Hace apenas dos años, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, aceptó la necesidad de que la red social más grande del mundo adoptara medidas para prevenir la proliferación de fake news (noticias falsas) y de campañas de desinformación que abundan en la plataforma.
La compañía estaba bajo fuertes presiones de varios gobiernos en Norteamérica y Europa, consecuencia del estallido del escándalo de Cambridge Analytica, una consultora que utilizó a Facebook para obtener datos personales de posibles votantes en diferentes procesos electorales para luego bombardearlos con información falsa o sesgada, diseñada para cambiar su posición.
Facebook también acababa de ser acusada en ese entonces de funcionar como plataforma para distintos grupos violentos que buscaban diseminar sus mensajes de odio y contenidos falsos, en ocasiones con repercusiones tangibles, como ocurrió en el caso de la limpieza étnica a la fue sometida el pueblo rohingya en Myanmar (Birmania).
Parecía un cambio de época, un avance hacia la protección de datos personales y la lucha contra la desinformación, especialmente encarada por actores estatales.
Pero este jueves Zuckerberg pareció enfriar el proceso. En una entrevista con la cadena Fox News, el emprendedor aseguró que su empresa no puede ser “árbitro de la verdad de todo lo que la gente dice en internet”. La declaración parece diseñada para distanciarse de Twitter, su gran competidor, y acercar posiciones con el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Es que la frase un día antes de que Trump firmara un decreto que limita las protecciones legales de las redes sociales, por las cuales éstas estaban en gran medida eximidas de responsabilidad legal por el material que publican sus usuarios.
En un contacto con los corresponsales de la Casa Blanca, Trump dijo que el decreto -cuyo contenido todavía no ha sido revelado- efectivamente pone énfasis en la sección mencionada y limita la exención de responsabilidad legal para las compañías “que se involucren en censura o conducta política”.
Con estas líneas el mandatario hacía referencia al conflicto que mantiene desde el martes con Twitter, luego de que la red social marcara dos de sus tuits como contenedores de “información infundada”, con un enlace a fuentes que refutaban el contenido. Los tuits cuestionaban específicamente la veracidad de los fundamentos de Trump en su crítica al voto por correo, una instancia del denominado fact-checking (verificación de datos), como el que están llevando a cabo algunos de los principales medios y agencias de noticias del mundo en tiempos de fake news.
Muchos ven en los dichos del fundador de Facebook, sin embargo, el fin del cuestionado trabajo de algunas empresas de fact-checking.
Poco después, Trump acusó a Twitter de “sofocar” la libertad de expresión y de censurar contenidos cercanos a posiciones conservadoras, y este jueves aseguró que cerraría la empresa, si pudiera. "Si siguen teniendo los empleados que tienen, creo que deberían cerrarla, por lo que a mi me importa. No sé como lo haría, habría que atravesar un proceso. Si se pudiera hacer legalmente, lo cerraría. Hay otros sitios que podemos usar. Habría que desarrollar otros”, expresó.
En este contexto, las declaraciones de Zuckerberg parecen alinearse con la Casa Blanca en su rechazo a cualquier intervención sobre la veracidad de los contenidos.
“Tan sólo pienso que Facebook no debería ser el árbitro de la verdad en cuanto a lo que las personas dicen en línea”, dijo el fundador de la red social con más de 2.000 millones de usuarios. “Las empresas privadas probablemente no deberían serlo [árbitros de la verdad], especialmente estas plataformas, no deberían estar en posición de hacerlo”, agregó.
“Tenemos una política diferente, creo, que la de Twitter en ese sentido”, consideró.
Zuckerberg, no obstante, también marcó ciertas distancias con la medida de Trump. “En general, pienso que si un gobierno elige censurar a una plataforma porque están preocupados por una posible censura, esa no es la forma correcta de encararlo”, señaló.
Jack Dorsey, presidente de Twitter, reaccionó el miércoles a las palabras del fundador de Facebook y prometió “continuar destacando la información errónea o cuestionable sobre procesos electorales en todo el mundo”.
“Eso no nos hace ‘árbitros de la verdad’. Nuestra intención es conectar los puntos en lo referido a declaraciones conflictivas y mostrar la información cuestionada a las personas para que estas juzguen por su cuenta", explicó Dorsey.
En definitiva, las palabras de Zuckerberg distan mucho de las que él mismo expresó frente al Congreso de Estados Unidos en 2018, en el pináculo del escándalo de Cambridge Analytica y de la presunta intervención rusa en las elecciones estadounidenses de 2016.
“Está ahora claro que no hicimos lo suficiente para prevenir que estas herramientas fueran usadas para hacer daño. Con eso me refiero a las fake news, a la interferencia extranjera en elecciones, al discurso del odio y también a la privacidad de la información”, señaló en aquel entonces.
“Yo creo que hay varias áreas de contenidos sobre las cuales debemos hacer un mejor trabajo de control de nuestro servicio”, indicó en ese entonces.
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