Rancheros, sheriffs y políticos lideran una rebelión contra la cuarentena en el lejano oeste

Con el argumento de que es un avasallamiento del gobierno sobre los derechos individuales, un grupo de estadounidenses desafía la orden de quedarse en casa en el estado de Idaho

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De izquierda a derecha, Ammon
De izquierda a derecha, Ammon Bundy, el sheriff Daryl Wheeler y la legisladora Heather Scott. Tres rostros de la rebelión contra el confinamiento

Idaho está muy lejos del epicentro de la pandemia de coronavirus en Estados Unidos. Nueva York, en la costa este, suma más de 170.000 infectados y más de 7.800 muertos por Covid-19. Idaho, en la franja occidental del país, registra hasta ahora 1.354 casos positivos y 24 decesos.

Sin embargo, lo que parece poco cuando se comparan números absolutos tiene otra dimensión cuando se tiene en cuenta la población. Con 1.700.000 habitantes, es uno de los estados menos poblados de la unión. Su tasa de contagios es de 77 cada 100.000 personas, mucho menos que los 828 de Nueva York, pero más que los 52 de California, que acumula 20.345 en total y es el cuarto estado con más casos.

Por eso, el gobernador Brad Little —republicano, como todos los gobernadores en los últimos 25 años— siguió a muchos de sus pares a lo largo del país y decretó el 25 de marzo una serie de medidas de aislamiento. Si no quieren ser multados, los ciudadanos tienen que permanecer en sus casas, a menos que trabajen en rubros esenciales.

El presidente Donald Trump escucha
El presidente Donald Trump escucha al gobernador de Idaho, Brad Little, hablar en una mesa redonda sobre desregulación en la Casa Blanca, el 16 de diciembre de 2019. (REUTERS/Kevin Lamarque)

En los estados conservadores, como Idaho, suele haber recelo con las políticas públicas que limitan de alguna manera las libertades individuales, así que cierto nivel de rechazo era esperable. Pero hay un grupo de personas que está haciendo mucho más que expresar su malestar con la decisión. Algunos están amenazando con algo que se parece bastante a una rebelión.

El personaje más visible es Ammon Bundy, un empresario de 44 años que viene de una conocida familia de rancheros en el vecino Nevada, y que se radicó hace poco en la ciudad de Emmet, en el sur de Idaho. Desobedeciendo la prohibición de realizar eventos masivos, organizó la semana pasada una reunión en una fábrica abandonada en Boise, la capital estatal, para comenzar un movimiento contra lo que considera una violación de sus derechos constitucionales.

Desde su punto de vista, el Estado no tiene autoridad para impedirle salir a la calle, reunirse o abrir su empresa. Ni siquiera en nombre de la salud pública, que, a juicio de Bundy, es un asunto del que se debe ocupar cada uno por su cuenta.

Cliven y Ammon Bundy hablando
Cliven y Ammon Bundy hablando en un foro organizado por la Academia Americana de Educación Constitucional (AAFCE) en la Escuela Básica de Burke en Mesa, Arizona (Foto: Gage Skidmore)

“Si las cosas se ponen muy mal y nuestros derechos son infringidos lo suficiente, podemos plantarnos y defendernos físicamente, haciendo lo que tengamos que hacer”, advirtió durante el encuentro. “Esperamos no tener que llegar a eso”, aclaró.

Sus antecedentes son inquietantes. En 2014 participó de la resistencia armada que su padre, Cliven Bundy, lideró en Nevada contra la Oficina de Gestión de Tierras de los Estados Unidos. Cuando funcionarios del organismo quisieron incautar parte de su ganado, que durante más de diez años había pastado en terrenos federales sin permiso, los expulsó con la ayuda otros rancheros armados y de milicias locales. Tras varias semanas de tensión, terminó ganando la batalla, ya que las autoridades se exponían a desatar un conflicto sangriento si insistían en que se cumpliera la ley.

Bundy hijo, que tuvo un papel secundario en aquel episodio, protagonizó su propio alzamiento en 2016. La condena a dos productores por un incendio en tierras federales en Oregon, también vecino de Idaho, fue el pretexto para lanzar un movimiento de protesta contra los presuntos abusos estatales. Creó una organización armada, a la que bautizó Gente por la Libertad Constitucional (P4CF era la sigla original), y el 2 de enero ocupó el Refugio Nacional de Vida Silvestre Malheur.

La toma duró hasta el 11 de febrero, pero se empezó a resquebrajar 15 días antes, cuando Ammon Bundy fue arrestado por agentes del FBI, que lo interceptaron en medio de una escapada que había hecho para dar un discurso en la ciudad de John Day. LaVoy Finicum, uno de sus lugartenientes, iba en otra camioneta y fue abatido luego de resistirse.

En el juicio, dijo que su “única meta era proteger la libertad del pueblo”. Fue absuelto por el jurado. Por más disparatadas y peligrosas que fueran sus acciones, quedó claro en ese momento que había muchas personas dispuestas a acompañarlo o, al menos, a tenerle cierta simpatía.

“Ha habido cierta resistencia pública al decreto de quedarse en casa dictado por el gobernador Little, pero no tiene nada que ver con la agenda de Ammon Bundy. Su movimiento es ajeno a Idaho, porque él se mudó aquí recientemente. El estado tiene un historial de grupos antigubernamentales, como la Nación Aria. Desde el punto de vista de ideológico, tiende a inclinarse hacia la libertad individual en muchos temas y es uno de los más conservadores del país. No obstante, la abrumadora mayoría de los idahoneses apoya la orden de aislamiento”, explicó Trent Rose, profesor de ciencia política de la ciudad de Idaho Falls, consultado por Infobae.

El centro de Boise, la
El centro de Boise, la capital de Idaho (Foto: Patrick Rodriguez)

Si bien posiciones tan extremas como las de Bundy son minoritarias, hay quienes, sin seguirlo a él específicamente, comparten la idea de que el Estado no tiene autoridad para prohibirles salir de su casa. Lo más llamativo del fenómeno es que entre ellos hay también funcionarios públicos, desde sheriffs hasta legisladores.

Idaho es un conocido refugio para ciertos grupos de supervivencialistas y ciudadanos de derecha con mentalidad conspirativa, como Bundy. Hay un fuerte sentimiento libertario en el estado, que tiende a ser muy antigobierno. La Fundación Libertad de Idaho es un grupo de apoyo muy conservador y vociferante, y se ha mostrado públicamente escéptico respecto del confinamiento. Así que no hay duda de que la gente está preocupada por las voces ‘legítimas’ que han expresado esos sentimientos, aunque sin alinearse con Bundy”, dijo a Infobae Charles R. Hunt, profesor de ciencia política de la Universidad Estatal de Boise.

Ammon Bundy habla en el
Ammon Bundy habla en el foro de la Academia de Educación Constitucional (Foto: Gage Skidmore)

“El virus que trata de matar a la Constitución”

El siguiente paso de Bundy en su campaña de resistencia contra el aislamiento es organizar un gran encuentro religioso este domingo, para celebrar la Pascua. Su objetivo es reunir a entre 500 y 1.000 personas, algo que, obviamente, está prohibido.

Esta semana publicó un video de casi 50 minutos en Facebook, en el que llamó a los cristianos a defender sus libertades y condenó a todos los gobiernos del planeta que están dictando cuarentenas. “Buscan destruir la agencia del ser humano (...) hacernos miserables, como ellos, y tener el poder de controlar a la gente de este mundo”, dijo.

“Bundy está haciendo lo que ya ha hecho en el pasado —dijo Rose—. Encuentra lo que él considera una extralimitación del gobierno y la usa para llamar la atención. Esperemos que no llegue en este caso a lo que hizo en 2014 y en 2016, pero ha demostrado su voluntad de ir mano a mano con el gobierno. En los dos casos anteriores tuvo el apoyo de varias milicias”.

La legisladora Heather Scott
La legisladora Heather Scott

Aunque sin vínculos con Bundy y sus iniciativas, varios dirigentes políticos están haciendo planteos similares. Un ejemplo es la legisladora republicana Heather Scott, que desde 2015 ocupa una banca en la Cámara de Representantes de Idaho.

Este camino elegido por el Poder Ejecutivo de Idaho es inconstitucional, antiestadounidense, y no es la manera de Idaho”, escribió en un comunicado, titulado “El virus que trata de matar a la Constitución”. En él llamó a las personas a oponerse. “En una sociedad libre, no es el papel del gobierno decirnos lo que podemos o no hacer (...) Esto no va a terminar hasta que nosotros, como ciudadanos, empujemos”.

También Scott tiene antecedentes controversiales. Durante la campaña electoral en la que sería electa, se mostró posando con la bandera confederada. En 2017 defendió a los supremacistas blancos que organizaban una manifestación en Charlottesville, Virginia, cuando un joven neonazi atropelló y mató a una mujer que participaba de una marcha simultánea contra el racismo.

El sheriff Daryl Wheeler (Bonner
El sheriff Daryl Wheeler (Bonner County Sheriff's Office)

“Lo que pasa en Idaho es que hay un número de legisladores estatales que tienen la misma base de sustentación que gente como Ammon Bundy, y muchos de los partidarios de este se presentan a las elecciones primarias de mayo contra lo que yo llamaría ‘republicanos clásicos’. Supongo que cualquier legislador con miedo a no reunir suficiente apoyo para ganar, respaldaría a Bundy en este momento. La masa antigobierno realmente teme que el Estado Federal use el coronavirus para quitarles libertades. Está convencida de que si no se defiende ahora, las perderá. Esto hace que sea fácil para los políticos ambiciosos capitalizar estos temores”, sostuvo Matthew Miles, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Brigham Young - Idaho, en diálogo con Infobae.

En la misma sintonía que Scott está el pastor Tim Remington, que asumió este año un escaño en la Cámara de Representantes. Cuatro días después de que se prohibieran los eventos masivos, ofició una misa abierta al público, a la que concurrieron decenas de personas. “Acaban de mostrar a todo el mundo en esta nación cómo, a causa de una gripe, ok, pueden quitarte todos los derechos de la Primera Enmienda (que garantiza la libertad de expresión y de asamblea)”, afirmó.

“Aunque el gobernador emitió una orden de permanencia en casa, dejó la puerta abierta a todo tipo de lagunas. En muchas comunidades, los gobiernos locales dijeron que iban a fomentar el cumplimiento, pero que no iban a imponerlo. En nuestra ciudad, por ejemplo, los restaurantes siguen abiertos, por más que solo toman pedidos para llevar. Los trabajadores de la construcción se consideraron esenciales, por lo que toda la industria sigue activa. En resumen, la orden es muy débil y no se cumple tan bien como en otros estados. Esto le da a gente como Bundy la oportunidad de actuar. No han visto que se impusiera nada seriamente, así que no temen meterse en serios problemas”, dijo a Infobae James W. Stoutenrough, profesor de ciencia política de la Universidad Estatal de Idaho.

Un paisaje en Coeur d'Alene,
Un paisaje en Coeur d'Alene, Idaho

Si el decreto no se cumple cabalmente es también porque hay miembros de las fuerzas de seguridad, que son las encargadas de última instancia de garantizar su ejecución, que no están muy convencidos. Hay jefes policiales haciendo planteos parecidos a los de los legisladores.

El que ganó más protagonismo es Daryl Wheeler, sheriff del condado de Bonner, que publicó una carta abierta en la que solicitaba al Poder Legislativo reunirse de urgencia para revocar la orden firmada por Little. “El gobernador ha suspendido la Constitución por su cuenta. Le pido que revierta la dirección que estamos tomando”, opinó. “No creo que haya sido prudente, porque el Covid-19 no se parece en nada a la peste negra”.

“No está muy claro en este momento exactamente cuántos seguidores tiene Bundy —dijo Hunt—. Hay funcionarios públicos que han expresado su apoyo a estos grupos, partiendo de la opinión de que se está exagerando la crisis sanitaria. Pero yo no diría que son tantos. No me sorprendería si el movimiento se reduce y no reúne tantos seguidores el Domingo de Pascua, que es cuando se supone que estos encuentros se llevarán a cabo”.

El templo de Idaho Falls
El templo de Idaho Falls de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Merrill Humberg)

Reducto Americano

Si bien no solo en Idaho hay movimientos muy antigubernamentales, que se oponen a las restricciones ordenadas para disminuir la propagación del virus, hay varias razones por las que estas iniciativas tienen un arraigo especialmente fuerte allí. Idaho fue uno de los últimos estados en sumarse a la unión: recién se incorporó en 1890. Por su geografía montañosa y boscosa, está repleto de lugares de difícil acceso, lo que permite a sus habitantes estar bastante aislados. De hecho, el 38% de la superficie total es propiedad del Servicio Forestal de los Estados Unidos, más que en cualquier otro distrito.

Estas condiciones favorecieron que, a pesar de ser el 14º estado más grande del país, sea el 12º menos habitado. Su población, preponderantemente blanca —menos del 1% es afroamericana—, está repartida en comunidades pequeñas. Boise, la capital, tiene menos de 230.000 habitantes.

Por otro lado, la mayoría de los idahoneses son cristianos y la principal denominación es la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida popularmente como la Iglesia Mormona. A ella pertenecían los primeros colonos. Todos estos son rasgos socioculturales que están históricamente asociados al pensamiento conservador en Estados Unidos, que ve al Estado, especialmente el federal, como una amenaza.

El lago Coeur d'Alene en
El lago Coeur d'Alene en Idaho (Jami Dwyer)

“Hay un tipo especial de mentalidad de frontera en el Oeste montañoso —dijo Miles—. Grandes franjas de Utah, Idaho, Nevada y Arizona fueron colonizadas por los pioneros mormones —cuando la región aún no formaba parte del país— . Estas personas huyeron de los Estados Unidos para establecer su hogar en un lugar que era inhóspito para otros estadounidenses en ese momento. Previamente habían formado comunidades en Missouri e Illinois, pero de allí fueron expulsados por los gobiernos estatales. Así que decidieron asentarse en un lugar que estuviera fuera del control del gobierno federal”.

No llama la atención que, un siglo y medio más tarde, muchos supervivencialistas hayan elegido a Idaho como refugio. Ese movimiento reúne a personas que creen que un gran colapso político y social es inminente —por la causa que sea—, y que deben estar preparadas desde ahora para poder sobrevivir por su cuenta cuando se produzca. Son individuos que, evidentemente, creen en la autopreservación y desconfían profundamente de los gobiernos.

El cañón Cooper's Ferry en
El cañón Cooper's Ferry en Idaho, Estados Unidos (Loren Davis vía AP)

James Wesley Rawles es un escritor supervivencialista que en 2011 empezó a hablar del “Reducto Americano” para referirse a un área en el nororeste del país, compuesta por Idaho, Montana, Wyoming y partes de Oregon y Washington. Rawles sostiene que los conservadores libertarios —oxímoron habitual en la política estadounidense— deben radicarse en esa región para asegurar la preservación de sus valores. No hay estadísticas precisas, pero diferentes reportes publicados en la prensa sugieren que cientos de familias emigraron allí siguiendo sus recomendaciones.

La parte norte de Idaho alberga a varias milicias y grupos supervivencialistas. Sus creencias ideológicas están estrechamente alineadas con la versión moderna del libertarismo en Estados Unidos, que cree que el gobierno no es necesario y que debe mantenerse al margen de prácticamente todos los aspectos de la vida. En general, hay un sentimiento antigubernamental muy fuerte en esa región del país. Parte de esto está relacionado con su topografía, que es montañosa, con una densa cobertura de árboles y un relativo aislamiento. Las personas que sostienen estas creencias tienden a trasladarse allí por esta razón. Idaho, siendo uno de los estados más conservadores del país, ha adoptado este tipo de ideología”, explicó Stoutenrough.

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