Tras dos meses cerradas por la pandemia del COVID-19, las Iglesias volverán a reabrir sus puertas en California.
El Departamento de Salud Pública del estado autorizó a los templos y centros de culto a reanudar sus servicios religiosos, siempre que cumplan una serie de medidas sanitarias dirigidas a proteger a los feligreses.
Bajo estas directrices, las iglesias podrán celebrar misa, pero solo se permitirá la entrada a un 25% del aforo total, hasta alcanzar un máximo de 100 persona. Una restricción que no ha convencido a algunos líderes católicos.
“¿Cómo voy a abrir una iglesia para seis mil personas con el 25% de mis ovejas? ¿Cómo limitar solo a 100 personas mi congregación?”, se quejó a Univisión Noticias Bob Jackson, obispo de la iglesia Acts Full Gospel en Oakland, California.
“Esos números para mí no significan nada; no quiero parecer desafiante ni que no me importa lo que ellos digan, pero lo mejor es no reabrir el próximo domingo en la fiesta de Pentecostés y esperarnos hasta finales de junio”, añadió.
La orden de reapertura emitida esta semana por la administración del gobernador de California, Gavin Newsom, llega después de las presiones de más de un millón de sacerdotes cristianos, y del presidente de EEUU, Donald Trump, quien firmó una orden ejecutiva e instó a los estados a considerar a las iglesias como “esenciales”.
“Algunos gobernadores han considerado licorerías y clínicas de aborto como esencial”, dijo el mandatario federal. “No está bien. Así que estoy corrigiendo esta injusticia y llamo a las casas de culto esenciales”, añadió.
Los templos, mezquitas y centros religiosos cerraron en California el pasado 19 de marzo, y desde entonces han celebrado sus servicios de forma digital. Aunque a partir de ahora se permitirán los actos presenciales en los edificios de culto, Newsom aclaró que la reapertura queda sujeta a la decisión de los Departamentos de Salud de cada uno de los 58 condados del estado.
Además, deberán atenerse a la guía elaborada por las autoridades sanitarias de California, que no
sólo limita la asistencia al 25%, sino que además, contempla las siguientes medidas:
Mantener en la medida de lo posible los servicios y actividades en línea, para proteger a los feligreses que constituyen población de riesgo.
Capacitar a los empleados y voluntarios sobre el COVID-19.
Establecer un plan de prevención del nuevo coronavirus para cada ubicación del templo.
Evaluar periódicamente el cumplimiento de las medidas.
Establecer pautas de distanciamiento físico.
Implementar estrictos protocolos de limpieza y desinfección.
Recomendar al personal y a los feligreses utilizar mascarillas de tela para cubrir la nariz y la boca.
Revisar la temperatura y los síntomas del personal al comienzo de sus turnos.
Considerar eliminar actividades como el coro y las recitaciones grupales. En todo momento, las personas que formen parte de estos grupos deberán utilizar mascarilla, y si no es posible cancelar estas reuniones, tratarán de organizarse siempre fuera del templo, respetando entre los integrantes una distancia mínima de dos metros.
Ante las nuevas medidas, algunos líderes católicos han decidido posponer la reapertura de sus Iglesias hasta que la situación sea más segura.
“Para mí, es importante que sigamos los protocolos de seguridad por el bien de todos”, dijo en declaraciones a Univisión el pastor Melvin Valiente, de First Baptist Churh, en la ciudad de Maywood, al este de Los Ángeles.
“Las guías son correctas, pero yo esperaré hasta el mes de julio para poder convocar a mis feligreses, sobre todo porque Los Ángeles es el epicentro de la pandemia en California. Aparte, en la vecina ciudad de Vernon, a menos de una milla de distancia donde nosotros nos congregamos, en una fábrica procesadora de carne de Farmer John se encontró el viernes a más de 130 trabajadores enfermos de COVID-19”, agregó.
En la misma línea, el arzobispo José H. Gómez, de la arquidiócesis de Los Ángeles, insistió en la importancia de ser precavidos.
“Vamos a continuar rezando y les informaremos exactamente de cuándo y cómo se van a realizar las cosas, pero es importante que centremos nuestra atención en rezar y protegernos unos a otros”, dijo en un video dirigido a más de cinco millones de feligreses.
“No va a ser lo mismo porque hay que respetar la distancia social. Quizá, al principio tenemos que limitar el número de personas que asistan a la celebración de la Misa, pero poco a poco vamos a tratar de que las cosas vuelven a la normalidad”.
En un plazo de tres semanas, el Departamento de Salud estatal analizará el impacto de las medidas en los servicios religiosos y emitirá nuevas recomendaciones en función de los resultados.
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