Un temido asesino en serie de California se declaró culpable este lunes de asesinar a 13 personas y secuestrar y violar de decenas de mujeres en los años 1970 y 1980, y pasará el resto de su vida en prisión.
“Culpable”, se escuchó decir a Joseph James DeAngelo, de 74 años, con voz débil y carrasposa, respondiendo al juez Michael Bowman, que le pedía una respuesta sobre cada cargo, que era descrito por fiscales de varios condados del estado.
"Lo admito", "sí", fueron sus otras respuestas.
“El asesino de Goden State” (asesino del estado dorado, como se denomina a California) llevaba traje de presidiario y un protector facial de plexiglas por el coronavirus en una corte instalada en un salón de una universidad de Sacramento debido también a la pandemia.
La corte declaró un receso después de que DeAngelo admitiera culpabilidad de los nueve primeros cargos.
La fiscal Amy Holliday dijo que DeAngelo y su defensa habían acordado declararse culpables de 13 cargos de homicidio en primer grado, y el estado estaba preparado para eliminar la pena de muerte de su condena.
Ya antes de comenzar el proceso de admisión de culpabilidad en cada cargo por separado, el juez había dicho que la sentencia contemplada en el acuerdo era de 11 cadenas perpetuas.
Con violaciones sádicas y asesinatos que aterrorizaron California entre 1975 y 1986, DeAngelo, un expolicía y veterano de guerra, también fue llamado "East Area Rapist" (violador de la zona este) y "Original Nightstalker" (primer acosador de la noche).
En 1981 el diario local Sacramento Bee escribió una línea que ya ilustraba su macabro accionar y lo difícil que sería cazarlo: “Este hombre provocó lo que se cree que fue la persecución más intensa en la historia del condado”. Con el correr de los años, se convertiría en un asunto nacional.
Pasaron 32 años hasta su captura en 2018, luego que los investigadores compararan el ADN recolectado en la escena de un crimen con perfiles disponibles en sitios web genealógicos que analizan muestras genéticas de gente curiosa sobre su ascendencia.
Explorando árboles genealógicos, los investigadores dieron con DeAngelo a través de familiares lejanos.
Esa pista los llevó a la casa de un hombre mayor, que había vivido en un suburbio de Sacramento, área de muchos ataques. Y tras corroborar una muestra con ADN hallado en la basura, fue detenido.
La edad de sus víctimas eran dispares. Se hallaban entre los 12 y los 41 años. Entre sus víctimas siempre había una mujer. No importaba si viviera sola, con sus hijos o con sus maridos. El patrón se repetía siempre. DeAngelo atacaba de noche, entre los condados que se encuentran entre Sacramento y Orange. Luego de sus crímenes, siempre creyeron que el hombre se había mudado para no ser atrapado. Quizás al Área de la Bahía o al Sur de California.
Algunos de sus crímenes
El historial de DeAngelo es truculento. El 2 de febrero de 1978, Brian Maggiore y su esposa Katie decidieron dar una caminata nocturna con su perro por Rancho Cordova, el vecindario en el cual vivían. Fue allí cuando fueron sorprendidos por The Golden State Killer. Fueron perseguidos y asesinados, de acuerdo con los registros del FBI, que tomó el mando de la investigación desde entonces hasta el presente.
Este asesinato y los otros atormentaron la mente del detective Ray Biondi durante años. “Es alucinante que haya cometido tantos crímenes sin un error”, indicó en declaraciones dadas a la filial de la cadena de noticias NBC de San Diego.
Pero además de matar y violar, DeAngelo también robaba viviendas del Área de la Bahía de San Francisco. De ellas intentaba llevarse objetos pequeños, pero de gran valor, como joyas, monedas de oro y cualquier otra cosa que encontrara.
Pese a que fue imposible de rastrear durante 40 años, sus ataques tenían una similitud: encandilaba con una linterna a sus víctimas mientras sostenía un arma o un cuchillo. Nunca podrían reconocerlo. Siempre llevaba una tenebrosa máscara. Luego las ataba con una cuerda. Por lo general lo hacía con cordones de los propios zapatos de las víctimas, que luego se llevaba.
Según los testigos que pudieron sobrevivir a su brutalidad, DeAngelo siempre hablaba con los dientes apretados, distorsionando su voz, para que no pudieran reconocerlo en caso de una ronda de identificación o de un interrogatorio.
Cuando irrumpía en una vivienda, violaba a sus dueñas y parecía un tornado haciendo un saqueo absoluto. Barría con todo en busca de lo más valioso. También su lado sádico se evidenciaba tras finalizar su tarea. En algunos casos, permanecía durante horas después del ataque en las casas violentadas e incluso cocinaba comidas.
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