El coronavirus y las protestas raciales dispararon la venta de armas en Estados Unidos

Fueron 19 millones de armas en los primeros seis meses del año. La preocupación por la seguridad personal ante la caída de la economía y las palabras de Trump marcaron los picos en las compras

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Una mujer armada y con una camiseta en favor del presidente Trump, durante una de las manifestaciones contra la cuarentena en Richmond, Virginia. REUTERS/Julia Rendleman
Una mujer armada y con una camiseta en favor del presidente Trump, durante una de las manifestaciones contra la cuarentena en Richmond, Virginia. REUTERS/Julia Rendleman

El miedo tiene razones que la razón no puede explicar. En el caso de los estadounidenses, cuando se sienten amenazados compran armas. Es la primera herramienta que les viene a la mente cuando se enfrentan a lo inseguro. Su larga relación con las armas los lleva a pensar que ante cualquier “peligro” es bueno tener una a mano. O, mejor, una buena cantidad. La tradición del derecho a portar armas, consagrado en la Constitución, los protege. Y están dispuestos a armarse hasta los dientes para combatir cualquier amenaza, incluso una invisible y a prueba de balas como el coronavirus o la dudosa percepción de estar frente a una muy improbable guerra civil.

El resultado es que en los primeros seis meses de este 2020, los estadounidenses adquirieron otros 19 millones de armas, una por cada veinte ciudadanos de ese país. Y de acuerdo a las estadísticas oficiales recopiladas por el prestigioso Brookings Institution de Washington, hubo records de compras cuando se produjeron picos de contagiados en la pandemia y durante las protestas contra el racismo y la brutalidad policial. Esto hizo que en junio se vendieran casi cuatro millones de armas de todo tipo y calibre, lo que constituye un máximo para un solo mes desde que hay estadísticas sobre el tema. Y todo esto lleva a una suma de unos 400 millones de armas en manos de una población de 330 millones.

La senadora, Amanda Chase, candidata a la gobernación del estado de Virginia, encabeza una marcha en favor de la portación de armas, el último 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense. REUTERS/Julia Rendleman
La senadora, Amanda Chase, candidata a la gobernación del estado de Virginia, encabeza una marcha en favor de la portación de armas, el último 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense. REUTERS/Julia Rendleman

De acuerdo al trabajo de los profesores de Economía del Wellesley College, Phillip Levine y Robin McKnight, la compra de armas se desató a principios de marzo cuando las estadísticas mostraban que los estadounidenses estaban preocupados por su seguridad personal a causa de la pandemia y de la posible caída estrepitosa de la economía. En junio, se sumó el temor a que las protestas antiraciales se convirtieran en más violentas y el aumento del número de ciudadanos que quieren desmilitarizar a las policías locales. “La presencia de tantas armas complica las discusiones de política pública. Las injusticias cometidas por la policía y el racismo sistémico en la sociedad en general, dificultan la convivencia y el encuentro de consensos. El necesario debate nacional sobre la injusticia racial en vez de apaciguar los ánimos, nos está llevando a que los americanos tengamos aún más armas de fuego en nuestras manos”, dice Levine.

Estas son motivaciones nuevas. Hasta ahora, los records de venta de armas se habían producido inmediatamente después de que se anunciara desde el gobierno que se impondrían nuevas restricciones a las compras. Esto ocurrió, particularmente, durante los ocho años de Obama en la Casa Blanca. Y se desató con la matanza de la escuela de Sandy Hook, de diciembre de 2012, que dejó 26 muertos –entre ellos 20 chicos de seis y siete años-, y el ataque terrorista de San Bernardino, de diciembre de 2015, con 14 muertos y 21 heridos. En el primer caso, la adquisición de armas llegó a los tres millones y en el segundo a 1,6 millones. El tercer caso fue el de la matanza de la escuela de Parkland, en Florida, que llevó a una protesta masiva de los estudiantes pidiendo mayores restricciones al acceso al armamento. En ese caso, se vendieron más de 700.000 pistolas, ametralladoras y fusiles de asalto.

Una de las tantas ferias itinerantes que hay en Estados Unidos sólo para la venta de armas. Los fusiles de asalto de rango militar son los más buscados. El miedo a las consecuencias de la pandemia y las protestas antiraciales dispararon las ventas.
Una de las tantas ferias itinerantes que hay en Estados Unidos sólo para la venta de armas. Los fusiles de asalto de rango militar son los más buscados. El miedo a las consecuencias de la pandemia y las protestas antiraciales dispararon las ventas.

Desde que comenzó la pandemia, se solicitaron un promedio de 90.000 permisos para la adquisición de armas de fuego por día. Con incrementos notables después de que el presidente Donald Trump declarara la emergencia nacional el 13 de marzo y en los días siguientes al receso de la Semana Santa. El siguiente pico se produjo tras el incidente frente a la Casa Blanca del primero de junio, cuando Trump ordenó a la policía que despeje de manifestantes el Lafayette Square antes de ir caminando hasta una iglesia afectada por los disturbios y mostrarse allí con una Biblia en la mano, en una actitud desafiante.

En los once días siguientes al mensaje de Trump del 13 de marzo se vendieron más de 120.000 armas por día. El 16 de marzo, esa cifra llegó a 176.000, una marca nunca registrada con anterioridad. Y los niveles se elevaban cada vez que se anunciaban nuevas cifras de desempleo. La gente expresaba, de acuerdo a las encuestas de esos días, más preocupación por la posible debacle económica personal que por contagiarse de coronavirus.

Alumnos de la escuela Marjory Stoneman Douglas, de Parkland, Florida, escondidos debajo de sus pupitres durante la matanza ocurrida en 2018.
Alumnos de la escuela Marjory Stoneman Douglas, de Parkland, Florida, escondidos debajo de sus pupitres durante la matanza ocurrida en 2018.

El asesinato de George Floyd por parte de un policía en Minneapolis, el 25 de mayo, y las protestas que se desataron en todo el país bajo el lema de “Black Lives Matter” provocó el siguiente pico de compra de armas. Entre el 2 y 3 de junio se vendieron más de 300.000. Los autores del estudio encontraron que en esos días también se incrementó en Internet la búsqueda de epítetos racistas, de acuerdo al índice de Google Trends. Un dato que devela la enorme tensión racial que se desató con la celebración del Juneteenth, el 19 de junio, que marca el fin de la esclavitud en Estados Unidos. Esa tensión es mucho más definida en los estados del sur del país que aún siguen atravesados por la derrota en la Guerra de Secesión de 1865 y la liberación de los africanos esclavizados.

Si bien los permisos para la compra de armas no están divididos por identidad racial, los records de ventas se concentraron en zonas predominantemente blancas. Las estadísticas marcan que el 49% de los blancos poseen armas contra un 31% de los negros. Y hay que tener en cuenta el notable incremento de las afiliaciones que están teniendo las más de 900 asociaciones de supremacistas blancos que existen en el país. Fueron las que se pusieron al frente de las protestas contra la cuarentena y que hicieron exhibición de su poder mostrándose armados con sofisticados rifles de asalto frente a las casas de gobierno de varios estados. También, el discurso incendiario del presidente Trump contra las protestas antiraciales y en favor de reactivar la economía a pesar del incremento de las víctimas de la pandemia que convirtieron a Estados Unidos en el país con más muertos por Covid-19. Todo esto contribuyó al miedo que lleva a muchos estadounidenses a pensar que se puede acabar con un virus o con el racismo, a los tiros.

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