El crecimiento en los contagios de COVID-19 en niños y adolescentes dispara las alarmas ante el posible retorno de las clases

El número de infectados menores de 18 años se está disparando en diferentes regiones de Estados Unidos a medida que el número de testeos aumenta y continúa la reapertura de actividades. Aunque este grupo etario no está tan afectados como los mayores, persisten dudas sobre el efecto a largo plazo de la enfermedad y su capacidad de transmitirla

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Un niño con su padre
Un niño con su padre en el Central Park de Nueva York EFE/EPA/Peter Foley)

El número de infecciones por el nuevo coronavirus en niños y adolescentes se está disparando en Estados Unidos, a medida que los jóvenes comienzan a salir más de sus casas y el número de testeos aumenta, informó este jueves la agencia Bloomberg.

El fenómeno ha disparado las alarmas en el país en el contexto del reinicio de clases esperado en las próximas semanas.

De acuerdo a datos de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, citados la periodista de Bloomberg Anna Edney, los contagiados con COVID-19 menores de 18 años constituyen cerca del 6,4% del total en todo el país. En el último reporte eran apenas el 2%.

Además, algunos estado ya están reportado cifras aún mayores. En California y Mississippi, por ejemplo, la tasa ha llegado al 10%, mientras que en la ciudad de Houston, en Texas, se habla de un porcentaje del 11,4%.

En Florida, el estado que se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia en Estados Unidos, un tercio de los niños testeados está dando positivo, pero aún así siguen en pie los planes de reabrir las escuelas en el otoño.

Con cada vez más kits de testeo disponibles en el país, el número de contagios detectados va en aumento, coinciden los epidemiólogos.

Los padres que vuelven al
Los padres que vuelven al trabajo están presionando para que las escuelas abran una vez más en lugar de dictar clases online (FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO)

Pero al mismo tiempo las presiones para reabrir las actividades afectadas por las cuarentenas y el aislamiento social crecen, debido al fuerte impacto económico que estas medidas están teniendo en países de todo el mundo.

En este contexto, los padres que necesitan volver a trabajar tras haber pasado meses en casa precisan también que las escuelas vuelvan a abrir para que sus hijos puedan asistir.

Menor impacto, pero aún quedan dudas

Los estudios sobre el coronavirus muestran que los jóvenes, y en especial los niños, tienden a sufrir menos y en forma poco severa los efectos de la COVID-19, a diferencia de los mayores de 70 años y las personas con condiciones médicas preexistentes, que componen el grupo más vulnerable.

Pero poco se sabe aún sobre los efectos a largo plazo del nuevo coronavirus, aun si en el momento de la infección se presenta con pocos o ningún síntoma, y tampoco está del todo claro la capacidad de contagio de los niños.

Esto ha llevado a muchas voces a advertir sobre la tendencia a minimizar el impacto del virus en los niños, especialmente tras detectarse además la incidencia de casos de la enfermedad de Kawasaki en menores infectados con COVID-19.

“Sólo porque alguien no se muere no quiere decir que algo malo no les esté pasando. Piensen en el cáncer, un tumor puede desarrollarse durante 10 o 20 años y no lo sabes”, señaló Jason Salemi, epidemiólogo de la Universidad de Florida del Sur, a Bloomberg.

En el caso de la gripe común, se sabe que los niños son el principal medio de esparcimiento del virus en la población. Esto no está claro en el caso del Sars-Cov-2, que provoca la COVID-19, pero tampoco puede descartarse del todo.

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