A bordo de la limusina presidencial, Donald Trump inauguró la histórica carrera de la Nascar, las 500 millas de Daytona, en una ceremonia soleada en la que estuvo acompañado por su esposa y primera dama de los Estados Unidos, Melania Trump.
El mandatario dio la bienvenida a los fanáticos del evento mientras volaba sobre el autódromo en el Air Force One, y aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Daytona, a unos 100 metros del circuito.
Antes de pronunciarse como mariscal del evento, el mandatario dio una vuelta completa por el óvalo en la limusina presidencial, apodada La Bestia, antes de que iniciara la competencia en una de las pistas más populares de EEUU.
Trump afirmó al llegar al autódromo que las 500 millas de Daytona es una “exhibición legendaria” y la catalogó como “pura gloria estadounidense”.
“No hay mayor emoción que unirme al centro mundial de las carreras”, declaró Trump. “Para todos los pilotos, técnicos y equipo de boxes hoy aquí, buena suerte y que gane el mejor equipo. Dios lo bendiga, Dios bendiga a nuestros militares, Dios bendiga a nuestros veteranos y Dios bendiga a Estados Unidos. Que tengan una gran carrera”, agregó en el discurso previo a la competencia.
Trump se convirtió en el segundo presidente en asistir a las 500 millas de Daytona. Anteriormente lo hizo George W. Bush, también republicano, en 2004. El mandatario tuvo a su cargo pronunciar las famosas palabras de arrancada de la competencia, uno de los acontecimientos deportivos del año más seguidos por televisión por aficionados de todo el país.
“No importa quién gane”, le dijo a la multitud, “lo que más importa son Dios, la familia y el país”.
También agradeció a los hombres y mujeres de las fuerzas armadas, que esta jornada volaron seis aviones de combate antes de comenzar la carrera.
“El caucho arderá, los fanáticos gritarán y la gran carrera estadounidense comenzará”, dijo Trump.
“¡Caballeros, enciendan sus motores!”, exclamó el mandatario ante el micrófono del circuito ovalado de Florida, uno de los más famosos del país, para dar salida a los 40 pilotos de esta prueba. Los conductores acto seguido arrancaron las máquinas de veloces vehículos Chevrolet, Ford y Toyota, con diseño igual a los de diferentes modelos de estas marcas fabricadas en serie.
Daytona Beach, convertida en los últimos años en la meca de la velocidad, construyó un circuito con forma de óvalo en 1936, cuyo trazado pasaba la mitad sobre asfalto y la otra mitad sobre arena. Este autódromo fue reemplazado en 1959 por el actual Daytona International Speedway, que desde entonces es un símbolo de este deporte en Estados Unidos, además del circuito donde se disputan las 500 millas de Indianápolis.
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