Por primera vez en sus 61 años de historia, Estados Unidos postulará un candidato propio para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se trata de un los asesores más cercanos a Donald Trump, el director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, Mauricio Claver Carone.
En el contexto de una depresión económica sin precedentes como consecuencia del coronavirus y de otros asuntos puntuales que afectan a diferentes países de la región, la Casa Blanca impulsa un gesto de fuerte respaldo a las Américas postulando a un candidato de larga trayectoria en Washington, donde ocupó puestos en el Tesoro y el Fondo Monetario Internacional antes de su llegada a la Casa Blanca como colaborador directo del Presidente.
“Confiamos en que su liderazgo al frente del BID fortalecerá su capacidad para lograr un impacto en el desarrollo de la región", dijo el secretario del Tesoro Seteven Munchin en un comunicado que cofirmó la candidatura de Claver Carone.
El BID es el banco de desarrollo regional más grande del mundo. Lo integran 26 países de América Latina y el Caribe que son receptores de créditos y a los que se suman Estados Unidos, Canadá y otros 20 países donantes y que se benefician como en la adquisición de bienes y servicios financiados por la institución.
Los mandatos al frente del BID son por 5 años, pero sus presidente suelen optar hasta por tres reelecciones. Así. solo a lo largo de su historia sólo cuatro personas lo condujeron: el chileno Felipe Herrera, el mexicano Antonio Ortíz Mena, el uruguayo Enrique Iglesias y el colombiano Luis Alberto Moreno, que se aleja ahora del cargo, luego de 15 años al frente de la institución.
La candidatura de Claver Carone ya ha recibido el respaldo de Brasil, Ecuador, El Salvador y Jamaica, confirmaron a Infobae en Washington.
Nacido en Miami e hijo de madre cubana y padre español, Claver Carone se crió en España y Orlando (Florida). Es graduado de derecho de la Universidad Católica de América y tiene una maestría en derecho internacional de la Universidad de Georgetown. Antes de trabajar para la administración Trump, inicialmente en el equipo de transición de la Tesorería, dirigía el influyente Comité de Acción Política US-Cuba Democracy, que reemplazó a la Fundación Nacional Cubano Americana como el grupo de cabildeo cubano más poderoso en Washington DC en pos del restablecimiento de la democracia y la plena vigencia de los derechos humanos en la isla. Como tal, fue un férreo opositor de la política de acercamiento al gobierno de los Castro durante el gobierno de Barack Obama. Ya como funcionario de Trump, lideró la estrategia de confrontación a la dictadura de Nicolás Maduro.
En diciembre pasado, Claver Carone protagonizó un incidente diplomático en Buenos Aires. Enviado como representante de Trump a la asunción de Alberto Fernández como Presidente, decidió ausentarse de la ceremonia de traspaso de mando en el Congreso y acortar su visita cuando se enteró a último momento de que estaría presente el poderoso ministro de Comunicación del régimen chavista, Jorge Rodríguez. Unos días después, Claver Carone explicó que se había visto sorprendido por la decisión del gobierno argentino de invitar a un funcionario sancionado por el TIAR y el Tesoro estadounidense. “Queremos saber si Alberto Fernández va a ser abogado de las democracias de la región o apologista de las dictaduras”, se preguntó en aquel momento.
Claver Carone podría tener que confrontar nuevamente con el gobierno argentino, que hasta ahora impulsa para la presidencia del BID a su propio candidato, el asesor presidencial Gustavo Béliz, también con una larga trayectoria en el banco regional.
La elección del nuevo presidente del BID estaba prevista durante la Asamblea Anual de marzo en Barranquilla, Colombia, que debió ser pospuesta para septiembre por la pandemia. Para alcanzar la presidencia, el candidato debe obtener el respaldo de la mayoría absoluta tanto de los países del continente como del poder de sufragio de cada uno de ellos en el Banco. Estados Unidos tiene el 30% del poder de voto. Le siguen la Argentina y Brasil, con 11% cada uno, la Unión Europea (10%), México (7%), Japón (5%) y Venezuela y Canadá (4% cada uno).
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