Donald Trump anunció este lunes que desplegará las fuerzas armadas para contener los disturbios y hechos de violencia que se registraron en los últimos días tras la muerte de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis. “Estoy movilizando todos los recursos federales disponibles, civiles y militares, para parar los disturbios y saqueos, para parar la destrucción e incendios provocados. Y para proteger los derechos de los estadounidenses que respetan la ley”, señaló desde la Casa Blanca.
En esa línea, avisó que recomendó a los gobernadores “desplegar a la Guardia Nacional para tomar las calles” para “detener los disturbios, los saqueos, el vandalismo, los asaltos y la destrucción sin sentido de la propiedad”. En caso de que éstos se nieguen, adelantó: “Si una ciudad o estado se niega a tomar las medidas necesarias... entonces desplegaré el ejército de los Estados Unidos”.
Denunció, además, que el país “está siendo atacado por anarquistas profesionales”, y sostuvo: “Estas no son protestas pacíficas, esto es terrorismo nacional”.
El mandatario indicó que a partir de las 19, hora local, habrá toque de queda, y advirtió: “Quien viole la ley será detenido y se enfrentará a cargos criminales”.
Mientras el jefe de Estado daba su discurso, en las inmediaciones de la Casa Blanca se produjo un nuevo enfrentamiento entre los manifestantes y la policía y la Guardia Nacional. Los cuerpos de seguridad dispersaron a los protestantes con gases lacrimógenos.
Trump aseguró que su administración está “comprometida” a que se haga justicia por la muerte de Floyd: "Prometo llevar justicia a la familia de George Floyd, pero no podemos permitir que los manifestantes pacíficos sean desplazados por turbas (...) Como Presidente lucharé por mantener a salvo y proteger a los norteamericanos”.
Tras su discurso, y en medio de los disturbios que había a unas pocas cuadras, Trump se dirigió caminando, fuertemente escoltado por su equipo de seguridad, hacia la Iglesia Episcopal de Saint John, frente a la Casa Blanca, que resultó dañada por los manifestantes. Mientras el mandatario caminaba, su seguridad pedía a la prensa y a la gente que se encontraba en Lafayette Square, la plaza situada frente a la casa presidencial, que se retirara del paso. Al llegar a la iglesia, el Presidente de los Estados Unidos se tomó unas fotos sosteniendo una Biblia, y afirmó: "Vamos a salir muy fuertes de esta situación”.
“Lo que pasó en la ciudad anoche es una deshonra absoluta”, dijo Trump en una discurso, en referencia a los hechos de violencia que ocurrieron en Washington.
Pese a haber sido dispersados de la zona por donde paseó el presidente, los manifestantes todavía continuaban en las inmediaciones gritando consignas, aunque sin poder acceder al área de Lafayette Square.
Durante los tres últimos días, las proximidades de la Casa Blanca han sido escenarios de altercados entre los manifestantes y las fuerzas del orden, al calor de las protestas que han estallado en todo el país por el asesinato de Floyd. El viernes por la noche, los agentes del Servicio Secreto llevaron a Trump a un búnker de la Casa Blanca cuando cientos de manifestantes rodearon la casa presidencial y arrojaron piedras. El presidente norteamericano pasó allí casi una hora, de acuerdo a un republicano cercano a la Casa Blanca que no estaba autorizado a comentar de forma pública por cuestiones privadas. Su versión fue confirmada por un funcionario del Gobierno que también habló bajo condición de anonimato.
Horas antes de su pronunciamiento, Trump criticó a los gobernadores estatales por lo que consideró una respuesta insuficiente a los disturbios. En una conferencia telefónica, cuyo audio se filtró rápidamente y fue difundido por distintos medios locales, Trump dijo a los mandatarios regionales que los manifestantes eran “terroristas" y debían”dominarlos". De no tomar un enfoque “duro” que implique “enviarlos a prisión por largos períodos de tiempo”, se verían como “idiotas” ante los ojos del público, aseguró.
En concreto, se enfocó en Minnesota, ciudad donde Floyd murió a manos del policía Derek Chauvin luego de que este se arrodillara en su cuello por más de ocho minutos, asegurando que la ciudad se había convertido en un “hazmerreír a lo largo del mundo”.
“Este es un movimiento. Si no le ponen fin, va a empeorar más y más. El único momento en el que triunfa es cuando ustedes son débiles, y la mayoría de ustedes son débiles”, manifestó Trump a los gobernadores. “Tienen que arrestar a la gente, tienen que juzgar a la gente, tienen que meterles en la cárcel durante diez años y nunca verán este tipo de cosas de nuevo”, agregó.
El fiscal general de EEUU, William Barr, que también participó en la llamada, precisó que el Gobierno de Trump quiere presentar “cargos federales contra cualquiera que viole una ley federal en conexión con estos disturbios”, pero para eso necesita que los gobernadores dispersen las multitudes y “controlen las calles”. El jefe del Pentágono, Mark Esper, por su parte, insertó un lenguaje bélico en la conversación, al afirmar: “Cuanto antes dominen el espacio de batalla, antes se disipará esto”.
En el marco de los disturbios, más de 4.400 personas han sido arrestadas desde que comenzaron las protestas la semana pasada.
Numerosos mandatarios regionales han establecido toques de queda en sus estados con el objetivo de reducir la posibilidad de que tengan lugar escenas de violencia, la mayoría de ellas por la noche. El último en hacerlo fue el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, quien decretó que este tendrá lugar entre las 11 PM, hora local, y las 5 AM.
Las protestas a nivel nacional comenzaron tras la muerte hace una semana en Minneapolis del afroamericano George Floyd, después de que un policía blanco -Derek Chauvin- lo inmovilizase, ya esposado, con la rodilla en el cuello durante varios minutos, pese a sus ruegos de que no podía respirar. Aunque las manifestaciones suelen comenzar en un ambiente pacífico, muchas de ellas han derivado luego en disturbios, saqueos e incidentes con las fuerzas de seguridad.
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