El departamento del Tesoro de los Estados Unidos planea emitir casi tres billones de dólares -es decir, millones de millones- en deuda soberana entre abril y junio con el objetivo de mitigar el enorme impacto que ha tenido la pandemia de coronavirus en el país. En concreto, la combinación de un crecimiento en los costos y una drástica caída en la recaudación.
La cifra es similar a la erogación fiscal que la administración de Donald Trump ha realizado desde el principio de la pandemia, materializada a través de distintos paquetes de salvataje económico, y es significativamente mayor a la de años anteriores. En 2019, el Tesoro emitió 1,28 billones de dólares a lo largo de todo el año. La presente es alrededor de 150 por ciento mayor y en una cantidad de tiempo cuatro veces menor.
Antes de que la pandemia llegara al país, se estimaba que el déficit fiscal anual para el país sería de aproximadamente 1 billón de dólares. Actualmente los analistas proyectan que la cifra oscilará alrededor de los 3,5 billones de dólares.
Además, el Tesoro indicó que planea tomar deuda por 677.000 millones adicionales entre julio y septiembre. Funcionarios gubernamentales indicaron que la cifra se corresponde con las erogaciones realizadas como consecuencia de legislaciones ya aprobadas. De expandir el Congreso estas medidas, es probable que la emisión de deuda aumente en consecuencia.
Las tasas de interés para el Tesoro de Estados Unidos son extremadamente bajas actualmente, lo que hace que emitir deuda resulte barato para el gobierno. Trump ha alentado las decisiones en esta línea. Y de hecho pidió que se tome aún más para financiar inversiones en áreas como la infraestructura.
No obstante, hay legisladores republicanos que han comenzado a mostrar reticencias al respecto, preocupados por el hecho que la deuda actual de Estados Unidos ya se acerque a los 25 billones de dólares.
Hasta ahora, las medidas implementadas han gozado de apoyo bipartidario. La primer medida llegó el 27 de marzo, cuando el Congreso aprobó el mayor paquete de estímulo económico en la historia del país.
La medida contempló la distribución de más de 2,2 billones de dólares. Incluyó pagos directos a los contribuyentes estadounidenses, fondos para los estados y un fondo de rescate para las industrias afectadas por la crisis causada por el avance de la pandemia.
Con respecto a los pagos directos, estos fueron de USD 1.200 a millones de estadounidenses que perciben salarios menores a los USD 75.000 por año, más USD 500 por cada hijo que tengan. Ya hay llamados para realizar una nueva ronda de pagos de la misma naturaleza.
También expandió de manera sustancial el seguro por desempleo: lo extendió a 13 semanas más que las contempladas, además de aumentar el dinero que los beneficiarios usualmente perciben. Además, incluyó por primera vez a los trabajadores freelance y a aquellos de la economía colaborativa, es decir, quienes lo hacen mediante aplicaciones o realizan trabajos ad-hoc.
La medida también dispuso la creación de un fondo de USD 377.000 millones para garantizar prestamos a pequeñas empresas, y un programa de USD 500.000 millones para aquellas de mayor envergadura que se encuentren particularmente afectadas por la crisis. Este apartado incluyó la posibilidad de que el estado se convierta en accionista de algunas de ellas.
Los fondos para garantizar este tipo de préstamos se agotaron en cuestión de días, por lo que pocas semanas después el Congreso aprobó una mayor erogación para continuar financiando a las pequeñas empresas del país.
El impacto económico de la pandemia en la mayor economía del mundo es tangible. En seis semanas, aproximadamente 30,3 millones de estadounidenses han solicitado ayuda por desempleo. La cifra supera la de las personas que viven en las áreas metropolitanas de Nueva York y Chicago combinadas, y es, con mucho, la peor serie de despidos registrados hasta ahora.
A medida que más empleadores recortan sus nóminas para ahorrar dinero, los economistas han pronosticado que la tasa de desempleo para abril podría llegar al 20%. Esa sería la tasa más alta registrada desde la de 25% durante la Gran Depresión.
El gobierno calculó esta semana que la economía se contrajo a una tasa anual de 4,8% en los primeros tres meses del año, la caída trimestral más marcada desde la crisis económica de 2008. Aun así, es probable que el panorama empeore mucho más: Se espera que la economía se contraiga en el trimestre de abril-junio a una tasa anual de hasta 40%. Ningún trimestre anterior había sido tan débil desde que el gobierno empezó a obtener tales cifras después de la Segunda Guerra Mundial.
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