Las revisiones de antecedentes para la compra de armas de fuego en Estados Unidos alcanzaron cifras históricas durante el mes de junio, una tendencia muy marcada en un año caracterizado por la incertidumbre creada por la pandemia de coronavirus, una subsecuente recesión económica, protestas contra la injusticia racial y los llamados a reducir fondos para las instituciones policiales.
El FBI difundió el miércoles datos que revelan que durante el mes pasado se realizaron 3,9 millones de revisiones de antecedentes, la mayor cantidad desde que se creó el sistema en noviembre de 1998 para garantizar que los delincuentes y otras personas no aptas no pudieran comprar o poseer armas de fuego.
El récord anterior fue en marzo, cuando se llevaron a cabo 3,7 millones de antecedentes. Todas las semanas de junio se ubicaron entre las 10 semanas con mayor cantidad de procesos realizados.
En la primera mitad del año se realizaron poco más de 19 millones de revisiones de antecedentes, más que cualquier año completo entre 1998 y 2012.
Las revisiones de antecedentes son un parámetro clave en la venta de armas, pero las cifras mensuales del FBI también incluyen revisiones para permisos que son requeridos en algunos estados para la portación de armas de fuego. Cada revisión también puede ser para la venta de más de un arma.
Por lo general, las ventas de armas de fuego aumentan cuando se especula con un endurecimiento de las leyes o una restricción de derechos para las compras, ya sea por un reciente tiroteo masivo o por un posible cambio presidencial. Pero este año ha registrado números históricos debido a que ha surgido una crisis tras otra: el coronavirus, las manifestaciones contra la desigualdad racial y la brutalidad policial, y las profundas divisiones políticas entre los estadounidenses.
Ajustando la cifra para reflejar únicamente la adquisición de armas de fuego, el número de revisiones en junio significó un aumento de casi el 136% respecto al mismo mes del año anterior, según la National Shooting Sports Foundation, que representa a los fabricantes de armas. La cifra ajustada fue de 2,2 millones, indicó la agrupación.
“El descontento civil, los disturbios, saqueos y los llamados para retirar los fondos a la policía son, sin duda, factores que explican por qué esta tendencia va en aumento. Los estadounidenses tienen razones para estar preocupados por su seguridad personal”, dijo Mark Oliva, director de asuntos públicos del grupo.
Oliva dijo que la compra de armas es una reacción lógica ante el ambiente político. “Los políticos que sopesan la posibilidad de retirar fondos a los departamentos de policía son los mismos que piden un estricto control de armas e incluso el decomiso”, dijo. “Esas cifras no son una treta de campaña. Representan a los estadounidenses de todos los estratos que están tomando medidas y asumiendo la responsabilidad de sus derechos y su seguridad”.
A los defensores del control de armas les preocupa que quienes compran un arma por seguridad personal no tengan suficiente entrenamiento para manejarla o guardarla correctamente. Se estima que el 40% de los que compran armas de fuego son compradores por primera vez, según la Fundación Nacional de Deportes de Tiro.
“Estoy extremadamente preocupado por aquellas personas que, en estos tiempos de incertidumbre y miedo, se han vendido en la narrativa de la industria de las armas que en tiempos de incertidumbre, cuando te sientes fuera de control, la posesión de un arma de fuego satisfará ese miedo”, dijo David Chipman, director senior de políticas del grupo de control de armas Giffords.
Chipman, un agente retirado de la Oficina Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, dijo que los números no son meras cifras. “Esto ya no puede ser caracterizado como un pico. Se trata de un aumento sostenido de las ventas que ha continuado durante una cantidad sin precedentes de meses”, dijo.
(Con información de AP)
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