EEUU ha sufrido una semana convulsa.
Desde el asesinato de George Floyd, millones de manifestantes han tomado las calles de las grandes ciudades del país, y con furia e indignación, han exigido justicia para el hombre afroamericano, quien murió en Minneapolis en un caso de abuso policial.
Durante cinco días, las protestas violentas por el homicidio de Floyd han sacudido al país. Y en medio de los disturbios, los enfrentamientos y los incendios, periodistas, camarógrafos y fotógrafos intentan hacer su trabajo al tiempo que evitan los gases, las armas, los proyectiles, el fuego, la hostilidad, la represión y las agresiones.
Una de las comunicadoras que cubrió los incidentes en Minneapolis fue Linda Tirado. La fotógrafa freelance de 37 años, procedente de Nashville, Tennessee, acudió el viernes a una de las protestas para realizar un reportaje con su cámara. Y de un momento a otro, sin esperarlo, sintió que le estallaba el rostro.
“Los manifestantes dijeron que la policía estaba gaseando. Me puse las gafas y el respirador. Era bastante caótico: la gente se movía en todas las direcciones. Luego sentí que me explotaba la cara”, dijo la comunicadora en declaraciones al diario Daily Mail.
En seguida el ojo izquierdo de Tirado comenzó a sangrar. Entendió entonces que había recibido el impacto de una bala de goma, o de un proyectil de plástico.
“Puse mis manos en alto y grité ‘Soy prensa, soy prensa'", contó al diario británico la escritora freelance, que había cubierto también los disturbios durante la noche del jueves.
Al ver su herida, varios manifestantes la auxiliaron y la llevaron corriendo al hospital.
“Actuaron como mis ojos cuando no podía ver más allá de la sangre y la hinchazón”, explicó Tirado al hablar de las personas que le ayudaron.
En el hospital, la profesional de 37 años y madre de dos niñas fue trasladada de inmediato al quirófano. Los médicos le explicaron que su globo ocular se había partido en dos, y que no volvería a recuperar la vista en el ojo izquierdo. También le informaron que las graves heridas que había sufrido tardarían en sanar al menos seis semanas.
“Hola amigos. Ya salí de la cirugía y probablemente reciba el alta hoy, más tarde. Probablemente no me conecte demasiado porque duele enfocar con mi ojo bueno, pero no estoy en peligro", escribió la fotógrafa en su cuenta de Twitter.
“Me quedé permanentemente ciega de mi ojo izquierdo, y los doctores se niegan absolutamente a dejarme volver al trabajo durante seis semanas. Definitivamente no tengo permitido estar cerca de humo o gas. Normalmente si me quedara en casa pasaría mucho tiempo ampliando, pero hoy leer duele”, reveló.
A pesar del duro pronóstico, Tirado intenta mantener una actitud positiva. Se alegra de que el ojo en el que recibió el impacto no es el que utiliza para trabajar. Y espera que con el tiempo, pueda llegar a ver luces y sombras a través de él.
“No fue el ojo que utilizo para trabajar, así que no es el final de mi carrera. Todavía puedo ver flores y puestas de sol, solo que quizás no podré decirles cómo de lejos están", escribió en sus redes sociales.
Aunque no sabe qué objeto la hirió en el ojo, después de recibir el impacto, la mochila en la que guarda su cámara se manchó de un tinte verde. Esto le hace pensar que pudo golpearla una bala de goma o un proyectil de plástico de potencia reducida. Para tratar de averiguar qué ocurrió, revisará el material gráfico que tomó durante la protesta, una vez que se sienta mejor.
El sábado recibió el alta hospitalaria, y Tirado no podrá volver a trabajar al menos durante dos semanas.
La agresión que sufrió la fotógrafa freelance, se produjo el mismo día de la detención del reportero de la CNN, Omar Jimenez. A las 05:11 hora local, el periodista se conectó para realizar desde Minneapolis una emisión en vivo. Entonces, dos oficiales se acercaron, le quitaron el micrófono, lo esposaron y se lo llevaron detenido. Y todo fue transmitido en directo por la televisión nacional.
Las protestas, sin embargo, no solo han ocurrido en Minneapolis. A la ciudad de Minesota se sumaron también Miami, Los Ángeles, Chicago, Filadelfia, Atlanta y Nueva York, y ya son 25 las grandes urbes del país que han tenido que decretar un toque de queda nocturno, para evitar los disturbios que exigen justicia para George Floyd, el hombre de raza negra que murió esta semana a manos de un policía blanco que le clavó la rodilla en el cuello, impidiéndole respirar.
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