El modelo de pronóstico del coronavirus realizado por el Instituto para la Métrica y la Evaluación de la Salud (IHME por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington acaba de cambiar sus proyecciones asegurando que pueden morir hasta 134 mil personas a consecuencia de la pandemia del coronavirus en Estados Unidos, cerca del doble de lo que estimaban hasta la mañana de hoy que eran 72.433 fallecimientos.
El pronóstico de la Universidad de Washington ha sido frecuentemente citado por la Casa Blanca y es uno de los más respetados en el país. Esta nueva y desalentadora cifra se suma a los dichos del Presidente Donald J. Trump anoche en los que afirmó que la cifra de fallecidos pudiera elevarse a 90 mil. Algunos allegados a la administración Trump, como la doctora Deborah Birx, del comité oficial de coronavirus de la Casa Blanca, han ido más allá declarando que esperan que la cifra de muertos oscile entre 100 mil y 240 mil estadounidenses.
¿Qué ha cambiado que hace que todos estimen que la cifra de muertos será sustancialmente superior a lo que creían hasta ahora? Según la Universidad de Washington la diferencia es que comenzando mayo pudieron comprobar que apenas se relajaran un poco las reglas de la cuarentena, la gente no estaría respetando rigurosamente el distanciamiento social. Además se espera que con el correr de los días aumente la movilidad entre estados y esto pudiera convertirse en otro foco de contagio.
El doctor Ali Mokdad, uno de los autores del estudio que da pie a la proyección del IHME, ha dicho en dialogo con varios medios comunicación que se ha podido comprobar ya que las fases incipientes de reapertura están generando más contagios –de acuerdo a datos preliminares, para las cifras oficiales habrá que esperar dos semanas-, sobre todo en el medio-oeste del país, pero sin descartar estados con mucha población como Florida, Nebraska, Colorado, Indiana y Carolina del Sur, donde comenzó el proceso de reapertura. Según explica, esto se traducirá en mayor cantidad de gente fallecida.
Otro factor que el pronóstico ha tenido en cuenta es lo que ellos denominan como la “cola de muertes”, es decir, puede empezar a haber menos contagios pero eso no significa que inmediatamente van a disminuir los fallecimientos. En promedio, los contagiados de COVID19 que terminan muriendo tardan cuatro semanas entre ser diagnosticados y el fatal desenlace. Eso hace que el recuento de personas fallecidas vaya mucho más lento que el de contagiados. Según estos expertos, hasta ahora no habían considerado el porcentaje real de fallecidos porque recién ha pasado poco más de un mes desde la explosión de contagios en Estados Unidos.
En línea con esta hipótesis de la Universidad de Washington están los números que maneja la Casa Blanca. Según ha publicado el periódico The New York Times, un documento de la administración Trump detalla que para la semana del 1 de junio se espera que haya un promedio de 3000 muertes en todo el país. Hasta hoy el promedio es de 2000 fallecidos por semana, de acuerdo con los datos otorgados por la Universidad Johns Hopkins.
Números nada alentadores en un país que lleva ya seis semanas paralizado y cuya población está ansiosa por salir a la calle. 31 estados han flexibilizado sus reglas de confinamiento estos primeros días de mayo. A lo largo y ancho del país hemos visto mucha gente hacer uso y abuso de las nuevas reglas sociales. Desde las playas de California donde se acumularon centenares de personas, hasta los parques en Miami Beach donde tuvieron que dar marcha atrás con la reapertura porque miles de personas se negaban a usar máscaras.
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