Al menos 36 personas que se acercaron a votar en la primaria de Wisconsin el pasado 7 de abril han recibido resultados positivos a la prueba del coronavirus.
El Estado fue noticia titular en todo el país a comienzos de mes debido a que pese a la pandemia del COVID 19, celebró una elección primaria con voto en persona sin modificar las condiciones. El Gobernador Tony Evers llegó hasta la corte suprema de Wisconsin con un pedido de que se cancelara la votación en persona, pero perdió. El Estado se convirtió en uno de los pocos en no ampliar las opciones de voto por correo y el mismo 7 de abril se acercaron unas 400 mil personas a los centros electorales. A los empleados y voluntarios se les ofreció máscaras y guantes para cubrirse. Para los electores, simplemente la recomendación de que se laven las manos al salir y que eviten tocarse la cara.
A tres semanas de aquel día comienzan a verse los resultados. El Centro de Control de Enfermedades y Prevención (CDC por sus siglas en inglés) indica que el virus tarda de dos a catorce días en manifestarse desde el momento en el que una persona entró en contacto con alguien ya contagiado. Las pruebas, que en Wisconsin todavía se le realizan únicamente a quienes desarrollan síntomas, tardan entre 2 y 5 días en conocerse. Por eso desde un primer momento quienes desalentaban la votación en persona advertían que se conocerían resultados semanas más tarde.
Es imposible determinar con exactitud si una persona se contagió en un centro electoral, pero el Departamento de Salud de Wisconsin anunció que tiene razones suficientes para creer que 36 personas que estuvieron el pasado 7 de abril en centros electorales –ya sea trabajando o votando- habían contraído el virus allí. Y agregaron que sospechan que la cifra irá creciendo con el correr de los días. Inclusive, habría cuarenta votantes del condado de Milwaukee que con el correr de los días descubrieron que eran positivos al coronavirus cuyos casos no ingresaron en la cuenta original del Estado por estar aún bajo investigación.
Casos como el de Wisconsin vuelven a poner sobre la mesa el debate de modificar el sistema electoral con miras a noviembre de este año. En Estados Unidos, cada Estado es autónomo a la hora de decidir cómo conducir una elección. Hay Estados como Florida, donde la votación por correo se extiende a todas las personas habilitadas para votar, mientras que en otros casos como Georgia se requiere una solicitud especial para poder hacerlo. A consecuencia de la pandemia, varios Estados ya decidieron cambiar sus leyes y ampliar las posibilidades de voto por correo, como Washington, Hawaii, Colorado, Oregon y Utah. Algunos incluso están pensando en un sistema híbrido entre una votación en línea combinada con un depósito en persona del código de la boleta para que haya constancia física ante una auditoría, como California que está explorando el sistema en algunos de sus condados. Y otros directamente están planeando extender un sistema puramente digital en red, como Virginia del Oeste.
Lo cierto es que todos saben que algo hay que hacer. Si no existe una vacuna antes de noviembre, la votación en persona genera un peligro para la salud, en el peor de los casos, o un desinterés en acercarse a votar, si se lo mira desde otra óptica. El proceso de primarias se vio absolutamente modificado. Una veintena de Estados atrasaron su votación, y Nueva York hasta canceló el proceso (primero se pospuso de abril para junio y luego se canceló por completo debido a que consideraban que era un riesgo innecesario teniendo en cuenta que términos prácticos era una primaria donde ya están elegidos los candidatos de ambos partidos). Pero la elección general no puede atrasarse ni mucho menos cancelarse. Así que la única opción será pensar de qué manera el proceso puede realizarse exponiendo a la población lo menos posible.
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