Después de que el ritmo de contagios de Covid-19 disminuya considerablemente y las personas empiecen a retomar sus actividades en Estados Unidos, uno de los asuntos más importantes será el relacionado con la educación de la población más joven del país y cómo cambiarán las dinámicas al interior del salón de clases.
Según un plan de gobierno federal para la reapertura de las actividades hecho público por The Washington Post, llevar a los niños de vuelta a las aulas es una de las tareas prioritarias para volver a la normalidad; sin embargo, eso motiva a preguntas como la hecha por Lily Eskelsen García, presidenta de la Asociación Nacional de Educación al portal de la radio pública de ese país: “¿Es seguro y saludable para mis hijos llevarlos a clases?”.
A pesar de la zozobra que generará en los padres el regreso de sus hijos a las instituciones educativas, los cambios serán evidentes en temas como las medidas de salud y de higiene.
“Un edificio escolar no es lo que llamarías un lugar ideal en medio de una pandemia”, mencionó al mismo medio Michael Mulgrew, director de la Federación Unida de Maestros de Nueva York, por lo que las todas las medidas higiénicas para combatir el coronavirus como el lavado frecuente de manos, la desinfección frecuente de los objetos y el distanciamiento social serán fundamentales.
Ante el hecho de que todavía no existe una cura o vacuna para el Covid-19, Mulgrew propuso reducir el contacto social entre los alumnos dentro de un salón. En el caso de Nueva York, ejemplificó, de acuerdo con el tamaño de las aulas se podría acomodar a 12 niños como máximo para mantener una sana distancia.
“Es mejor que un estudiante esté en contacto con un grupo de otras 15 personas a 100 alumnos”, comentó y en lo cual coincidió Eskelsen García, quien desde hace mucho tiempo ha pugnado por tener menos niños en un mismo salón: “Los médicos dicen que 39 cuerpos sudorosos en un aula no son saludables y seguros. Por cierto, nunca lo fueron, pero en este caso podrían propagar una infección que mata a las personas”.
Si bien los casos graves de coronavirus entre los niños han sido poco frecuentes en Estados Unidos, también se debe tener en cuenta que ellos no son los únicos ocupantes del espacio, por lo que de igual forma se debe considerar a los maestros y personal de apoyo escolar.
En este sentido, una medida podría ser que se opte por reabrir en primera instancia las escuelas primarias, pues los estudiantes están con un solo maestro durante la mayoría del tiempo, por lo que habría menos probabilidades de contagios a más personas.
Una propuesta que también ha surgido conforme esta discusión avanza es la de modificar los horarios o días de clase. Mientras algunas autoridades gubernamentales han planteado turnos de mañana y tarde, en otras instancias, como la Federación Unida de Maestros, se ha planteado que unos niños asistan de manera escalonada, es decir, lunes, miércoles y viernes de una semana y para la siguiente sólo los martes y jueves.
Respecto a este punto, las autoridades educativas también se han planteado modificar los calendarios. Hasta el momento, tres cuartas partes de los estados de EEUU han cerrado oficialmente sus escuelas por el resto del año escolar, entre los que se encuentran Arizona, California yWashington.
Otras entidades, en cambio, ya han establecido fechas para el regreso a las aulas a pesar de que la propagación del nuevo coronavirus se ha mantenido constante. Connecticut, por ejemplo, estableció el 20 de mayo para que se retome esta actividad.
Lo que se mantiene como un hecho es que mientras no se no haya un pronunciamiento oficial al respecto, la educación remota debe continuar y mejorarse tanto para los profesores como para los niños, pues las escuelas están preparadas incluso para futuros brotes de la infección.
En relación a este tema, si embargo, existe una problemática relevante. De acuerdo con Eskelsen García, en el país, desde hace muchos años “la brecha digital ha perjudicado a los niños, a comunidades enteras. Tener banda ancha, una tableta o una computadora portátil no es jugar videojuegos, es tan esencial como la plomería en interiores”, comentó.
Una vez se puedan retomar las actividades en las instalaciones escolares, los estudiantes no podrán llevar a cabo las mismas dinámicas sociales que tenían antes de la emergencia sanitaria por un tiempo, pues no habrá reuniones grupales, actividades deportivas y tal vez ni siquiera conferencias de padres y maestros.
La crisis sanitaria también ha afectado de manera importante las decisiones de los estudiantes de mayor edad respecto a las universidades a las que quieren entrar, pues muchos de ellos, a raíz de la pandemia de coronavirus, han reconsiderado el hecho de asistir a escuelas que se ubican en los principales centros urbanos de las regiones.
Además, el impacto también se ha notado en las propias instituciones educativas, las cuales se han visto en complicaciones económicas relevantes. Un ejemplo de ello es el Instituto de Arte de San Francisco, el cual no anunció que no admitirán nuevos estudiantes por un tiempo o que planean reducir sus operaciones actuales.
La situación para los alumnos de los Estados Unidos (y del mundo) podría resumirse en las palabras que el doctor de la Casa Blanca, Anthony Fauci, pronunció hace más de una semana: “Si un regreso a la normalidad significa actuar como si nunca hubiera existido una pandemia de coronavirus, no creo que eso vaya a suceder”.
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