El Boeing 737 MAX, obligado a permanecer en tierra desde hace casi un año, es un avión “básicamente defectuoso y peligroso”, lo que demuestra la necesidad de reformar las leyes y reglamentos relacionados con la certificación de aviones comerciales, consideró el viernes el Comité de Transporte del Congreso estadounidense.
“El hecho de que varios errores de diseño técnico o errores de certificación hayan sido considerados ‘conformes’ por la FAA (Administración Federal de Aviación) ilustra una necesidad crucial de reformas legislativas y regulatorias”, dijo en las conclusiones de su informe preliminar presentado el viernes.
“La revisión de certificación de los Boeing 737 MAX fue extremadamente insuficiente y la FAA falló en su obligación de identificar problemas de seguridad claves”, afirmó la investigación preliminar llevada a cabo por la Cámara de Representantes de EEUU tras los accidentes mortales del pasado año.
El reporte criticó, además, la" cultura de encubrimiento" en el seno de la compañía aeronáutica así como la excesiva influencia de Boeing en la agencia reguladora federal que evitó análisis más exhaustivos.
La investigación, iniciada en marzo de 2019, ha sido realizada por el Comité de Transporte de la Cámara de Representantes.
Desde que se suspendieron los vuelos de los 737 Max hasta que Boeing decidió cesar su producción el mes pasado, la empresa ha fabricado unas 400 unidades de este avión.
Boeing prohibió la entrega de este modelo después de que las autoridades prohibieran los vuelos del avión tras dos accidentes mortales en Indonesia y Etiopía en los que fallecieron 346 personas.
Mientras las agencias reguladoras y Boeing tratan de resolver los problemas del 737 Max, ninguna aerolínea espera que vuelvan a estar operativos para la temporada de verano.
El pasado año, The New York Times denunció en un extenso reportaje los bajos niveles de calidad en la producción de Boeing, y señaló que había descuidado sus procesos de producción, especialmente en su planta de Charleston (Carolina del Sur), inaugurada en 2009.
"En la última década, su fábrica, donde se fabrica el modelo 787 Dreamliner, se ha visto asolada por una producción de escasa calidad y una débil supervisión que han amenazado con comprometer su seguridad", afirma el texto del rotativo neoyorquino.
El medio afirmó entonces haber revisado cientos de paginas de correos internos, documentos corporativos y registros federales, y haber entrevistado a docenas de actuales y antiguos empleados para llegar a esta conclusión.
Apuntaron además que existe una cultura empresarial en Boeing en la que se valora la rapidez de la producción por encima de su calidad, y que el fabricante de aviones presiona a sus empleados para trabajar velozmente a la vez que ignora algunas de las preocupaciones que se plantean.
El artículo revela cerca de una docena de quejas presentadas a organismos reguladores estadounidenses por parte de trabajadores de la empresa por cuestiones de seguridad en las que se describen problemas como producción defectuosa, escombros en los aviones o presiones recibidas para no informar sobre violaciones de la reglamentación.
Con información de AFP y EFE
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