Miles de personas volvieron a desafiar el toque de queda en Nueva York y salieron a la calle la noche del martes, aunque para las primeras horas del miércoles, en la mayoría de espacios públicos sólo se veía a policías, que bloquearon el puente de Manhattan para evitar el acceso desde otros barrios hacia nuevas concentraciones de protesta.
Hasta la madrugada del miércoles, se han registrado más de 9.000 detenciones en todo el país desde el inicio de las protestas tras la muerte de Floyd, el 25 de mayo en Minneapolis. Pero fue una noche considerablemente más tranquila que las anteriores, que en algunas ciudades incluyeron saqueos, incendios y disparos.
Durante el día, antes de que entre en vigor la restricción de circulación a las 20 horas, una multitud de manifestantes se expresó pacíficamente en Manhattan, Brooklyn y otras zonas de la metrópoli. El alcalde Bill de Blasio anunció que el toque de queda se mantendrá hasta el domingo.
Un numeroso grupo de manifestantes que marchaba hacia el puente de Manhattan desde Brooklyn fue frenado por la policía, que les impidió el paso a Manhattan. El grupo había celebrado una nueva protesta ante el Barclays Center, punto de concentración de manifestantes en otras jornadas.
Algunos intentos de los alborotadores de ir a más fueron rápidamente atajados por los propios manifestantes, como en la parte baja de Broadway, al tiempo que se pudo ver un goteo permanente de detenciones por parte de la policía ante cualquier atisbo de violencia, y sin sacar a la Guardia Nacional. Fue una noche de calma tensa.
Incluso antes del toque de queda de las 8, la policía persiguió a numerosos sospechosos y recuperó herramientas sospechosas de poder ser utilizadas para saqueos, como martillos, llaves inglesas y palancas. La policía blindó zonas como el Soho o Times Square para evitar que fuesen de nuevo escena de disturbios. Allí muchas personas corrieron al ver a la policía, que hizo arrestos a sospechosos. “Arriba las manos, no disparen”, gritaban los jóvenes.
Más de 20.000 Guardias Nacionales han sido convocados en 29 estados para combatir la violencia, una medida impulsada por Donald Trump para aplacar las protestas. Nueva York no es uno de ellos, y el alcalde De Blasio, ha dicho que no quiere al contingente. El gobernador, Andrew Cuomo, describió lo sucedido en la ciudad como “una desgracia”.
“La Policía de Nueva York y el alcalde no hicieron su trabajo anoche”, dijo el martes Cuomo en una sesión informativa en Albany. Afirmó que De Blasio había subestimado el problema y que no se habían desplegado suficientes agentes, aunque la ciudad dijo haber multiplicado su presencia por dos.
Las manifestaciones a lo largo del país por la muerte de George Floyd, un hombre negro de 46 años, a manos de policías blancos en Minneapolis hace una semana, durante un arresto por la presunta compra de cigarrillos con un billete falso, son mayoritariamente pacíficas. Pero pequeños grupos de manifestantes han aprovechado para destrozar vidrieras de bancos y comercios, y para saquear tiendas lujosas, sobre todo deportivas y de electrodomésticos.
(Con información de AP, EFE, AFP)
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