Diez enfermeros del hospital Providence Saint John’s Health Center en Santa Mónica, al sur de California protestaron por tener que trabajar en condiciones desfavorables para ellos, pues no les daban mascarillas N95. Ahora, aunque el hospital ya le ha dado cubrebocas a sus trabajadores, los enfermeros que protestaron, fueron suspendidos.
El enfermero Mike Gulik se esforzaba por no traer coronavirus a su casa en donde su esposa e hija viven. Antes de regresar del trabajo pasaba a un hotel a bañarse, después bañaba su ropa en Lysol y se lavaba las manos todo el tiempo. Esto debido a que los administradores del hospital dijeron que los enfermeros no necesitaban usar los cubrebocas especiales, y que con las mascarillas quirúrgicas era suficiente.
Sin embargo, en el Centro Médico Cedaras-Sinai de Los Ángeles, en donde trabaja la esposa de Gulik, la historia es muy diferente, pues ellos no solamente tienen el uso de la mascarilla N95 garantizado, pero también usan un purificador de aire encima.
Los enfermeros de Saint John aceptaron sus condiciones laborales hasta la semana pasada, cuando una enfermera, compañera de Gulik, dio positivo en la prueba del nuevo coronavirus.
Al otro día, los mismos médicos les preguntaron por qué ningún enfermero estaba portando una mascarilla especial, pues necesitaban más protección. Esto fue lo que motivó al padre de familia a explicar que no entrarían en contacto con pacientes afectados por el COVID-19 si no tenían el equipo necesario.
“Entré en enfermería con pasión por ayudar a los más vulnerables y abogar por aquellos que no podían tener una voz por sí mismos, pero no bajo las condiciones en las que estamos actualmente”, dijo Gulik a AP.
De acuerdo con Enfermeros Nacionales Unidos (NNU), asociación que representa a los 10 suspendidos, ellos aún están siendo pagados. Pero no les dejan regresar hasta que Recursos Humanos haga una investigación.
Angela Gatdula es el nombre de la enfermera que fue contagiada, preguntó a sus superiores por qué los doctores sí usaban los cubrebocas, pero los enfermeros, no. Su respuesta fue que eran indicaciones del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Días después tuvo los síntomas: tos seca, dolores de cuerpo muy fuertes y dolor en las articulaciones, y aunque ya está recuperándose, sabe que fue muy afortunada, pero no podría ser lo mismo para alguien más que se contagie.
“Cuando me llamaron para avisarme del contagio, estaba muy asustada. Pero ahora sé que el próximo enfermero que sea contagiado no será tan suertudo. Podrían necesitar hospitalización, e incluso podrían morir”, aseveró.
El hospital dijo en un comunicado que proveería a todos los enfermeros que atienden pacientes con la nueva enfermedad, con mascarillas N95. Y agregó que el hospital ha aumentado su suministro, y desinfecta mascarillas diariamente.
Pero este no es el único lugar en el que miembros de un hospital se han quejado, pues Tennessee, Nueva Jersey, Illinois y más estados también han levantado sus voces para recibir protección de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional.
Esto debido a que no solamente no se les da el material indicado para tratar a los pacientes, pero el llevar material comprado o hecho en casa también ha sido causa de sanciones.
Aunque el CDC dice que no se requiere el uso de los cubrebocas, muchos hospitales han optado por dar lo mejor que pueden a sus trabajadores, ya que la enfermedad es altamente contagiosa.
En su reporte del miércoles, el centro informó que por lo menos 9,200 trabajadores sanitarios han sido contagiados.
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