Condoleezza Rice, quien fue secretaria de Estado de EEUU durante el segundo gobierno de George W. Bush, declaró este viernes que el régimen chino debería rendir cuentas por su manejo del brote de COVID-19.
Rice acusa al gobierno de Xi Jinping de encubrir el comienzo de la pandemia y sostiene que esa maniobra le costó al mundo un tiempo que podría haberse utilizado para prepararse. “Es muy difícil obtener respuestas de China”, dijo la politóloga y ex funcionario en un reportaje con Tom Gilligan, director de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford.
“Los chinos hicieron lo que hacen los regímenes autoritarios. Silenciaron a los que intentaban dar la alarma porque querían tiempo para crear la narrativa que sería bendecida por el Partido Comunista de China, lo que significa que probablemente la información tuvo que ir a Pekín antes de poder decir algo. Es la naturaleza del sistema. Es un problema real”, argumentó Rice.
Y agregó: "¿Puedes imaginarte a esa gente siendo silenciada en los Estados Unidos o Alemania o Brasil? No, se habría sabido al instante que había un problema".
“Los chinos están tratando de crear un contrarelato... para cambiar la narrativa sobre su responsabilidad inicial de no confesar lo que estaba pasando a ubicarse en la posición ‘Nos pusimos al frente de todo y así es como ayudamos al mundo’. Así es como quieren cambiar el relato. No hay que dejar que suceda”, advirtió.
La ex jefa de la diplomacia estadounidense explicó que “si se mantiene el enfoque en cómo comenzó esto, y el papel de China en eso, el régimen se sentirá avergonzado por eso”. Y concluyó: “Si uno deja que enviando equipos de protección personal cambien la narrativa a todo lo que han hecho, probablemente no se logrará progreso”.
En otro pasaje de la entrevista, Rice describió los pasos que ella tomaría para asegurarse de que el régimen rinda cuentas. “Tienes que hablar con los chinos y decirles: ‘No pueden seguir haciendo esto’.Tienen que ser socios más responsables, un poder más responsable, dado su peso ahora en el sistema internacional”.
Y se mostró en contra de imponer sanciones al país, al menos en primera instancia: “no creo que queramos impactar más en el sistema con más sanciones y más guerras comerciales mientras el sistema intenta recuperarse. Así que sin duda probaría ese método primero”.
Estos dichos de Rice están alineados con la postura del gobierno de Donald Trump, que se ha mostrado muy crítico con la manera en que China gestionó la pandemia en el país y cuestionó la transparencia del Partido Comunista de China al respecto. Las críticas fueron respaldadas el viernes por el Reino Unido y Francia, que advirtieron que el país deberá dar explicaciones a sus contrapartes.
Londres advirtió que el gigante asiático deberá responder “preguntas difíciles” tras la crisis sobre la propagación del coronavirus, y aseguró que la cooperación con Beijing no podrá continuar “como si nada hubiera pasado”. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, por su parte, cree que en China “pasaron cosas que desconocemos”.
Estados Unidos también ha puesto en cuestión el origen del virus, que China indica tuvo lugar en un mercado en la ciudad de Wuhan. Tanto Donald Trump como el secretario de Estado Mike Pompeo, y el jefe del Pentágono, Mark Esper, hablaron sobre la versión de que la pandemia comenzó cuando el virus se escapó por accidente de un laboratorio en la misma ciudad.
En una entrevista con Fox News, Pompeo afirmó que el Ejecutivo chino “sabía del virus antes de que se decidieran a dar información al público” y le acusó de ocultar datos.
“Lo que sabemos -aseveró- es que este virus se originó en Wuhan, China. Sabemos que el Instituto de Virología de Wuhan está solo a unas pocas millas de donde estaba el mercado. Hay todavía muchas cosas por saber. Pero deben saber que el Gobierno de EEUU está trabajando diligentemente para resolver esto”.
Por su parte, Esper aclaró que hasta ahora “no hay pruebas concluyentes” que indiquen que el virus se originó en un laboratorio, pero prometió que se investigará.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “hasta la fecha se desconoce la fuente del SARS-CoV-2, el coronavirus (CoV) que causa la COVID-19”. Todos los datos disponibles sugieren que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal, y probablemente en el murciélago, y “no es un virus creado en laboratorio”, de acuerdo a la OMS.
En una rueda de prensa el miércoles, Trump afirmó que “cada vez más y más se está oyendo la historia” del laboratorio chino, pero no ofreció más información. “Estamos haciendo un examen exhaustivo de esta horrible situación para saber qué sucedió”, declaró.
En todo el mundo, más de 2 millones de personas se han infectado y casi 140.000 han muerto por el virus, de acuerdo a la Universidad Johns Hopkins.
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