El fin de semana largo con el feriado más importante del año no se parece en nada a lo que los estadounidenses están acostumbrados. En el sur de la Florida, como en casi todo el país, la sensación es que las celebraciones por el 4 de juliuo, el día de la independencia, están canceladas.
Tal como lo han ilustrado innumerables películas a lo largo de los años, el eje conductor de las celebraciones del 4 de julio son los fuegos artificiales. Desde casas particulares, terrazas de edificios y, fundamentalmente, parques con festejos organizados por las municipalidades, todos los años se lanzan miles de fuegos artificiales que tiñen el cielo de rojo, blanco y azul.
Este año, sin embargo, las municipalidades en el sur de la Florida cancelaron sus eventos debido al avance de la pandemia de coronavirus en el país y sobre todo en el estado sureño.
Florida se ha convertido en uno de los nuevos focos de la pandemia en Estados Unidos. La cantidad de casos positivos ha aumentado exponencialmente durante las últimas semanas. Este viernes, la cifra fue de casi 9.500 casos, más de 3.000 de ellos en el condado de Miami Dade. La cantidad de muertos en esta jurisdicción ha superado los 1.000 en los últimos días.
Si bien los festejos particulares no están prohibidos, las autoridades han pedido a los residentes que eviten la conglomeración de personas y que sean muy sobrios con los festejos.
Pero más allá de los fuegos artificiales, para la mayor parte de quienes viven en Miami tener tiempo libre es sinónimo del ir a la playa. Eso tampoco ocurrirá este año. La mayoría de las playas de Miami, así como las de sus alrededores, permanecerán cerradas.
Todas las playas del condado Miami-Dade -que incluyen las famosas playas de Miami Beach, Sunny Isles, Key Biscayne, Bal Harbour, entre otras- permanecerán cerradas entre el 3 de julio hasta la mañana del 7 de julio.
Durante estos días directamente no se podrá ingresar a la playa, a diferencia de lo que pasó durante parte de la cuarentena, cuando se podía acceder a la arena, aunque únicamente para hacer ejercicio.
El condado de Broward también mantendrá sus playas cerradas, pero por menos tiempo. La medida estará vigente entre el viernes 3 y el domingo 5 de julio. Allí están incluidas las playas de Fort Lauderdale, Hollywood y Hallandale, entre otras.
El condado de Palm Beach (que incluye entre muchas otras las playas de West Palm Beach y Boca Ratón) ha decidido cerrar sus playas durante el mismo período que Broward.
Lo mismo ocurre con las playas de los Cayos de la Florida (Islamorada, Cayo Largo y Key West, como sus principales exponentes). Entre el viernes y hasta el martes por la mañana ni locales ni visitantes podrán disfrutar de la playa.
Un poco más flexibles son las reglas sobre la costa oeste de la península de Florida. La ciudad de Naples y Marco Island abrirán sus playas en horario limitado. Los visitantes podrán estar sobre la arena y entrar al mar sólo entre las 8 y las 11 de la mañana, pudiendo volver a la playa entre las 5 y las 7 de la tarde.
Playas más al norte en la Florida, en las dos costas (desde Sanibel, hasta Clearwater o Jacksonville) mantendrán sus playas abiertas este fin de semana largo.
Pero las restricciones en Miami-Dade, el condado que sigue contabilizando el mayor número de contagiados en todo el estado, no se limitan a la playa. Desde la noche del jueves y hasta nuevo aviso corre un toque de queda entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Además, los hoteles deben cerrar sus piscinas a las 8 de la noche, para evitar las famosas pool parties de Miami Beach. En todo el estado está prohibida la venta de alcohol en bares.
Miami-Dade se encuentra en fase dos de reapertura, que implica que con limitaciones –como atender al 50 por ciento de la capacidad- casi todo está abierto a excepción de bares, teatros y lugares de conciertos.
Dado el alza en el número de casos durante las últimas dos semanas, las autoridades decidieron realizar cierres el fin de semana largo, exigir el uso de máscaras tapabocas de manera obligatoria e imponer sanciones severas contra los comerciantes que no operen bajo las nuevas exigencias del COVID19.
Según han remarcado los alcaldes de diversas municipalidades de este territorio, esta es la última estrategia que les queda para tratar de bajar el número de contagios antes de tener que ser más drásticos y dar marcha atrás con el proceso de reapertura.
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