La Cámara de Representantes estadounidense aprobó este sábado de madrugada, por amplia mayoría, un paquete de medidas para frenar el impacto del coronavirus en el país.
A pesar de las tensiones por la campaña presidencial, republicanos y demócratas lograron llegar a un acuerdo, como les había pedido el presidente Donald Trump.
El texto, adoptado por 363 votos a favor y 40 en contra, en una cámara controlada por los demócratas, será ahora examinado por el Senado, donde hay mayoría republicana.
“Estamos orgullosos de haber llegado a un acuerdo con la administración para resolver grandes desafíos”, escribió la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a su grupo parlamentario.
Según Pelosi, el texto incluye “la detección gratuita para cualquier persona que necesite someterse a una prueba, incluidas las que no tienen seguro”, así como una baja por enfermedad de “urgencia” con “dos semanas de baja y hasta tres meses por razones familiares o médicas”.
Estados Unidos no tiene un sistema de cobertura universal para la salud y millones de estadounidenses no tienen seguro. Muy pocos empleados tienen acceso a bajas por enfermedad pagadas.
Este contexto hace más vulnerable el país a la epidemia porque muchas personas no pueden dejar de trabajar para quedarse en casa.
El texto aprobado por la Cámara de Representantes también facilita el acceso al seguro por desempleo así como a los bonos alimentarios, en particular para los niños que no pueden ir a la escuela para evitar la propagación.
También prevé fondos federales para financiar el programa “Medicaid” que cubre los gastos sanitarios de la población más modesta.
Tras el voto de la Cámara de Representantes, para entrar en vigor, el texto tendrá que ser aprobado por el Senado, que no se reunirá hasta el lunes, y luego tendrá que ser firmado por Donald Trump.
El plan de apoyo fue anunciado el lunes por Donald Trump, que ha convertido la economía en uno de los ejes de su campaña presidencial, y luego fue discutido con los demócratas.
Estado de urgencia
El presidente declaró el viernes el estado de urgencia en una conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca, anunciando un “fuerte aumento” de las capacidades para poner a prueba el virus en Estados Unidos en el marco de “una nueva asociación con el sector privado”.
También prometió ayuda federal para los préstamos a los estudiantes, que suponen una carga financiera importante para los trabajadores estadounidenses en su primeros años de carrera.
Por otra parte se aumentarán al máximo las reservas estratégicas de petróleo de Estados Unidos. El presidente dice haber “pedido al secretario de Energía comprar a buen precio grandes cantidades de petróleo bruto para almacenarlo en Estados Unidos”.
El viernes, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, aseguró que la administración quería ayudar en prioridad a las pequeñas y medianas empresas que son las más vulnerables a causa del importante freno de la actividad.
Las compañías aéreas, duramente afectadas a causa a las prohibiciones de vuelo, también recibirán ayudas. “Vamos a inyector dinero”, indicó.
Donald Trump prohibió a los viajeros no estadounidenses entrar en Estados Unidos durante treinta días a partir del espacio europeo Schengen.
El presidente también dijo querer ayudar a las empresas de cruceros pero anunció al mismo tiempo la suspensión de los cruceros hacia el extranjero durante 30 días.
Steven Mnuchin intentó por su parte tranquilizar a la población, asegurando que el coronavirus es un problema económico “a corto plazo”, a diferencia de la crisis financiera de 2008, “que no sabíamos cuando iba a terminar”.
“Pero lo superaremos y la economía será entonces más fuerte que nunca”, aseguró.
Con información de AFP
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