Estados Unidos envió una flota al mar de Barents por primera vez desde la Guerra Fría

Se trata de cuatro naves que iniciaron este lunes una operación conjunta con la Armada Real Británica en el cuerpo de agua que se encuentra ubicado al noroeste de Rusia. En un comunicado, las fuerzas estadounidenses indicaron que el propósito radica en “asegurar la libertad de navegación y demostrar una integración sin costuras entre aliados”

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El destructor estadounidense USS Donald Cook, de la clase Arleigh Burke (EFE)
El destructor estadounidense USS Donald Cook, de la clase Arleigh Burke (EFE)

Una flota estadounidense compuesta por cuatro buques militares inició este lunes junto a una nave de la Armada Real Británica una operación de seguridad en el mar ártico de Barents, que bordea el noroeste de la costa rusa, anunció este lunes la Armada estadounidense.

Se trata de la primera acción de esta naturaleza desde mediados de la década de 1980, en plena guerra fría con la entonces Unión Soviética. En un comunicado, el Pentágono explicó que los destructores misilísticos USS Donald Cook, USS Porter y USS Roosevelt, todos de la clase Arleigh Burke, y el barco de apoyo de combate USNS Supply navegarán en estas aguas junto a la fragata británica HMS Kent para “asegurar la libertad de navegación y demostrar una integración sin costuras entre aliados”.

“En estos tiempos difíciles, es más importante que nunca mantener estable la constante de operaciones en el teatro europeo, a la vez que se toman medidas prudentes para proteger la salud de nuestras fuerzas”, expresó la vicealmierante Lisa Franchetti, comandante de la Sexta Flota de EEUU, cuyo cuartel general está en Nápoles (Italia).

La Armada apuntó que el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu, fue notificado de la llegada de los navíos el pasado 1 de mayo para “evitar malas interpretaciones, reducir el riesgo y prevenir una inesperada escalada”. En un comunicado propio, el ministro Shoigu notó que los destructores -el Porter, Donald Cook y el Roosevelt- están armados con sistemas de misiles.

La fragata británica HMS Kent (Reuters/Archivo)
La fragata británica HMS Kent (Reuters/Archivo)

Estos sistemas, que permiten conducir acciones tanto ofensivas como defensivas y otorgan a los destructores clase Arleigh Burke de la capacidad de atacar blancos en tierra, aire y mar, son una fuente de desacuerdos recurrentes entre ambos países. Rusia asegura que contribuyen a desestabilizar la seguridad internacional y ha demandado por años que se incluyan dentro de acuerdos de desarme.

Previo a ingresar al mar de Barents, las cinco naves habían realizado ejercicios antisubmarinos en el Ártico durante el fin de semana. La armada estadounidense ha asegurado que la actividad submarina de Rusia en la región ha vuelto a niveles solo vistos durante la Guerra Fría. Su contraparte, en tanto, asegura que las nuevas naves forman parte de un plan de modernización.

La operación en el mar de Barents se inicia después de semanas de tensión entre los militares de Estados Unidos y Rusia.

A mediados de abril, la Sexta Flota estadounidense afirmó que un caza ruso SU-35 interceptó uno de sus aviones de vigilancia en el espacio aéreo internacional sobre el Mediterráneo, algo que calificó de “inseguro” pues supuestamente la nave rusa realizó una peligrosa maniobra a alta velocidad.

Y ese no fue un incidente aislado, pese a que los distintos Gobiernos mundiales dedican la vasta mayoría de su atención y recursos a lidiar con la pandemia del nuevo coronavirus: en varias ocasiones entre marzo y abril, la Fuerza Aérea estadounidense interceptó distintas aeronaves rusas entrando en el espacio aéreo de Alaska.

Además, Rusia envió la semana pasada bombarderos con capacidades nucleares y cazadores de submarinos en un patrullaje a lo largo de costas occidentales. Y la anterior, Estados Unidos había acusado a Moscú de probar un misil antisatélites aun cuando el país había realizado un llamado a iniciar conversaciones para limitar la disposición de armas en el espacio exterior.

Además, como telón de fondo aparece un desacuerdo entre ambas partes respecto de la manera en que deben controlarse las armas nucleares. Uno de los principales acuerdos bilaterales al respecto -START, por su acrónimo en inglés- expira a principios de 2021. Los países deberían llegar este año a un acuerdo para extenderlo, algo que aún no ha sucedido.

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