Donald Trump dijo que la marcha contra el racismo en Washington DC, la capital estadounidense, tuvo menos gente dela esperada por las autoridades y envió un saludo y agradecimiento a las fuerzas de seguridad, a las que saludó por hacer “un fantástico trabajo”.
El presidente nombró en su cuenta de Twitter a la Guardia Nacional, el Servicio Secreto y la policía de la ciudad, en una jornada de protesta pacífica, sin incidentes de consideración ni violencia como la que se registró en otras jornadas.
Las manifestaciones comenzaron al mediodía y se desparramaron por toda la ciudad: unas dos mil personas se concentraron alrededor del Congreso y otras mil lo hicieron en el Monumento a Lincoln para, luego, como si fueran ríos, confluir en la Casa Blanca, donde mucho más gente se unió a la marcha.
Allí, un enorme mar de gente entonó cánticos durante horas para pedir cambios estructurales que acaben con la violencia contra los afroamericanos, quienes en EEUU tienen tres veces más probabilidades de morir a manos de la Policía que los blancos, según datos del grupo Mapping Police Violence. Bajo un sol de plomo y sobre 30ºC de temperatura, los manifestantes -la mayoría de ellos con mascarillas- fueron asistidos por voluntarios que entregaban agua o desinfectante de manos, en un ambiente mas bien festivo.
“¡Ley y orden!”, tuiteó el presidente en la noche del sábado, un lema que viene repitiendo como faro de su política frente a las protestas..
El objetivo de los manifestantes era sumar un millón de manifestantes, el número que se alcanzó en enero de 2017 con la “Marcha de las Mujeres”. Sin embargo, a falta de cifras oficiales, la mayoría de medios estadounidenses afirma que hay miles o decenas de miles de asistentes. Esta semana el jefe de policía municipal de Washington, Peter Newsham, estimó que acudirían a la ciudad algo menos de un millón de personas; mientras que el secretario del Ejército, Ryan McCarthy, el viernes dijo a la prensa que sus cálculos son entre 100.000 y 200.000 manifestantes.
Había un importante dispositivo policial y varios helicópteros volaban sobre la ciudad.
Numerosos asistentes a la marcha portaron camisetas negras con el mensaje “No puedo respirar”, las últimas palabras de Floyd que quedaron grabadas en un video que desató la ola de indignación. Los manifestantes desfilaban con los puños en alto en presencia de un despliegue policial mucho menos numeroso que el de los últimos días.
Las fuerzas de seguridad han recibido numerosas críticas porque el lunes dispersaron con gases lacrimógenos y lanzaron pelotas de goma contra una protesta pacífica solo para que el presidente, pudiera cruzar el parque frente a la Casa Blanca y hacerse una foto en una iglesia.
Este sábado, los agentes estaban en pequeños grupos con una actitud relajada y no llevaban ni cascos ni chalecos antibalas. El viernes, el Pentágono había pedido a los reservistas de la Guardia Nacional que no portaran armas ni municiones y, además, ordenó el repliegue de los 1.600 militares que habían sido movilizados.
Esta serie de protestas plantea uno de los grandes desafíos a la presidencia de Trump. El mandatario condenó la muerte de Floyd pero también se refirió a los manifestantes como “matones” y “terroristas” y ha sido acusado de exacerbar las tensiones.
(Con información de AFP y EFE)
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