No han pasado más de tres días desde que una mujer blanca amenazó a un hombre afroamericano con llamar a la policía por hacerle una simple petición. Ahora, un matrimonio de Ecuador no solamente fue insultado, pero fueron amenazados con un martillo por otra mujer blanca, quien les dijo que se “regresaran a México”.
Arturo Cordovez es un empresario y su esposa Lía Franco, es una doctora, ambos son latinos, provenientes de Ecuador. Ambos viven en Nueva Orleans, Luisiana en donde Franco está finalizando su residencia médica en Tulane, en donde sigue estudiando neurología, y en donde ha atendido a algunas personas con COVID-19, según medios locales.
Fue por eso que la pareja decidió distraerse en el fin de semana del Día de los Caídos, por lo que hicieron un viaje a Houston, Texas. Durante su viaje, el pasado domingo, los ecuatorianos buscaban algo de comer, y se detuvieron dentro de su auto, para poder localizar un restaurante. Fue ahí cuando el ataque racista sucedió.
“Ella [la agresora] paró atrás mío, eso fue por unos 10 minutos que me perseguía y luego en un momento me mostró un martillo. Mientras yo la veía por el retrovisor ella me amenazaba con un martillo”, narró Cordovez en una entrevista con Univisión.
Al no tener clara la situación, y pensar que había hecho algún daño sin darse cuenta, Cordovez bajó el vidrio para escuchar lo que la mujer decía, mientras que ella seguía agitando el martillo en su mano.
“Ella nos empieza a gritar y yo le contesté. Y ni bien escuchó el acento nos dijo: ‘malditos mexicanos, regresen a su maldito país’”, continuó Arturo.
Fue en ese momento que Lía llamó al 911, pues creyó que la mujer podría tener un arma de fuego y que les podía disparar. Por lo que eso les dijo a las personas de los servicios de emergencias.
Minutos después, la policía llegó al lugar y arrestaron a la mujer, quien fue identificada como Constance Lynn Bono, de 61 años de edad. Ahora, Bono enfrenta cargos de agresión con un arma mortal, de acuerdo con la fiscalía del condado Harris.
La pareja dijo que no podía mantenerse callados ante un ataque de este tipo, ya que muchos hispanos han pasado por lo mismo. Sin embargo, no todos tienen la oportunidad de señalar a sus atacantes libremente, debido a que sus condiciones los ponen en riesgo de ser expulsados del país.
“Muchos de los racistas aprovechan la situación de los inmigrantes [indocumentados] para hacer los ataques porque saben que no van a tener denuncias ni repercusiones. Nosotros llamamos a la policía porque nos sentíamos amenazados”, agregó el empresario.
“Creo que necesita ayuda, necesita tratamiento, pero eso no justifica el hecho de que debe seguir las leyes de su país. Si violas las leyes aquí, debe pagar por lo que hizo. Pero para mí, como médico, creo que lo más importante es que necesita tratamiento, necesita ayuda”, explicó la doctora en una entrevista con Click 2 Houston.
El fiscal del condado Harris, Nathan Beedle, agregó que se encuentran en contacto con las víctimas y que investigarán la agresión como un incidente racial.
Por lo pronto los cargos contra Bono son considerados como un delito de segundo grado con un castigo de hasta 20 años en prisión. Pero, de encontrar pruebas que indiquen que el ataque fue motivado por racismo, el cargo podría ser elevado a un delito de primer grado.
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