El futuro de la campaña presidencial de la senadora Elizabeth Warren estaba en serias dudas luego de terminar en una débil tercera posición en las primarias demócratas en su estado, Massachusetts, el martes.
El jefe de campaña de Warren, Roger Lau, envió un correo electrónico a sus colaboradores en el que expresó que el equipo estaba “decepcionado con los resultados” del Supermartes y que la candidata progresista decidiría su camino a seguir en los próximos días.
“Ahora se tomará un tiempo para pensar en la forma correcta de continuar esta pelea”, escribió Lau, Citado por el diario The Washington Pot. Además, añadió que Warren es consciente de los altos riesgos. “Esta decisión está en sus manos, y es importante que ella tenga el tiempo y el espacio para considerar lo que viene después”, escribió.
El equipo de campaña de Warren todavía esperaba resultados adicionales para determinar cuántos delegados había ganado de los 14 estados que votaron el martes. Los primeros resultados mostraban que logró solo 36 de los 1,357 delegados en juego, aunque ese número podría aumentar a medida que California, que proporciona el mayor número de delegados, continúe procesando sus resultados.
En Massachusetts, Warren acabó por detrás del ex vicepresidente Joe Biden, quien ganó las primarias en el estado, y del senador de Vermont, el también progresista Bernie Sanders, que el fin de semana pasado congregó a más de 10.000 personas en un mitin en Boston Common, a unos kilómetros de la casa de Warren cerca de la Universidad de Harvard.
Sin embargo, durante una charla con sus seguidores en Detroit tras los resultados, Warren parecía decidida a mantenerse en la carrera, al menos por ahora. Allí, se presentó como “la mujer que va a derrotar a Donald Trump”. “No se obtiene aquello por lo que no se lucha. Estoy en la pelea”, agregó.
La campaña de Warren presentaba todos los indicios tempranos para el éxito -números robustos en las encuestas, una impresionante recaudación de fondos y una organización a nivel nacional- pero se vio arrinconada por Sanders, quien tiene una inamovible base de seguidores entre los progresistas a los que ella tiene que convencer. Antes del Supermartes, el equipo de Warren dijo que apostaba por una Convención Demócrata disputada y ella parecía dispuesta a llegar a la reunión con una notable desventaja en el conteo de delegados.
El miércoles, durante una conferencia de prensa de Sanders en la que hizo un balance de los resultados, el senador por Vermont fue consultado sobre la posibilidad de que Warren desista de su candidatura y le muestre su apoyo.
“Hablamos hace unas horas. Me dijo que no tomó ninguna decisión aún. Creo que es importante que respetemos los tiempos y la decisión de Warren, a quien conozco hace muchísimos años”, respondió Sanders.
Mientras tanto, la senadora por Minnesota Amy Klobuchar se retiró el lunes, junto a Pete Buttigieg, el ex alcalde de South Bend, Indiana, para respaldar la renacida candidatura de Biden. Este fue un giro inesperado en un partido que utilizó los votos y la energía de las mujeres para retomar el control de la Cámara de Representantes, fundamentalmente con candidatas, hace apenas dos años.
La campaña de Warren comenzó con la enorme promesa de que podría mantener ese impulso a la carrera por la Casa Blanca. El verano pasado, reunió a decenas de miles de partidarios en Washington Square Park, Manhattan, una escena que se repitió en lugares como el estado de Washington y Minnesota.
Warren, de 70 años, pareció acertar al plantear la idea de que los aspirantes demócratas más moderados, incluido Biden, no eran lo suficientemente ambiciosos como para anular las políticas de Trump y dependían demasiado de los asesores políticos y de las variables encuestas.
Pero Warren no ha sido capaz de consolidar el respaldo del ala más liberal del Partido Demócrata frente al otro progresista en la contienda, Sanders. Ambos respaldan la atención médica universal patrocinada por el gobierno, la gratuidad de las matrículas universitarias y una agresiva lucha contra el cambio climático, y renuncian a grandes actos de recaudación de fondos en favor de las pequeñas donaciones a través de internet.
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