No llegaron a conocerse en vida, pero las dos hermanas murieron en distintas pandemias que pusieron en jaque al mundo.
El pasado martes, Selma Esther Ryan falleció a los 96 años en un centro de asistencia en Austin, Texas, a causa del COVID-19. Murió 102 años después que su hermana mayor, Esther Hoeffner, quien perdió la vida a los 5 años tras contraer la Gripe Española de 1918, una de las enfermedades más letales que se recuerdan.
En aquel tiempo, la familia vivía en una granja de la comunidad rural de Hurnville, en Texas, a unos 13 kilómetros de la frontera con Oklahoma. Selma Esther Ryan aún no había nacido cuando su hermana falleció.
Según relató su hija, Vicki Spencer, a la cadena local KXAN-TV, Selma Esther residía desde hacía tres años en el centro de asistencia de vida. A principios de abril, el personal de las instalaciones la contactó para informarle que su madre padecía síntomas de gripe.
"El 3 de abril recibí una llamada del centro y me informaron que cinco residentes, incluida mi madre, tenían fiebre”, contó Vicki Spencer. “En los siguientes cinco días, miré a través de la ventana cómo se enfermaba cada vez más. Fue muy difícil no estar junto a ella. Cumplió 96 años el 11 de abril. Toda la familia se reunió por fuera de la ventana, pero era obvio que algo terrible había ocurrido”, explicó.
Su estado se agravó y el martes 14 de abril, tres días después de celebrar su cumpleaños, Ryan falleció. La autopsia de la Oficina del Médico Forense del condado de Travis confirmó que padecía COVID-19. Al igual que su hermana, Selma Esther se convirtió en víctima de una pandemia a la que no logró sobrevivir.
Dos pandemias con 100 años de diferencia
En 1918, una enfermedad se propagó como la pólvora, aterrorizando al mundo. Fue la primera causada por el virus de la gripe, el H1N1, y demostró una tasa de letalidad muy superior a la habitual: se estima que infectó a 500 millones de personas a nivel global, y provocó la muerte de al menos 50 millones de enfermos, según cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
Aunque se le denomina desde entonces como Gripe Española, lo cierto es que se desconoce cuál fue el origen de la pandemia. Mientras que algunos investigadores defienden que comenzó en Francia en 1916, y otros opinan que se suscitó en China en 1917, un último grupo considera que los primeros casos se dieron en la base militar de Fort Riley (EEUU), en marzo de 1918.
En realidad, España no se vio más afectado que otros países por la enfermedad, pero tras la Primera Guerra Mundial, muchos gobiernos -como el alemán, el británico, el francés o el estadounidense- censuraron la publicación de informes sobre la pandemia, entre ellos, las cifras de muertos. Esto no ocurrió en España, una nación que se había mantenido al margen del conflicto bélico y dio a conocer los reportes sobre la mortalidad del virus. Por ello, pasó a conocerse como Gripe Española.
A diferencia del COVID-19, la enfermedad de 1918 afectaba gravemente a pacientes jóvenes y adultos saludables de entre 20 y 40 años, al igual que a los menores de cinco años y a los adultos mayores. Entre los síntomas, se encontraba el dolor de oídos, diarreas, vómitos, cansancio corporal y fiebre elevada.
Del total de 50 millones de enfermos, al menos 675,000 perdieron la vida en EEUU por la Gripe Española. Una de estas víctimas fue Esther Hoeffner, que murió a los cinco años tras contagiarse.
Ahora, más de cien años después, el mundo vuelve a enfrentar una pandemia terrorífica, que hizo colapsar la economía y dejó hasta el momento un saldo de 166,271 muertes a nivel global, y más de 2,430,728 casos confirmados.
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