“Donald Trump fue a la guerra”. Así comienza su columna Billy Bambrough, uno de los especialistas en tecnología y blockchain de la revista Forbes, que se refirió esta semana a la decisión del presidente de los Estados Unidos de embestir contra las plataformas de redes sociales. “Trump firmó una orden ejecutiva dirigida a las empresas de redes sociales pocos días después de que Twitter etiquetara dos de sus tuits con advertencias de verificación de hechos”, señaló el columnista.
El golpe dado por el jefe de Estado norteamericano podría ser devastador para aquellas dos plataformas líderes del universo digital a las que se las dejaría de tratar como “publicadores”, como el resto de los medios de comunicación. Esto daría espacio a otras plataformas que están asomando. Trump advirtió que su decisión se basaba en la posibilidad de impedir el silenciamiento de voces que actualmente ejecutan los editores.
“Un pequeño puñado de monopolios de redes sociales controla una gran parte de todas las comunicaciones públicas y privadas en los Estados Unidos”, dijo Trump el jueves cuando firmó la orden. “Han tenido un poder sin control para censurar, restringir, editar, dar forma, ocultar, alterar, prácticamente cualquier forma de comunicación entre ciudadanos privados y grandes audiencias públicas”, agregó. ¿Es el final del chequeo de noticias tal como se conoce?
Bambrough continuó: “Facebook y Twitter se ven obligados a tomar decisiones que preferirían no: quién puede publicar qué en sus plataformas. El tamaño y la escala de estos sitios de redes sociales se asemeja a algunos de los bancos más grandes en el apogeo de la crisis financiera, aunque ahora no son demasiado grandes para quebrar, sino demasiado grandes para bloquearlos”.
“Los absolutistas de la libertad de expresión argumentan que ser eliminados o censurados de los principales canales de redes sociales les impide participar en la sociedad. Por otro lado, los capitalistas estrictos creen que las empresas comerciales deberían poder decidir quién usa sus servicios y no se les puede hacer acoger personas y opiniones que no les gustan o que podrían dañar sus resultados. Algunos piensan que las redes sociales descentralizadas basadas en blockchain que son resistentes al Gobierno o al control interno son una respuesta potencial”, escribió el columnista.
Bambrough pone así, de relieve, el ascenso de estas redes sociales descentralizadas que están en auge por las barreras que se encuentran en las dos grandes plataformas. Web3 es una de las posibilidades de una nueva era en internet. “Web3 es la idea de que una tercera generación de Internet, a partir de la primera versión temprana de Internet y luego la segunda generación controlada por Silicon Valley, permitirá a los usuarios controlar sus datos y permitir una monetización transparente”.
Una de esas plataformas que podrían tomar aún más relevancia es Minds. “Lanzada en 2015, ahora cuenta con 2,5 millones de usuarios registrados en todo el mundo, y recientemente vio un aumento de 100.000 nuevos usuarios en solo un día en Tailandia después de una reacción violenta contra los cambios que Twitter hizo a su política de privacidad”. “Estamos experimentando un aumento masivo de ciudadanos tailandeses que buscan la libertad en Internet”, declaró Minds a través de... Twitter.
Según el autor de la columna, “la actitud arrogante de Trump hacia las redes sociales está obligando a Twitter y Facebook a comenzar a actuar como ‘árbitros de la verdad’, a pesar de la resistencia del presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg”. “Creo firmemente que Facebook no debería ser el árbitro de la verdad de todo lo que la gente dice en línea”, dijo la semana pasada Zuckerberg a Fox News antes de que se conociera la decisión de Trump. “Las compañías privadas probablemente no deberían -especialmente estas compañías de plataformas- no deberían estar en la posición de hacerlo”, añadió.
“Las redes sociales descentralizadas basadas en blockchain parecen reflejar las propias creencias de Zuckerberg, y eventualmente pueden destronar a los actuales operadores de Internet”, concluyó Bambrough.
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