Yolanda Benavides y más de 6.000 familias fueron beneficiadas por el Banco de Alimentos en San Antonio, Texas, que repartió cerca de un millón de libras de alimentos durante la crisis que se vive por la pandemia del coronavirus.
La mujer de 63 años es una de los miles de personas en Estados Unidos que no tienen para comer gracias al letal avance del COVID-19, que no sólo infecta la salud de las personas a su paso, sino que también ha causado cientos de despidos y cierres de negocios, por lo que existe carencia para cubrir las necesidades alimentarias de las familias.
Benavides catalogó la despensa que recibió como un regalo traído por los “ángeles del cielo”, sin el que su familia, conformada por sus cuatro nietos de entre 6 a 17 años y su esposo recién despedido, no podría comer más que arroz y frijoles.
“Esto duele porque siempre he dado y ahora estamos del otro lado”, declaró la mujer discapacitada a San Antonio Express News.
La situación de Yolanda Benavides y la de su familia no es muy diferente a la de otras tantas que ayer recobraron la esperanza al recibir después de varias horas fruta fresca, verduras y otros productos no perecederos por parte del Banco de Alimentos en San Antonio, cuyos voluntarios vivieron un día caótico de entrega que se hizo en medio de un estacionamiento abarrotado de automóviles.
En las imágenes quedaron registradas las largas filas que hicieron cerca de 10.000 familias que se congregaron en el estacionamiento en Traders Village para recibir apoyo del centro de beneficiencia texano y no morir de hambre ante el desbasto en supermercados o porque fueron despedidos de sus actividades laborales.
Los voluntarios del lugar comentaron que para recibir el apoyo se registraron previamente sólo 6.000 hogares, pero al finalizar el día podrían haber dado hasta 10.000 ayudas.
“Hoy fue difícil”, dijo el presidente y CEO del Banco de Alimentos, Eric Cooper, quien añadió que ésta fue la mayor distribución que han realizado en un solo día dento de los 40 años de historia de la organización sin fines de lucro: “Nunca hemos ejecutado una demanda tan grande como ahora”.
Cooper no se explica cómo pudieron surtir tanta demanda, pero reconoció que no podían dejar a tanta gente sin un alimento: “Los peces y panes pasaron de 5,000 a 10,000, y realmente no quedaba mucho... Fue un milagro que pudiéramos hacer lo que hicimos”.
Los responsables de la ONG determinaron quienes sí necesitaban la ayuda, pero aceptaron que conforme avanzaron las horas llegaron personas sin registro que no tenían ni para comer, por lo que acabaron el reparto pasadas las 18 horas del pasado jueves.
“Tratamos de calificar a las personas en el sitio porque hubo algunas personas que se presentaron que no calificaron... pero luego hubo quienes se presentaron y dijeron: ‘Escuché que esto estaba sucediendo. No sabía que tenía que registrarme, pero necesito comida. Soy empleado de un hotel y me despidieron’. Esas son las historias que escuchamos de muchas personas que se presentaron”, reiteró el CEO.
Eric Cooper teme que no se den abasto ante tanta demanda de alimentos, aunque intentarán continuar con el reparto de dar a las familias “la canasta de comestibles más grande posible”.
Muchos de los necesitados llegaron al estacionamiento desde las 18:00 horas del pasado miércoles, por lo que acamparon en el lugar hasta poder recibir los paquetes con bolsas de frijoles, enlatados, productos frescos, leche y otros suministros.
“Simplemente te rompe el corazón. No es lo que quieres ver", relató Brian Billeck, gerente de marketing de Traders Village, de la escenas que presenció ayer.
En Estados Unidos hay 488.045 casos confirmados de coronavirus, de estos 27.408 recuperaron la salud y 17.924 fallecieron.
MÁS SOBRE ESTE TEMA