“Un momento realmente bello del que fui testigo”, comentó Amanda, una ciudadana de Nueva Jersey que captó en video cuando unos policías se arrodillaron frente a un grupo de manifestantes que protestaban contra el racismo en una nueva jornada de marchas por la muerte de George Floyd durante un arresto.
En muchas protestas, los manifestantes se han puesto de rodillas, en un gesto popularizado por deportistas para denunciar la violencia policial que sufren los negros en Estados Unidos, y como señal de protesta pacífica. Floyd murió asfixiado y pidiendo auxilio mientras un policía ponía la rodilla sobre su espalda y cuello durante varios minutos, y otros agentes miraban sin intervenir.
Por ello, policías también han imitado el gesto en solidaridad con los reclamos y en repudio a los oficiales del arresto, considerando que no representan a todos los uniformados.
“Nunca estuve más orgulloso de esta ciudad”, comentó otro usuario tras la viralización del video.
Los manifestantes presentes vitorearon a los oficiales y aceptaron su gesto con saludos de puño, una señal acorde con las multitudinarias marchas pacíficas y muy distante de los enfrentamientos que se han registrado en algunas zonas del país, así como otros excesos en el uso de la fuerza por parte de las autoridades.
Escenas similares de policías arrodillados se han replicado en California, Nueva York y Michigan, entre otros estados, haciendo el mismo gesto junto a los manifestantes.
Días atrás, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, compartió en las redes sociales un video en el que se veía a varios agentes de Queens arrodillados, y comentó: “Así es como comienza el cambio”.
Si bien las protestas denuncian que el racismo se enmarca en una violencia institucional, la mayoría de los manifestantes recibieron con simpatía el gesto de solidaridad de los uniformados.
Las manifestaciones comenzaron hace más de una semana tras la muerte de George Floyd, un hombre negro que suplicó pidiendo aire mientras un policía le presionaba el cuello con la rodilla. Las tensiones ya habían subido en las semanas previas tras la detención de dos hombres blancos en mayo por matar a tiros a Ahmaud Arbery, un hombre negro que había salido a correr en Georgia, y por la muerte en marzo de Breonna Taylor, baleada en su casa por la policía de Louisville.
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