Blaire Guirdry está acostumbrada a lidiar con despedidas. Es enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico Ochsner en Nueva Orleans, que, al igual que la vasta mayoría de los otros hospitales del país y el mundo, ha visto en los últimos días un aumento significativo de pacientes con coronavirus.
Por eso, cuando la esposa de uno de sus pacientes gravemente enfermo por coronavirus optó por no ir a visitarlo, la sorpresa la embargó. La esposa le dijo que no iría para no gastar un barbijo y la vestimenta de protección, elementos que se han vuelto tan claves como escasos durante el pico de la pandemia.
Para Guidry fue un respiro y, por primera vez en muchas semanas, sintió que esta vez alguien la estaba cuidando a ella.
“Podría haber venido, si es el final de la vida y estamos apagando las máquinas, el cónyuge y los hijos inmediatos tienen permiso de estar”, contó Guidry, de 26 años, a la revista People. “Pero sabía que tendría que usar un barbijo si venía, y no quería quitarnos una sabiendo cuánto necesitamos ese equipo”.
“Fue tan desinteresado que me hizo llorar”, agregó.
El esposo de la mujer fue el primer paciente con coronavirus de Guidry en el Centro Médico Ochsner. “Tenía 70 años y no estaba bien. Su esposa me llamaba todos los días y me decía que no sabía cómo lidiar con la situación: estaba sentada allí en su casa, llorando “, cuenta. "Hasta que él falleció”.
Guidry dice que toda la UCI de su hospital está repleta de pacientes con coronavirus y que el equipo es escaso; por eso, a los trabajadores que se encuentran en la primera línea de atención se les dice que reutilicen sus máscaras y sus batas protectoras.
“Nuestra unidad tiene la tasa de mortalidad más alta en el hospital. Pero esto es un tipo diferente de muerte, en soledad, triste y emocionalmente agotadora ”, dijo. “Lo más difícil es para los pacientes que no pueden estar con sus familias. Y para nosotros tampoco es fácil, porque también cuidamos a las familias. Solamente pueden llamarnos llorando”.
Ese agotamiento es un sentimiento compartido por Jaime McElmon, otro enfermero de cuidados críticos en el Sutter Health Hospital en San Francisco. McElmon le contó a People que él y sus compañeros de trabajo se han visto afectados por una inminente sensación de miedo mientras se reportan a trabajar todos los días.
“He sido enfermero por mucho tiempo, siempre en cuidados críticos. He tenido pacientes que me golpearon o me tiraron botellas de orina”, relató. “Pero este es un miedo diferente. Porque esto fue inesperado. Nadie estaba preparado para esto".
McElmon, de 40 años, dice que su hospital ha estado racionando suministros mientras se preparan para recibir un aumento de pacientes, y que debido a la escasez de suministros, ha tenido que usar una misma máscara durante más de un día.
“Los pacientes saben que ahora tenemos miedo: el racionamiento de suministros, algunos de nosotros con bolsas de basura [porque no hay suficientes batas estériles]”, contó, haciendo referencia a otros hospitales que han tenido que recurrir a esas medidas.
El jueves por la tarde, la cantidad de casos positivos de coronavirus registrados en los Estados Unidos superó los 236.000, prácticamente un cuarto de la global, que supera el millón. Las cifras se desprenden del sitio web especializado de la universidad Johns Hopkins, que provee estadísticas del avance de la pandemia a nivel global en tiempo real.
El país se ubica al tope de la lista mundial de transmisiones anunciadas, con más del doble de aquellas registrados por Italia, segunda con más de 115.000.
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