Si bien Estados Unidos hace semanas comenzó el proceso de reapertura tras el confinamiento en varios estados por el coronavirus, las autoridades siguen pidiendo a la población extremar las medidas sanitarias. Y de hecho en muchos estados las han incrementado luego de que se registraran importantes picos de contagios, sobre todo en el sur del país.
En ese marco, suscitó polémica el caso de unos estudiantes universitarios del territorio sureño de Alabama, que en las últimas semanas empezaron a organizar lo que denominaron como “fiestas COVID-19”.
Los primeros rumores de esta insólita iniciativa llegaron a oídos de Randy Smith, jefe de bomberos de Tuscaloosa, ciudad de Alabama donde se llevan a cabo estas fiestas. Al principio dudó de esas versiones, pero cuando empezó a investigar se dio cuenta que efectivamente esos eventos estaban teniendo lugar en la ciudad. Inmediatamente informó de la situación al ayuntamiento.
“Pensamos que era un rumor al principio. Investigamos un poco. No solo los consultorios médicos lo confirman, sino que el estado confirmó que también tenían la misma información”, declaró Smith el martes en una sesión informativa para el Concejo de la ciudad.
Los organizadores invitan a la fiesta a personas infectadas con el virus, y el primero que confirma que se contagió gana la recaudación de las ventas de los boletos, detalló a la cadena CNN Sonya McKinstry, miembro del Concejo Municipal.
La funcionaria sostuvo que en las últimas semanas ha habido varias fiestas en la ciudad y sus alrededores, y seguramente “muchas más que los funcionarios no saben”. “Me pone furiosa. No solo es irresponsable, sino que también puedes contraer el virus y llevarlo a casa con tus padres o abuelos”.
McKinstry incluso indicó que teme que algunas personas asistan a las fiestas sin conocer su verdadero objetivo y estén expuestas a invitados infectados.
Las autoridades empezaron a correr la voz en toda la ciudad, la séptima más grande de Alabama, para evitar que se sigan desarrollando estas fiestas. También decretaron el uso de mascarillas, que entrará en vigor el próximo lunes.
“Esto no es político. Es un problema de salud pública. La gente está muriendo y no hay cura. Tenemos que hacer todo lo posible para salvar tantas vidas como sea posible”, remarcó McKinstry.
Las informaciones de esas fiestas comenzaron a circular el mismo día que la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, anunció que extenderá las énfaticas recomendaciones de quedarse en casa hasta el 31 de julio, dado que las infecciones por coronavirus en el territorio continúan aumentando.
Arrol Sheehan, portavoz del Departamento de salúd pública, declaró a ABC News que la orden de “más seguros en casa” decreta explícitamente que las personas que resulten positivas “serán puestas en cuarentena en su lugar de residencia por un período de 14 días”, y subrayó que la violación de la orden de salud es un delito que puede acarrear multas de hasta 500 dólares.
Las autoridades no están seguras de cuántas personas han contraído COVID-19 a raíz de estas fiestas, pero hasta la fecha Alabama reportó unos 39.000 casos de contagios coronavirus y casi 1.000 muertes. En el condado de Tuscaloosa, en tanto, 2.049 personas contrajeron el virus y se produjeron 38 muertes, según el Departamento de Salud Pública.
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