En épocas de pandemia se tienen que tomar medidas extremas para evitar la propagación de un virus, y esto es lo que está pasando en la ciudad de Nueva York, en donde se liberaron a 900 reos “no violentos”.
En un intento por controlar los contagios en la popular ciudad, el alcalde Bill de Blasio hizo un anuncio este martes, después de que se confirmaran contagios entre guardias y presos dentro de la cárcel de Riker’s Island, según el portal de Vice. Esta cárcel también es la más conocida en la ciudad por su reputación de abuso y descuido en contra de los detenidos.
La tarde del lunes pasado, el médico a cargo dentro de las instalaciones de esta cárcel, Ross MacDonald, usó su cuenta de Twitter para comunicar cómo se ve la situación dentro de las instalaciones de la cárcel, y las calificó como un desastre de salud pública.
“Hoy hay cerca de 200 casos confirmados cuando hace solo 12 días tuvimos el primero. En ese espacio de tiempo, hemos movido montañas para proteger a nuestros pacientes”, explicó el doctor.
Esto fue corroborado por el análisis de un grupo de ayuda, el cual explicó que la tasa de infección dentro de la cárcel es siete veces más alto que el de la ciudad de Nueva York, la cual está denominada como el epicentro de infección de todo Estados Unidos.
“Esta no es una crisis generacional de salud pública, sino una crisis de una magnitud que ninguna generación que vive hoy ha visto jamás. Es posible que nuestros esfuerzos frenen este crecimiento, pero como médico debo decirle que es poco probable. No puedo tranquilizarles de algo que solo desean que sea verdad”, agregó MacDonald.
Han pasado semanas desde que grupos humanitarios comenzaron a llamar la atención de la ciudad para sacar a los presos más vulnerables de la cárcel, incluso antes de que el COVID-19 llegara dentro de cualquiera de estas instalaciones.
Por su parte, el médico de Riker’s Island, escribió que tratará de ayudar a todos los reos, sin embargo cree que es una situación muy difícil de controlar, por lo que también tendrán que hacer uso de los hospitales y sus instrumentos.
“Puedo asegurarles a mis pacientes que les brindaré la mejor atención posible, pero esperamos que el 20% de los infectados necesiten nuestros hospitales sobrecargados y el 5% necesitarán ventiladores que muchos otros ciudadanos también necesitarán. No puedo presumir de decirles cómo hacer su trabajo, pero tampoco deben presumir que son expertos en salud correccional o correcciones. Estoy levantando esta alarma por una razón. Simplemente pido que en este momento de crisis el enfoque permanezca en liberar a tantas personas vulnerables como sea posible”, finalizó MacDonald.
El número de liberados fue casi el triple de la cantidad anunciada el pasado viernes (375). La gente que fue considerada para liberación fueron personas de la tercera edad o que tenían enfermedades que los hicieran particularmente vulnerables al nuevo coronavirus, así como gente que fue detenida por ofensas no violentas o violaciones de libertad condicional.
De Blasio anunció la semana pasada que aunque serían cientos liberados, aquellos que fueron sentenciados por violencia doméstica no serían elegibles para quedar en libertad.
“Es una dinámica muy complicada, literalmente, nunca la hemos tratado antes. Estoy escuchando toda la información […] Pero quiero dejar muy claro que estoy tomando las decisiones finales, tomando en cuenta los consejos de todas estas fuentes diferentes y haciendo lo que creo que es lo correcto para esta ciudad”, agregó.
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