El primer ministro de Australia, Scott Morrison, indicó en la mañana del viernes (hora local) que el país es víctima de un amplio ciberataque de un “actor estatal” extranjero que actuó contra los sistemas informáticos del gobierno, administraciones y empresas.
“Actualmente, hay organizaciones australianas que están siendo blanco [de un ataque] de un actor estatal sofisticado”, declaró Scott Morrison en una rueda de prensa en Canberra, precisando que el ataque afectaba a “organizaciones australianas de toda una gama de sectores, a todos los niveles del gobierno, de la economía, de organizaciones políticas, de los servicios de salud y de otros operadores de infraestructuras estratégicas”.
El mandatario dijo que los expertos cibernéticos del Gobierno identificaron que se trata de un actor cibernético estatal “por la escala y la naturaleza del objetivo y el oficio utilizado”. “No hay un gran número de actores estatales que puedan participar en este tipo de actividad”, indicó. Sin embargo, no especificó qué actor extranjero puede ser.
Morrison sostuvo que no sacan a la luz este tema “para despertar preocupaciones en la mente del público, sino para concientizarlo”. Detalló, además, que aunque la amenaza era constante, la frecuencia de los ataques aumentó en los últimos meses.
Pese a la magnitud del ataque, el primer ministro australiano enfatizó que no hay evidencia de una violación “a gran escala” que afecte la información personal de las personas y que muchos de los ataques no tuvieron éxito.
“No son riesgos nuevos, pero son riesgos específicos”, dijo, instando a las empresas e instituciones australianas a protegerse. Y añadió: “Alentamos a las organizaciones, en particular a las de la salud, las infraestructuras críticas y los servicios esenciales, a que acepten el asesoramiento de expertos y pongan en marcha defensas técnicas”. Es probable que esa advertencia haga saltar las alarmas, ya que las instalaciones médicas del país, que ya están en crisis debido a la pandemia del coronavirus, podrían sufrir más presión.
Se sabe que China, Irán, Israel, Corea del Norte, Rusia, Estados Unidos y varios países europeos han desarrollado capacidades de guerra cibernética.
Sin embargo, es probable que las sospechas recaigan sobre Beijing, que recientemente ha impuesto sanciones comerciales a los productos australianos en medio de una creciente disputa por la influencia china.
Australia enfureció a China al pedir que se investigara el origen de la pandemia de coronavirus y acusar al gigante asiático de alimentar un virus “infodémico” y de ejercer “coacción” económica.
China, cada vez menos dispuesta a tolerar las críticas a sus políticas exteriores más agresivas, ha advertido a sus estudiantes y turistas de que no vayan a Australia, ha amenazado con más sanciones y ha condenado a un ciudadano australiano a muerte por tráfico de drogas.
Morrison dijo que había notificado los ciberataques al líder de la oposición y a los líderes del Estado, a los que calificó de “maliciosos”.
Por su parte, la agencia Reuters informó tiempo atrás que Canberra había determinado en marzo del año pasado que China era responsable de un ataque de piratería a contra el parlamento australiano. El país oceánico, no obstante, nunca hizo públicas esas sospechas, pese a que Beijing negó los trascendidos.
Con información de AFP y Reuters