A medida que los estados comienzan a reabrir sus economías, y la “nueva normalidad” aterriza paulatinamente en el país, muchos empleados tendrán que despedirse de sus jornadas de home office y regresar a sus oficinas.
Durante más de dos meses, quienes han podido catar los placeres de trabajar desde casa, han disfrutado de beneficios que son difíciles de obviar: más allá de pasar la mañana en pijama, y tener un servicio de barra libre de bebida y comida en la cocina, los empleados se han ahorrado los tiempos de traslado; la molesta congestión del tráfico; la contaminación acústica y el estrés de las ciudades convulsas. Y lo mejor, es que muchos han sentido este cambio en sus bolsillos.
"Sé que este es un momento terrible”, dijo en declaraciones a The Wall Street Journal Amanda Berghorn, residente en Union City, Nueva Jersey y gerente de cuentas de una casa de subastas de Nueva York. “Pero no estoy gastando tanto dinero, siento que mi salud mental está mejor, no estoy estresada con el viaje”, explicó.
Cuando la pandemia golpeó a la ciudad de los rascacielos en marzo, Berghorn tuvo que empezar a trabajar desde casa. Y desde entonces, reconoce que está feliz, principalmente por el ahorro que ha supuesto el dejar de viajar cada día a la oficina desde Nueva Jersey.
“El teletrabajo se ha hecho esperar. Muchas personas viven al límite en términos financieros y es estresante”, agregó la gerente.
Ella no es la única a la que le gustaría continuar haciendo home office. Según un sondeo de IBM Institute for Business Value, al 75% de las personas encuestadas desearían seguir laborando desde casa, al menos parcialmente; mientras que más del 50% indicó que les gustaría que el teletrabajo se convirtiera en su modo principal de empleo cuando termine la pandemia de COVID-19.
En realidad, la crisis sanitaria forzó a las compañías a poner en práctica una posibilidad que llevaba mucho tiempo sobre la mesa. Como si se tratara de un ensayo general, recibieron el pequeño empujón que necesitaban, e instauraron, sin capacidad de réplica, el trabajo remoto. Durante dos meses, han podido estudiar la eficiencia y los resultados del home office. Y tras el período de prueba, muchas han abrazado la idea de continuar con el teletrabajo más allá de la pandemia.
Según una encuesta publicada el miércoles por Upwork Inc., una plataforma global de trabajo independiente, tras el confinamiento, el 61.9% de los gerentes de contratación plantea ampliar la posibilidad de jornadas remotas para sus empleados.
El estudio de la compañía comparó además dos encuestas realizadas por la firma de investigación ClearlyRated. El primer sondeo se llevó a cabo a finales de 2019, y en él participaron más de 1.000 jefes de contratación de EEUU; mientras que el segundo se hizo a finales del mes de abril, y fueron encuestados 500 gerentes de contratación.
Según los resultados de la investigación de abril, el 21.8% de los jefes planean que su fuerza laboral sea completamente remota en cinco años. Este dato contrasta con el que arrojó el primer estudio, publicado antes del COVID-19, cuando sólo el 13.2% de los gerentes hicieron esa afirmación.
Las empresas siguen así la estela que ya emprendieron las compañías tecnológicas. Ellas fueron las primeras que enviaron a su plantilla a casa en marzo. Y tras la pandemia, creen en el teletrabajo como una opción real que quieren implementar a largo plazo.
La semana pasada, Facebook anunció que la firma reconfiguraría de forma permanente sus operaciones para instaurar la estructura dispersa que el COVID-19 forzó. Y en diez años, dijo Mark Zuckerberg, al menos la mitad de sus empleados -actualmente unos 45.000- laborarán íntegramente desde casa.
En la misma línea, Twitter Inc. reveló a mediados de mayo que gran parte de su fuerza laboral podrá seguir en home office cuando pase la pandemia.
“La gente tendrá que repensar si es realmente a donde queremos dirigirnos en el futuro”, dijo Christian Moser, economista de la Columbia Business School. “Se trata de la formación de hábitos al final”, agregó.
Como resulta evidente, no todos las profesiones podrán desempeñar sus funciones desde casa. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Chicago, solo el 37% de los trabajos se podrá realizar a distancia. Sin embargo, si las compañías se deciden a extender esta práctica, esto tendría implicaciones económicas y demográficas.
Con el teletrabajo, desaparecerían las fronteras físicas a la hora de contratar al personal. Es decir, las compañías podrán fichar a los profesionales más cualificados, sin importar su lugar de residencia. Además, supondría un cambio importante para las grandes ciudades, ya que los empleados no tendrían que desplazarse a estas urbes para encontrar un empleo.
De esta forma, se reduciría el alquiler de oficinas en esos núcleos urbanos; podrían cerrarse tiendas minoristas, y el empleo caería en esas metrópolis, las más caras del país. Por el contrario, las ciudades más pequeñas se beneficiarían de mayores ingresos tributarios.
"Es una de las primeras tendencias que hemos visto en mucho tiempo que tiene el potencial de reequilibrar las oportunidades económicas en EEUU”, dijo en declaraciones a The Wall Street Journal Adam Ozimek, Jefe de Economía de Upwork.
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