El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, acusó el jueves al presidente Donald Trump de obstaculizar el trabajo del Departamento de Justicia, y le instó a dejar de tuitear sobre casos judiciales en curso.
Los tuits de Trump “hacen que sea imposible hacer mi trabajo”, dijo Barr en una entrevista con ABC News, y agregó: “No puedo hacer mi trabajo aquí en el departamento con un comentario de fondo constante que me debilita”.
“Creo que es hora de dejar de tuitear sobre casos penales del Departamento de Justicia”, señaló.
Barr debe testificar ante el Congreso el próximo mes en medio de acusaciones de que decidió, supuestamente presionado por Trump, desautorizar a sus propios fiscales y buscar una sentencia más leve para el consultor político republicano Roger Stone. Stone era un estrecho ex colaborador del presidente que ha sido declarado culpable de siete cargos por su implicación en la llamada trama rusa.
En ese cuadro, y en aparente protesta contra la interferencia política del presidente, cuatro fiscales del Departamento de Justicia renunciaron al caso esta semana, después de que Trump lanzara varios ataques en Twitter contra el Departamento de Justicia, que dirige Barr, por el caso Stone.
Trump ha negado que sus tuits sobre el caso Stone —en los que ataca la dura sentencia original de 87 a 108 meses de prisión recomendada para Stone y apoya a Barr después de que la sentencia se redujera en más de la mitad— supongan una injerencia política.
En concreto, horas antes de la salida de esos fiscales, Trump calificó de “horrible y muy injusto” el plan del Departamento de Justicia para pedir entre siete y nueve años de cárcel para Stone.
“Los crímenes reales se cometieron en el otro lado, y a ellos no les pasa nada. ¡No podemos permitir este error en la justicia!”, escribió Trump en su cuenta de Twitter sin explicar a qué delitos se refería.
En reacción a esos tuits, unas horas después, el Departamento de Justicia actualizó su recomendación de sentencia para Stone, y aunque no precisó una cifra exacta de meses o años de cárcel, sí afirmó que la pena solicitada anteriormente “podría considerarse excesiva y no ajustada a las circunstancias”.
Consultado sobre si había hablado con Trump sobre las recomendaciones en el caso Stone, Barr respondió: “Nunca”. “Estoy feliz de decir que, de hecho, el presidente nunca me ha pedido que haga nada en un caso penal”, aseguró.
A la pregunta de si estaba preparado para las repercusiones que puede haber por hablar en contra de Trump, Barr respondió: “Por supuesto”.
“No voy a ser intimidado o influenciado por nadie”, dijo, “ya sea el Congreso, los consejos editoriales de los periódicos o el presidente, voy a hacer lo que creo que es correcto”.
Estas supuestas presiones de Trump al Departamento de Justicia, que en teoría es independiente, ha provocado las críticas de la presidenta de la cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
"Esto supone un abuso de poder en el que el presidente está tratando otra vez manipular la aplicación de la legislación federal para su beneficio político. El presidente es lo que es: cree que está por encima de la ley y no tiene respeto por las reglas", dijo este jueves Pelosi en su rueda de prensa semanal.
La demócrata lamentó, además, que los republicanos no “alcen la voz” contra la “aberración” que representa esta supuesta interferencia por parte del presidente en decisiones judiciales.
Se espera que un juez del Distrito de Columbia dicte sentencia contra Stone la semana próxima.
Con información de AFP y EFE
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