En el primer día en que Nueva York pareciera mostrar un dato alentador en su lucha contra el coronavirus -las cifras de nuevas hospitalizaciones se ha aplanado hasta llegar al 1 por ciento- la atención pasa a enfocarse en determinar cual será el nuevo epicentro de la pandemia en Estados Unidos.
La lógica indica que los grandes centros urbanos son los que están en mayor riesgo. Por eso Los Ángeles, Chicago y Miami son los grandes candidatos a suceder a la “Gran Manzana”. De momento, el sur de la Florida está lejos del pico de transmisiones a nivel nacional. En Miami Dade ya se contabilizan 5745 casos positivos y 63 muertes.
No obstante, para evitar que las tendencies se aceleren, las autoridades han tomado distintas medidas de aislamiento social: la implementación del uso de máscaras para quienes vayan a los negocios esenciales que aún quedan abiertos (una disposición tomada en varias de las ciudades del condado de Miami Dade pero no en todas); el pedido de que la gente se quede en sus casas a nivel estatal; la suspensión de clases durante los últimos 20 días o el toque de queda en horas de la noche para la ciudad de Miami son algunas de ellas.
Además, el gobernador Ron DeSantis anunció este jueves que el centro de convenciones de Miami Beach será reacondicionado para convertirse en un hospital y, de esa manera, ampliar la infraestructura sanitaria del estado ante el avance del coronavirus.
El siguiente paso parece ser la suspensión parcial de vuelos, pero el tema enfrenta a dos autoridades locales. El Alcalde de la ciudad, Francis Suarez, lleva una semana pidiéndole al Presidente Donald Trump que suspenda los vuelos que arriban al Aeropuerto Internacional de Miami provenientes de zonas altamente afectadas por el virus. Solo el Presidente tiene autoridad para tomar esta determinación. Pero el Alcalde del Condado Miami Dade, Carlos Gimenez, llamó a la Casa Blanca para pedir que no le dieran cabida a ese pedido.
En medio de un panorama poco alentador, surge una pequeña ventaja. El hecho de que el pico de contagio llegue después que otras regiones -se espera que tenga lugar en las próximas dos semanas- permite tomar lecciones que estas han aprendido. Quizás la más esperanzadora tenga que ver con que el viernes de la semana pasada la FDA (el ente regulador de alimentos y medicamentos en los Estados Unidos) aprobó un nuevo tratamiento experimental para tratar en enfermos de COVID19 en Estado crítico.
Se trata del llamado "plasma convaleciente: un tratamiento que contempla la transfusión de plasma de la sangre de personas que se han recuperado de la enfermedad a otros que están batallando contra ella. Esto así debido a que las personas que superaron el coronavirus generaron anti-cuerpos poderosos para esta cepa capaces de neutralizar el virus o generar una respuesta inmune.
El plasma de estas personas se puede extraer mediante una simple donación de sangre. La prestigiosa clínica Mayo recibió el pasado viernes la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) para liderar los ensayos destinados a probar su eficacia. Y más de 100 hospitales de los Estados Unidos ya están llevando a cabo los esfuerzos. El proceso es aún experimental pero, al estar aprobado por el Gobierno federal, se está realizando cada día con más frecuencia en el sur de la Florida.
Pueden ser donantes de plasma aquellas personas que hayan tenido COVID-19 y que ahora al ser testeados den negativo. El requisito es estar en condiciones físicas que permitan donar sangre, comprobar que el virus ya no esté en su cuerpo y haber superado los síntomas hace al menos 14 días. En Florida, las donaciones de este tipo ocurren en diversos hospitales y centros de salud y están coordinadas por un banco de sangre sin fines de lucro, One Blood.
“Estamos en un momento clave en la lucha contra el coronavirus. Desde One Blood hemos trabajado a contra-reloj para cumplir con las normas impuestas por la FDA para poder recolectar el plasma de quienes superaron el COVID19 para poder implantarlo en los pacientes convalescientes”, dijo Bud Scholl, el Presidente de One Blood, en diálogo con Infobae.
Al consultar al respecto de este tratamiento con el Dr. Paul Adams, jefe del equipo médico de la ciudad de Miami y quien está encarando las recomendaciones científicas para la ciudad, comentó que desde la administración están intentando implementar donaciones masivas. “El esfuerzo está puesto en encontrar a quienes tuvieron el virus y se mejoraron para que ahora ayuden a otros”, nos explicaba el Dr. Adams.
Por el momento la donación de plasma se presenta sólo como una esperanza. Pero, de comprobarse su efectividad, se constituiría en un tratamiento capaz de reducir drásticamente la tasa de mortalidad de una pandemia que ha alterado las bases de la sociedad global.
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