Al principio, creyeron que se trataba de un bulo. Algún tipo de fraude para estafar a los vecinos. Pero la historia resultó real.
Hace unas semanas, aparecieron en las calles del vecindario Belmont Craging, al noroeste de la ciudad de Chicago, pequeñas notas escritas a mano.
“Se cortan yardas, precios bajos. Ayúdame. Necesito trabajar. Llamar a Don Ramón”, se leía en español, junto a un número de teléfono.
Aunque muchos residentes dudaron de la autenticidad del anuncio, pronto comenzó a circular entre los vecinos un video en el que aparecía el autor de la nota. En las imágenes, el hombre, un migrante de origen mexicano de 77 años, podaba el jardín de una vivienda del barrio y luchaba para recomponer su cortacésped, que se apagó varias veces mientras trabajaba.
Las imágenes se viralizaron rápidamente y llegaron hasta Alonso Zaragoza, un residente de Belmont Craging que al conocer la historia, se mostró escéptico y decidió investigar un poco.
“Al principio creí que era falso, porque un señor de esa edad repartiendo papelitos para trabajar se me hizo exagerado”, dijo con honestidad el joven, en declaraciones a Univisión Chicago.
Sin embargo, cuando conoció en persona a Don Ramón, todas sus dudas se disiparon. El jardinero de 77 años era un hombre humilde y trabajador que había llegado a Chicago 30 años atrás desde el estado mexicano de Jalisco. Según le explicó el adulto mayor, decidió migrar a EEUU porque tenía que alimentar a su familia de siete hijos.
Durante 32 años, le contó el hispano, trabajó en un mismo empleo en el estado de Illinois. Y aunque desde su jubilación recibe cada mes su seguro social, el dinero que le ingresan no le alcanza.
“Nunca he tenido problemas y mi historial está limpio”, contó Don Ramón en un video que publicó en redes sociales Alonso Zaragoza. “Me quito el sombrero con la gente que trabaja duro. Me jubilé pero mi seguro social no es suficiente ya que se va en los pagos de la casa, y entonces me quedan 115 dólares restantes”, añadió.
Don Ramón tiene una hija menor de edad, y todos los meses, le entrega unos 30 dólares para “sus cosas”. Aunque su esposa aún trabaja, él nunca le pide dinero.
“Tengo que buscar una manera para salir adelante por la razón también de que mi esposa es casi 20 años menos que yo. Ella está joven, gracias a Dios, trabaja, pero no me da [dinero], ni estoy para que me dé. ¡No! Pero sí batallo, porque en realidad no tengo dinero, y tengo que buscarle”, añadió en el video.
Por ese motivo, el migrante escribió carteles y los colgó en el vecindario, con la finalidad de buscar trabajo. Se ofrece a cortar yardas, arreglar jardines, limpiar y “lo que sea”; todo, dice, para poder ganarse la vida.
Al ver la máquina descompuesta de Don Ramón, Zaragoza sintió que no podía quedarse de brazos cruzados. Por eso, el 22 de mayo abrió una cuenta de Go Fund Me con la intención de comprarle un cortacésped nuevo y menos pesado.
“Don Ramón fue visto hace unos días sacando trozos de papel escritos a mano bajo la lluvia. Las notas dicen que está buscando trabajo cortando el césped. Es un señor mayor. Obtuvo trabajo de sus vecinos, pero su cortadora de césped le falló dos veces hoy", se lee en la descripción de la campaña.
"Queremos conseguirle un nuevo cortacésped ligero y autopropulsado para que pueda seguir trabajando, pero esta vez no tan duro. Tiene facturas que pagar, pero también valora trabajar”, añadió.
La recaudación llegó mucho más lejos de lo que él esperaba, y hasta ahora ya han conseguido USD 9.548, de los cuales, Don Ramón ya recibió USD 6.482,73.
A través de su cuenta de Facebook, Alonso Zaragoza compartió un video en el que captó la reacción del hispano al ver el sobre con los USD 6.482,73 dólares. En seguida comienza a llorar, y emocionado, agradece las muestras de cariño recibidas.
“Les agradezco infinitamente. No sé qué decirles, más que gracias”, dijo entre lágrimas.
Además de la colecta, una barbería de la ciudad se ofreció a regalarle al mexicano cortes de pelo gratis durante un año, y un técnico le arregló su cortacésped. Con el dinero, los vecinos de Belmont Craging esperan que Don Ramón no tenga que volver a trabajar tan duro, y pueda disfrutar de su jubilación.
Todavía las donaciones siguen llegando, y para evitar un papel de intermediario, Zaragoza ayudó al jardinero a abrir una cuenta particular a través de una aplicación de celular, para que reciba las donaciones de forma directa; y anunció que cerrará la campaña de Crowd Funding.
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