Las dos partes involucradas en el juicio político al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dieron hoy con sus alegatos finales y culminaron la última etapa previa a la votación de los cargos, que tendrá lugar el miércoles.
Todo indica que Trump será absuelto, considerando que el partido republicano cuenta con mayoría en la Cámara Alta y sus miembros se han alineado firmemente detrás de la estrategia legal del Presidente: se han negado a revisar nueva evidencia o citar testigos propuestos por los demócratas.
Al igual que lo hicieron durante el transcurso del proceso, los demócratas -impulsores del proceso- aseguraron que Trump es culpable de los delitos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, y llamaron a sus colegas republicanos a votar por su destitución. En contraste, la defensa del Presidente reiteró que la iniciativa tiene objetivos políticos ulteriores y busca condicionarlo en su camino a la reelección.
“Cuando un presidente intenta coaccionar a un aliado para que lo ayude a hacer trampa en nuestras elecciones, y luego trata de encubrir el asunto, debemos decir basta”, dijo Adam Schiff, líder del equipo de siete representantes -managers- que lleva adelante la acusación.
“No se puede confiar en que este presidente haga lo correcto”, dijo. “Él no va a cambiar y ustedes los saben”, agregó, y cifró en “100%” la probabilidad de que Trump “continúe intentando hacer trampa” para ganar las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Pero “la verdad es importante para ustedes. Lo correcto es importante para ustedes. Ustedes son decentes, no son como él”, apuntó, instando a los senadores a decir “basta”, sentenció.
La sentencia final contra las aspiraciones demócratas tuvo lugar el viernes, cuando no consiguieron torcer suficientes voluntades republicanas para lograr escuchar nuevos testigos en el recinto. En particular, buscaban el testimonio del ex asesor de seguridad nacional, John Bolton, quien en el manuscrito de su futuro libro dio a entender que las acusaciones tenían asidero.
Sin embargo, los demócratas solo consiguieron el apoyo de dos de los cuatro senadores republicanos que habían insinuado que existía la posibilidad de votar a ese respecto. Susan Collins, de Maine, y Mitt Romney, de Utah, votaron a favor, mientras que la representante de Alaska, Lisa Murkowski, y Lamar Alexander, de Tennessee, se mantuvieron junto a su bloque en una defensa cerrada del Presidente.
Este último concedió la veracidad de los hechos imputados, pero negó que fueran lo suficientemente graves para removerlo de su puesto: "Fue inapropiado que el presidente le pidiera a un líder extranjero que investigara a su oponente político y retuviera ayuda económica para alentar esa investigación. Pero la Constitución no le da al Senado el poder de remover al Presidente de su cargo y prohibirle competir en las elecciones simplemente por acciones que son inapropiadas”, expresa un pasaje de su declaración.
En concreto, Trump fue acusado de retener fondos destinados a proveer ayuda militar a Ucrania para presionar al gobierno a investigar al ex vicepresidente Joe Biden, posible rival de Trump en las elecciones que tendrán lugar a fin de año. Trump siempre ha negado que sus acciones representaran ofensas criminales.
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