Había conocido a Bill Clinton en 1995, mientras era presidente, gracias al contacto de le empresaria, socialité e integrante del clan Rothschild, Lynn Forester. Ya cuando el demócrata dejó la Casa Blanca, Jeffrey Epstein intensificó su vínculo con Clinton y organizó algunos viajes filantrópicos con el ex presidente alrededor del mundo.
En uno de esos viajes a África, en 2002, el empresario aprovechó para conversar con Clinton sobre uno de los temas que lo había mantenido fascinado durante los últimos años: el affaire Monica Lewinsky. Es que el financista condenado por pedófilo y que se suicidó en la cárcel en agosto pasado, no podía entender aquella la relación porque creía que la ex becaria de la Casa Blanca.
En el avión rumbo a Africa para un evento de la Clinton Foundation, Epstein finalmente pudo evacuar sus dudas, según cuenta su biografía “A convenient death. The misteriouse demise of Jeffrey Epsetin” (Una muerte conveniente. El misterioso deceso de Jeffrey Epstein), de los periodistas de investigación Alana Goodman y Daniel Halper, que se publicará el próximo 2 de junio.
“Jeffrey Epstein estaba fascinado por el escándalo sexual de Bill Clinton en la oficina oval”, cuenta el libro. “Le dijo a sus amigos que lo dejaba perplejo cómo el Presidente había tirado su reputación para tener un romance con Monica Lewinsky, una mujer que Epstein creía que era demasiado poco atractiva para dormir con ella”.
Durante el vuelo, Epstein consultó a Clinton y la respuesta lo fascinó tanto que no se aguantó y llamó a uno de sus mejores amigos desde el mismo avión para contarle, según contó esa persona a los periodistas. “Durante el vuelo, mientras Clinton aún estaba en el avión, un buen amigo recuerda haber recibido una llamada telefónica de un Epstein muy divertido. ”¿Adivina qué me he enterado?, Epstein le preguntó a su amigo algo confundido "¿Qué?“. Nunca entendí todo el asunto de Monica Lewinsky, así que le pregunté”, dijo Epstein.
La respuesta de Bill fue: “Durante el cierre del gobierno, ella era la única chica en la Casa Blanca".
Durante el año 1995, las interminables disputas por el financiamiento del presupuesto federal entre el gobierno demócrata y el Congreso dominado por los republicanos, llevó el 14 de noviemre a un shutdown o “cierre de todas las oficinas públicas del gobierno” durante 5 días (tras una breve reapertura, el gobierno volvió a cerrarse en diciembre durante otros 21 días hasta el 6 de enero de 1996). Durante ese período, según la confesión de Clinton a Epstein, habría ocurrido el encuentro con Lewinsky.
La versión coincide con la narración que hizo la ex becaria en 2018 para un documental del canal A&E sobre su primer encuentro apasionado con el entonces Presidente de Estados Unidos. Fue el 14 de noviembre de 1995, contó ella.
La joven becaria había sido llamada para que asistiera con los teléfonos en medio de tormentosas jornadas de tarea en la Casa Blanca. Ese día, de acuerdo con el relato de la mujer que hoy tiene 47 años, se celebró una fiesta sorpresa para un miembro del equipo de Clinton en la sede de Gobierno, en el corazón de Washington DC. Ella y el Presidente formaban parte del encuentro, de tono relajado.
En un momento determinado, ella se dio cuenta de que su tanga estaba a la vista. También vio que Clinton estaba allí cerca. Observándolo todo. A propósito, Lewinsky dijo que decidió dejar su ropa interior al alcance de los ojos de su jefe cuando pasó al lado suyo. A los pocos minutos, la becaria caminó cerca del Salón Oval, momento en el cual Clinton le sonrió y le pidió que pasara. Instantes después ambos estaban besándose en una habitación contigua.
Luego, Lewinsky volvería a su propio despacho para regresar con Clinton una vez más y estar de manera más íntima. Era el inicio de una relación que duraría casi dos años. Durante ese período tendrían al menos un encuentro sexual por semana.
Lewinsky relató en detalle aquel momento en que estaba a punto de involucrarse en una relación íntima con el hombre más poderoso del planeta: “Me di cuenta de que la parte superior… de mi ropa interior había estado mostrándose, mi ropa interior era una tanga. Y pensé: ‘Bueno, subiré el juego’. Sabía que él estaba saliendo de una habitación. Y en lugar de ponerme los pantalones, como lo hubiera hecho en cualquier otra incidencia, no lo hice. No era evidente para todos los demás en la sala, pero él se dio cuenta… Recuerdo que me hizo preguntas… ¿Dónde fui a la universidad? Cosas así. No creo que en ese momento de mi vida mi corazón haya latido tan rápido. Le solté: ‘¿Sabes?, estoy enamorada de ti’. Y él se echó a reír, sonrió y me preguntó si quería ir a la oficina de atrás. Y lo hice”, recordó la ex becaria.
Al final de su mandato como Presidente y tras salvar su inocencia por poco en el juicio político que se le siguió por el “affaire Lewinsky”, la reputación de Clinton estaba muy dañada. Epstein, que ya había donado dinero para sus campañas, fue uno de los que lo ayudó a recomponerse, cuenta la biografía.
En un artículo de 2002 para la revista New York, Clinton dijo que Epstein era “un financiero de gran éxito y un filántropo comprometido”. Aprecié especialmente sus ideas y su generosidad durante el reciente viaje a África para trabajar en la democratización, la potenciación de los pobres, el servicio ciudadano y la lucha contra el VIH/SIDA”.
Para entonces, Epstein ya había abusado de docenas, si no cientos, de niñas y mujeres jóvenes menores de edad y una de ellas, Chauntae Davies, era azafata de vuelo en el viaje. Juliette Bryant, otra víctima, dijo que Epstein la reclutó delante de las narices de Clinton durante una escala en Sudáfrica.
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