la reapertura de colegios. Sin embargo, reduciría el actual beneficio extendido por desempleo desde los 600 dólares adicionales -que expira este viernes- a 200.
“Muy tristemente, después de meses de retraso mortal, los republicanos han presentado una propuesta que sólo prolongaría el sufrimiento de millones de trabajadores y familias en toda América”, escribió la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en una carta a sus compañeros demócratas, después de dos rondas de negociaciones con la Casa Blanca y los legisladores republicanos.
Por su parte, en el Senado, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, defendió la propuesta de su partido, revelada el lunes, que pide 1 billón de dólares en ayuda para el estímulo.
El paquete fue aprobado en primera instancia por los republicanos de la Cámara Alta y los asesores de la Casa Blanca, pero el presidente Donald Trump expresó este martes algunos reparos, sin entrar en detalles. Consultado en una conferencia de prensa si había aspectos del proyecto que no apoyaba, Trump dijo: “Sí, en realidad los hay, y hablaremos de eso. También hay cosas que apoyo mucho. Pero estaremos negociando. Es un poco irrelevante porque los demócratas responden a sus necesidades e inquietudes y los republicanos van con ellos”. La economía es el principal caballo de batalla en la campaña de Trump por la reelección, por lo que urge una reactivación a menos de 100 días de la votación.
El beneficio suplementario de desempleo ha sido un salvavidas financiero para trabajadores despedidos y un apoyo clave para el gasto del consumidor, ya que los subsidios entregados por cada estado muchas veces es insuficiente para los gastos básicos y no alcanza a todos los que perdieron el empleo. Los demócratas denunciaron rápidamente los recortes como draconianos, ya que millones de personas siguen sin poder volver a sus lugares de trabajo.
En tanto, Wall Street cayó el martes porque los inversores se preocuparon por el resurgimiento de casos de coronavirus y esperaron avances en el plan de ayuda.
El senador republicano Lindsey Graham, muy cercano a Trump, estimó que la mitad de los miembros del partido en la Cámara alta se opondrían al plan. Entre las filas conservadoras argumentan que los subsidios hacen que la gente no tenga interés en volver a su trabajo, pese a que en muchos lugares el confinamiento se ha endurecido por los rebrotes y en otros casos los negocios cerraron definitivamente por la crisis.
“No estoy por pedir prestado otro billón de dólares”, comentó a su vez el senador republicano Rand Paul. En mayo, los demócratas que controlan la Cámara de Representantes habían aprobado un paquete de 3 billones de dólares, pero no tiene posibilidades de ser votado en el Senado.
La oposición también reclama que el plan presentado no contiene dinero de ayuda específico para los Gobiernos estatales y locales. Además, resaltaron que el paquete propuesto no expande el presupuesto de los “food stamps” (programa de asistencia alimentaria), pero sí recorta los impuestos para los almuerzos empresariales (conocidos como “deducción de almuerzos con tres martinis”, que pasa del 50 al 100%). En la última semana, unos 26 millones de adultos reportó no haber tenido suficiente comida, según cifras analizadas por la Oficina del Censo.
La disputa se produce en un momento en que los casos de coronavirus en Estados Unidos superan los 4 millones, un hito para una pandemia que ha acabado con la vida de casi 150.000 personas en el país y ha dejado a decenas de millones de personas sin trabajo.
(Con información de AFP y Reuters)
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